Usted está aquí: sábado 2 de abril de 2005 Opinión Ahora, a purificar la vida pública

Andrés Manuel López Obrador

Ahora, a purificar la vida pública

A todos los mexicanos: como se esperaba, los diputados del PRI y del PAN en la sección instructora decidieron por consigna aprobar un dictamen para desaforarme, destituirme, someterme a pena corporal y tratar de inhabilitarme políticamente con miras a las elecciones de 2006.

Este es el primer paso para la consumación de un hecho a todas luces injusto, autoritario y antidemocrático.

Mucha gente pensaba, de buena fe, que no se iban a atrever a consumar la canallada del desafuero. Creían que la decisión no sólo era injusta, sino irracional; inclusive se llegó a decir que yo me hacía la víctima y que aprovechaba el caso para hacerme propaganda política.

Ahora se confirma que no exagerábamos cuando advertimos que eran capaces de todo por defender sus intereses y sus privilegios.

Sin embargo, también hay cosas positivas en esta decisión aberrante que tomaron desde Los Pinos, con la complicidad de Salinas y de los dirigentes del PRI y del PAN.

Ahora la gente puede ver con mayor claridad el verdadero rostro de quienes hablan hipócritamente de legalidad, de estado de derecho, de justicia, de libertad y de democracia.

Todo esto sirve para saber cómo actúa la llamada "clase política" y cómo se menosprecia la voluntad popular y los sentimientos de la gente.

Amigas y amigos:

Esto apenas comienza. Nuestro objetivo es y será la transformación de México. Ahora con más razón debemos emprender una renovación tajante, una verdadera purificación de la vida pública.

Ahora más que nunca debemos echar a andar un gran movimiento transformador, capaz de crear una nueva legalidad, una nueva economía, una nueva política, una nueva convivencia social con menos desigualdad y más justicia y dignidad.

Estemos atentos, porque está en pie el llamamiento para el día en que la Cámara de Diputados resuelva, en definitiva, sobre el desafuero.

Vamos a convocar, cuando menos con dos días de anticipación, para que todos, pacíficamente, nos congreguemos en el Zócalo de la ciudad de México.

Ese día va a comenzar una nueva etapa de lucha por el respeto a la voluntad popular y a los derechos civiles, sociales y políticos de los mexicanos.

Reitero: no vamos a caer en la provocación. Nuestro movimiento es pacífico. Sólo recurren a la fuerza los que no tienen la razón. Nuestro movimiento es mayoritario, es responsable y es justo.

Muchas gracias.

México, la Ciudad de la Esperanza, primero de abril de 2005.

 
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