Usted está aquí: sábado 2 de abril de 2005 Deportes TOROS

TOROS

Gastón Ramírez Cuevas

La Feria de Pascua en Arles

Luces y sombras de la fiesta en Francia

Ampliar la imagen El diestro franc�Juan Bautista se perfila para matar un toro de la ganader�de Domingo Hern�ez, durante la corrida de Pascua en Arles, Francia, que se realiz� 25 de marzo FOTO AFP

ARLES, FRANCIA. EL tema de Francia como segundo país taurino es actualmente un enigma y un mito para los aficionados mexicanos y españoles, pues se rumora que en el país galo los toros son enormes y la afición rezuma sabiduría. En realidad después de asistir a siete festejos en el coliseo romano de Arles, uno agradece el escenario tan majestuoso en donde dan toros y termina perplejo por las reacciones paradójicas de un público más bien silvestre.

DEL 25 AL 28 de marzo tuvo lugar la Feria de Pascua de Arles, en la que se dieron tres novilladas, cuatro corridas de toros y una de rejones, en las que hubo un poco de todo.

EN LAS NOVILLADAS matinales se jugaron dos encierros franceses de gran calidad. Los novillos de Blohorn y Piedras Rojas dieron excelente juego y en presentación no dejaban nada que desear. Lógicamente, muchos de estos animales de tres años justitos de edad hubieran podido pasar por toros de 600 kilos en la Plaza México.

LOS SEIS DE Blohorn que abrieron la feria, merecían haberse ido sin orejas, pero a Arles vienen también novilleros que se creen figuras y no hacen gran esfuerzo en el ruedo. Más bien alargan los trasteos y nos regalan, desdeñosos, algún derechazo, algún natural y muchos redondos y de pecho.

EN LA TERCERA novillada, la de Piedras Rojas, remendada con dos bichos de Paradis, Jiménez Caballero, un muchacho de Albacete según algunos programas y de Barcelona según otros, logró triunfar con una oreja de su primero y vuelta al ruedo en el que cerró plaza. José Luis Torres dio una vuelta y Sergio Marín petardeó.

LOS NOVILLEROS ARTISTAS y aguerridos aparecieron en el segundo evento matutino, en el que saltaron a la arena cuatro de Los Bayones y dos de Ramiro Hernández. Los novillos valían poco por ser más bien débiles y algo peligrosos. No obstante, Sergio Serrano, otro novillero de Albacete, se jugó la piel y obtuvo una oreja de peso, pues mostró alegría, pundonor y aguante, además de estocadas a ley.

YA POR LA tarde -novillada a las 11 horas y corrida a las 16:30 o 17 horas- las cosas fueron un poco a menos por el sempiterno asunto de los toros. Desde ahora es indispensable señalar que la corrida de Hubert Yonnet, el interludio "torista" de la feria, fue algo inolvidable para quien está acostumbrado a ver toritos asaltillados y muy chicos.

EN LA PRIMERA corrida, con toros de Domingo Hernández, El Juli cortó una oreja a su primero y las dos de su segundo, toreando con clase y entusiasmo, luciendo con el capote como en sus inicios. En el quinto, los trofeos fueron excesivos, pero El Juli, sabedor de cuánto merece y exige el público arlesiano, se prodigó con los pases de pecho dobles y triples, las dosantinas y otros adornos para provocar la locura en los tendidos. Mató bien y estuvo en plan torero todo el tiempo.

DE MANUEL DIAZ El Cordobés es preferible no decir nada, pues ha caído en la fase del torero sinvergüenza que tardará poco en retirarse de las plazas de cierta categoría. Juan Bautista Jalabert reapareció, dejando constancia de su valor y su honradez. Lástima que su lote tenía poco que toreársele.

EN LA SEGUNDA corrida, con los toros de Victoriano del Río, Sebastián Castella estuvo enorme cortando una oreja de su primero; uno de los pocos toros con algo de movilidad y un puntito de raza que salieron por toriles el Sábado de Gloria. Es probable que lo mejor de la feria hayan sido los tres cambiados por la espalda en los medios con su correspondiente forzado. Castella con su elegante terno verde en mitad del teatro casi rectangular, enmarcado por los arcos señoriales del viejo circo y la perspectiva de la puerta de cuadrillas con su torre de vigía y los cerros provenzales en lontananza, el cite del artista y la arrancada del toro a todo galope, fueron elementos de un cuadro geométrico, profundo y colorido que no debe olvidarse nunca.

EN CUANTO AL torerazo César Rincón, pechó con un público villamelón y se justificó con gallardía ante el segundo de su lote, porfiando y exponiendo ccomo si en eso le fueran el sitio y la fama.

EL TORO SERIO apareció en la tercera corrida con la ganadería del señor Yonnet, otrora empresario del coso milenario.La casa ganadera data de principios del siglo XIX y tiene sangre portuguesa de Pinto Barreiro. Nada más salir el primero y uno sabe que no está viendo algo común y corriente: ¡Qué trapío! Los toros fueron unos tíos y pese a ser muy castigados en varas, nunca se cayeron, embistieron con garra y pusieron a prueba el valor y los conocimientos de José Pedro Prados El Fundi, Denis Loré y Juan José Padilla. Si los ganaderos de prosapia mandaran en la Fiesta actual, el público saldría ganando.

EL LUNES DE Pascua, después de haberme ahorrado la corrida de rejones por la mañana, asistí a presenciar algo poco digno de una plaza tan espléndida. Torearon, si me permite usted el eufemismo, Ponce, El Cid y el Hijo del Capea. Aquello fue infumable. La corrida del Puerto de San Lorenzo no valía un centavo, además salió remendada y por si fuera poco, dos toros se rompieron la mano izquierda en forma por demás lastimosa y cruel.

AHORA TENGO QUE hablar del público de Arles. Son incomprensibles: aplauden y pitan casi al mismo tiempo por causas indescifrables. Así, cuando los picadores tapan la salida al toro los vitorean, cuando un peón saca el estoque del morrillo le pegan una ovación. Por el contrario, cuando un matador no quiere un cuarto puyazo chillan, si no hay música se ponen mal, cuando alguien como Rincón no pega naturales -sabiendo que ahí sí la voltereta es obligada- no falta quien grite: ¡Cobarde! En fin, que los viajes ilustran.

ADEMAS, LOS JUECES cambian en cada corrida y tienen un botón electrónico para ordenar los cambios de tercio, los avisos y otras cosas: ¡Viva la modernidad!

¡AH! SE ME olvidaba, al partir plaza los toreros, la gente aplaude sincopadamente -que no al compás- de los acordes de la ópera Carmen, cuando un matador pone banderillas se tocan melodías circenses o beisboleras que todo mundo acompaña aplaudiendo como le viene en gana, y cuando alguno de los hombres de plata cumple años, parece que es muy taurino tocarle el Happy birthday y obsequiarle cursis ramos de flores.

POR ULTIMO, Y como nota al margen, Hilda Tenorio y Joselito Adame estaban viendo las corridas desde el callejón. Ojalá les den muchas fechas por estas tierras. Por lo pronto a Joselito ya lo anuncian en un cartel para el 18 de junio como el pequeño prodigio mexicano.

 
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