A LA MITAD DEL FORO
Minuto de silencio y un siglo de ausencia
El Papa acapara el poder mediático
Ya entonan el réquiem por la democracia
Tomas de posesión en Hidalgo y Guerrero
Ampliar la imagen Exhibici�e la ropa donada por el Papa a la Bas�ca de Guadalupe FOTO: Jos�ntonio L�
AYER SABADO, A las 21 horas con 37 minutos, tiempo de Roma, murió Juan Pablo II. El martillo de plata destruyó el sello papal del "anillo del pescador" y empieza ya el proceso del cónclave que elegirá al nuevo vicario de Cristo. La una y media de la tarde en México. País "muy importante para mí, pues gracias a esta nación me abrieron las puertas en mi tierra natal, Polonia", dijo Karol Wojtyla a Carlos Salinas el 7 de mayo de 1990. Comunista entonces el régimen de su tierra natal. Laico el de nuestra República, con las hondas heridas y profundas divisiones de las guerras religiosas que marcaron nuestro proceso histórico.
JOSE LOPEZ PORTILLO invitó a Juan Pablo II. "Visita pastoral" y no visita oficial, dirían las lenguas de madera de la revolución que degeneró en gobierno. Las medallitas y los escapularios hicieron el milagro a una oligarquía que rezaba el rosario y aprendía a administrar su abundancia en bancas, aulas y ambiciones compartidas. Paradójicamente, ni Luis Echeverría, ni José López Portillo, ni Miguel de la Madrid trozaron el hilo conductor Reforma y Revolución del moderno Estado mexicano. Yo no me eduqué en escuelas confesionales; mi familia es liberal, progresista, de izquierda; yo sí puedo restablecer relaciones diplomáticas con el Vaticano y hacer las reformas constitucionales que modifiquen las relación Iglesia-Estado sin que me acusen de "mocho", presumía entonces Carlos Salinas de Gortari.
MALA PASADA QUE les jugó y repite ahora el paso del tiempo a los conversos del perredismo decididos a cambiar liderazgo moral por caudillaje tropical. "El innombrable", el que asumió la Presidencia de la República entre amagos de crisis constitucional y ante la movilización callejera incontenible, cedió a la vanidad del origen y reformó lo que Juan Pablo II llamara "una legislación tan restrictiva contra la Iglesia católica". Ayer sábado recordaba José Carreño Carlón en páginas de La Crónica el encuentro de estos hombres con vocación y voluntad del poder. No hay casualidades en la memoria. Hay causalidades en la desmemoria. El vuelco vino con el giro a la derecha, con el rechazo a la igualdad al amparo de la democracia sin adjetivos y de un abstracto estado de derecho que no se reconoce en el imperio de la ley. Veintiséis años de papado los de Juan Pablo II. Cinco lustros de crisis económica y estulticia rampante de las clases dominantes en la República nuestra.
LOS CONTENDIENTES DE la sucesión que se adelantó y se pasmó en la polarización política y crispación social, sobreviven bajo las luces del ágora electrónica; aceptan el juicio inapelable de la televisión por que le tienen miedo. Prefieren el yugo mediático, ser rehenes de la imagen. "Sólo es verdad lo visto en la televisión", dicen los discípulos de MacLuhan y los deslumbrados por el fetichismo del video que inmortaliza los 15 minutos de fama que profetizó Andy Warholl. Llegó la hora del choque de trenes; se resolvió la incógnita del juicio de procedencia por el presunto desacato a orden judicial; marcharon rumbo al Congreso de la Unión las masas del ¡no al desafuero! Imagen virtual de la mayoría democrática conforme al recuento cotidiano de las encuestas.
PERO LA ATENCION de los poderes mediático-espectaculares se concentró en el milenario y terrenal poder de la Iglesia católica, apostólica y romana. En la larga agonía de Juan Pablo II, vicario de Cristo en la Tierra durante más de un cuarto de siglo. En San Lázaro se levantó el cadáver del juicio de procedencia y las cámaras de la televisión se ausentaron del milagro. Los cardenales ya volaban a Roma. La fe del carbonero se impuso a la lógica parlamentaria y en el Senado de la República, Diego Fernández de Cevallos, el que únicamente ante Dios se humilla, pidió un minuto de silencio por la muerte del Papa. No se tomó la molestia de solicitar confirmación a la noticia de esa "muerte". Afuera, rumbo al palacio de invierno, los incondicionales de Andrés Manuel López Obrador se desgarraban las vestiduras. Y los de la torpe retórica insistían en hablar de "golpe de Estado".
CURZIO MALAPARTE EN argumentaciones de abogados y previsiones de empresarios émulos de Casandra. Golpes a la democracia incipiente que tanto prometía a los del hartazgo, cuyos votos útiles cruzaron el pantano del cambio sin mancharse con la continuidad incuestionable de la política económica y las voluntades coincidentes del priato tardío y el mesianismo alternante en el giro a la derecha que empezó con la "victoria cultural" y prosiguió con la puesta en escena del Yunque y la mojigatería de la ultraderecha que traduce la verborrea en griterío de ignorancia supina. Manuel Espino es verbo turbio de tozudez reaccionaria. La Procuraduría General de la República (PGR), denuncia, siembra cargos para perjudicar al Partido Acción Nacional (PAN). El sonido y la furia acentúan los desvaríos de Vicente Fox.
AL CONSIGNAR LA PGR al que fuera director en la Coordinación de Giras de la Presidencia de la República, indiciado por supuestos vínculos con el narcotráfico, el presidente Fox declara que tiene "la certeza de que las instituciones del país garantizarán (que Nahúm Acosta) tendrá un juicio imparcial". El fenómeno mediático puede agradecer la ausencia de los medios, atentos a lo que sucedía en Roma y ajenos a las penurias del combate intestino desatado por el alto vacío. Hubo sordina para la desmesura tropical y López Obrador dijo que "esto apenas comienza". Porque el diputado Horacio Duarte, entre otros, evocaba a Victoriano Huerta. Y la Técnica del Golpe de Estado apabullaba la lógica parlamentaria.
EN LA CALLE, EN sesudos análisis transmitidos por las ondas hertzianas, se daba por hecho el desafuero de Andrés Manuel López Obrador. La sección instructora resolvió que "ha lugar a proceder". Y entregó su dictamen al presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones, para que éste, en un lapso de 24 horas, fije fecha y cite al pleno al juicio de procedencia en el que han de votar si es o no desaforado el jefe de Gobierno del Distrito Federal. Todavía no se reúne el pleno y el coro de la tragedia ya entona el réquiem por la democracia: "Lo han desaforado, lo han inhabilitado, lo han privado de sus derechos civiles y han violentado la voluntad popular al impedir a los ciudadanos votar por el candidato al que las encuestas muestran en primer lugar".
Y EN EL umbral del dantesco escenario de la movilización de masas convocadas a combatir al golpismo huertista, Santiago Creel convoca a "no entrar al debate de las descalificaciones ni tampoco alentar la confrontación". Los predicadores del evangelio según el sub Marcos desempolvan libros de versos y profetizan que volverá la lucha de guerrillas. ¡San Lázaro, levántate y anda! Vicente Fox no esconde su alegría. Los del Peje juran que Roberto Madrazo salió entre cajas como villano de ópera, para que los inocentes no se dieran cuenta de su maldad: "Maestro de la mentira", lo llamó Leonel Godoy. Y el Partido de la Revolución Democrática integra un grupo dirigente de la resistencia civil. Y llaman a Cuauhtémoc Cárdenas a incorporarse. Siempre ha estado en contra del desafuero el hijo del Tata.
EL VIERNES ASISTIO a la toma de posesión de Zeferino Torreblanca, quien rindió protesta como gobernador de Guerrero. Si el pleno de la Cámara de Diputados aprueba que sea desaforado Andrés Manuel López Obrador, "se cometería una injusticia, un atropello", declaró Cuauhtémoc Cárdenas. Los de la resistencia civil y pacífica, los que comparan al de Tabasco con Martin Luther King, no aceptan modos ni tiempos condicionales. Han puesto a Zeferino Torreblanca entre los indecisos. Al primer perredista que gobierna Guerrero. Ahí estuvieron Amalia García, Lázaro Cárdenas Batel y Porfirio Muñoz Ledo. Florencio Salazar Adame, secretario de la Reforma Agraria, acudió en representación del presidente Vicente Fox, dicen las crónicas. Quizás le dieron ese rango por costumbre y el que fuera priísta estuvo en la toma de posesión por ser paisano de René Juárez y Zeferino Torreblanca.
PUEDE SER, PORQUE ese mismo viernes Miguel Osorio Chong asumió el cargo de gobernador constitucional del estado de Hidalgo. Y nadie habla de un representante de la Presidencia de la República. Plural el contingente de invitados. Hidalgo es tierra de políticos. Manuel Angel Núñez Soto llegó al auditorio en compañía de Miguel Osorio. Aspirante a la candidatura presidencial, Núñez Soto reivindicó el proyecto del aeropuerto para el área metropolitana del Distrito Federal en tierras de Zumpango. Y dejó huella de sólida administración. Osorio Chong rindió protesta ante el diputado José Antonio Rojo, coordinador del Congreso, y en presencia de Francisco Díaz Arriaga, presidente del Tribunal Superior de Justicia.
ACTO POLITICO ENTRE nubarrones de la tormenta anunciada por la descomposición patética del foxismo que nunca pudo identificarse con el PAN y lo deja en manos de una ultraderecha heredera de Pedro El Ermitaño y del legado franquista predicado por Aznar. Ahí estuvieron los gobernadores de Tamaulipas, Eugenio Hernández; de Veracruz, Fidel Herrera; de Coahuila, Enrique Martínez, y de Puebla, Mario Marín. Los diputados Emilio Chuayffet y Manlio Fabio Beltrones. Heladio Ramírez López, líder de la CNC; Leonardo Rodríguez Alcaine, de la CTM; María de los Angeles Moreno, dirigente del PRI del DF, y Beatriz Paredes, presidenta de la Fundación Colosio. Roberto Madrazo no asistió y los rumorólogos se dieron gusto con especulaciones a tono con la incertidumbre del momento.
PERO EL HOMBRE de la hora resultó ser Enrique Peña, candidato del PRI a gobernador del estado de México. Sorprendió y entusiasmó la ovación que le dieron sus compañeros de partido, obispos, arzobispos, diplomáticos y militares. Hubo aplausos para todos, desde luego. Pero ante la inesperada intolerancia con los periodistas del candidato del PAN, Rubén Mendoza Ayala, la calurosa recepción a Enrique Peña Nieto resultó homenaje a la discreción y al oficio político, instrumentos indispensables para evadir las trampas de la fe y de la agresividad frente a una prensa crítica.
MURIO KAROL WOJTYLA. El martillo de plata destruyó el sello papal de Juan Pablo II. Pronto veremos salir humo blanco de la Capilla Sixtina. Y "habemus Papa" volverá a resonar urbi et orbi. Así es esto del poder temporal.