La caja que contiene el Santo Grial
El error más común consiste en decir que Keith Jarrett es un pianista de jazz. Las personas que no pueden salir de sus compartimentos estancos están negándose en este caso un crecimiento formidable: Jarrett, como todo lo que vale la pena, integra, aglutina, comparte, irradia, es generoso y lo demuestra en su trabajo. Para quienes necesiten asideros, él puede ser ubicado -y de hecho la mayor parte de su discografía así se encuentra--en la sección "jazz" de las tiendas de discos. Pero quien pregunte por su grabación de las Variaciones Goldberg, de su portentosa versión a El clave bien temperado y de otras partituras de Bach que nos ha legado Jarrett, así como sus prodigiosas versiones de los conciertos para piano de Mozart, se privará de uno de los placeres más grandes en la tierra.
Este contexto es pertinente para valorar el Concierto en Colonia y sus episodios posteriores: Bregenz, la Scala de Milán, París, ciudades en las que ejecutó conciertos memorables en el mismo concepto que el inaugural Koln Concert: un recital de más de una hora de duración sin partitura ni interrupciones.
En México tuvimos el privilegio de presenciar dos de esas sesiones, en la Sala Nezahualcóyotl y en Bellas Artes.
De manera que las grabaciones existentes resultan perlas negras, garbanzos de a libra, gordos de la lotería. Y de entre ese cúmulo la joya más preciada, el punto más alto lo constituye la caja de seis discos Sun Bear Concerts (ECM).
Esta caja de maravillas dejará sin habla a quien emprenda este viaje mágico y misterioso por los territorios insondables de la poesía. Compendian los cinco primeros discos las sesiones que grabó Jarrett en Kyoto, Osaka, Nagoya, Tokio y Sapporo. El sexto y último aglutina los encores, o piezas de regalo, en esas distintas ciudades.
Suele grabar sus conciertos y seleccionar los que más le gustan para publicarlos como disco. Grabó sus dos sesiones mexicanas, le gustó de manera especial el que hizo en la Sala Nezahualcóyotl el 22 de noviembre de 1992, pero procurando no saturar su discografía al extremo, prefirió no publicarlo. Es tan prodigioso este baúl de maravillas que muy bien soporta el intento de metáfora: la caja titulada Keit Jarrett. Sun Bear Concerts. Piano Solo, contiene en su interior el mismísimo Santo Grial.