Se calcula que en el espacio existen más de 100 mil objetos así catalogados
Basura espacial, creciente riesgo para los habitantes de la Tierra
Hasta ahora resulta incosteable realizar labores de limpieza, dice investigador de la UNAM
Ampliar la imagen Se calcula que cada a�e suman unos 175 objetos basura, producto de los poco m�de 120 lanzamientos espaciales que ocurren en ese lapso FOTO NASA
Nadie podría pensar que un guante, una pequeña tuerca o un tornillo fueran una amenaza, pero si ese objeto viaja a una velocidad de poco más de 10 kilómetros por segundo, la situación cambia, pues de ser un cuerpo inofensivo se convierte en un proyectil capaz de dañar un satélite, una nave espacial o, inclusive, a un astronauta que realice maniobras fuera de la nave, y, por qué no, convertirse en una amenaza para cualquier ser humano que tenga la desafortunada experiencia de cruzarse en la trayectoria de lo que se conoce como basura espacial (space debris, en inglés).
No se sabe con certeza cuánta basura espacial orbita la Tierra, pero se estima la existencia de poco más de ocho mil objetos que caen en esta categoría con diámetros superiores a 10 centímetros (son más de 2 mil toneladas), pero cálculos recientes apuntan que podrían haber entre 30 mil y 100 mil cosas de tamaños inferiores al mencionado y, según datos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), cada año se suman unos 175 objetos, producto de los poco más de 120 lanzamientos que ocurren en ese lapso.
Según el IAC, de 1958 a la fecha se conocen unos 62 casos de fragmentos de residuos espaciales que han caído a la Tierra, siendo de los más conocidos el ocurrido en marzo de 1977, cuando el depósito de un cohete Delta, de más de 200 kilogramos, se estrelló a escasos 50 metros de una granja texana. Otro caso similar fue la caída del Skylab en 1979, el cual, en su precipitado descenso, dispersó 20 toneladas de desperdicios entre el océano Indico y Australia.
Los expertos denominan basura espacial a todo objeto artificial presente en las órbitas terrestres y que ya está en desuso, por lo que esta basura está conformada por satélites que ya cumplieron su vida útil, cohetes y fragmentos de ellos derivados de colisiones y explosiones, así como objetos provenientes de la actividad de los astronautas a las afueras de las naves o desechos originados en las estaciones espaciales.
En estas últimas categorías, el IAC expone que el guante perdido por el astronauta del Geminis Edward White, en 1965, durante una caminata espacial, se convirtió durante el mes que estuvo en órbita "en la prenda de vestir más peligrosa de la historia", pues viajaba a una velocidad de 28 mil kilómetros por hora. También precisa que de la estación espacial MIR (paz, en ruso), durante la primera década que estuvo en operación, salieron más de "200 objetos, la mayoría de ellos bolsas de basura", que se convirtieron en space debris.
Camión de basura cósmica
En entrevista con este diario, el investigador del Instituto de Astronomía (IA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Daniel Flores Gutiérrez, detalló que ya se empieza a entender que la basura espacial puede llegar a ser un problema serio muy pronto, por lo que se han hecho intentos por "limpiar" el espacio, pero sostuvo que hasta ahora no hay nada efectivo, porque aún no se tienen las posibilidades tecnológicas y, sobre todo, no es costeable económicamente.
A esta empresa se han abocado la National Aeronautics and Space Administration (NASA), la Agencia Espacial Europea, el Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia, la Administración Espacial China y la Organización de Investigación Espacial de India, entre otras, organismos que se han reunido para discutir la situación, coincidiendo en que lo primero es detectar la basura, lo que se realiza con la ayuda de radares. Luego habría que "efectuar lanzamientos limpios", es decir, enviar transbordadores a recoger esos desperdicios, ''una especie de camión de basura cósmico", pero hay que considerar el costo del lanzamiento, que puede superar los 600 mil dólares.
Asimismo, lanzar un kilogramo de carga a la órbita baja de la Tierra (LEO, por sus siglas en inglés) cuesta entre 5 mil y 10 mil dólares, y ese mismo peso de carga enviarlo a la órbita geoestacionaria (GEO, Geoestacionary Earth Orbit) en la cual están los satélites de comunicación, tiene un costo de más de 40 mil dólares, por lo cual tener este servicio de limpia para capturar objetos que no tienen ninguna utilidad, genera rechazo por parte de muchos gobiernos que lo ven como un gasto inútil.
Pero también se analizan varias medidas para atraerlos hacia la atmósfera terrestre, con el objetivo de que al entrar en contacto con ella se genere fricción y se desintegren en una de las capas de la atmósfera (por lo general, los materiales que provienen del espacio exterior, como los meteoritos, se incendian al entrar en contacto con la mesósfera), y así los materiales de los que están compuestos se evaporen en las capas altas, como la termósfera o la exósfera.
Pero también la actividad cósmica opera su propio sistema de limpieza sin que el hombre tenga que hacer algo para reducir la cantidad de objetos que orbitan la Tierra, gracias a que la densidad de la atmósfera varía siguiendo ciclos de alrededor de 11 años, y éstos corresponden a los picos de la actividad solar. "La atmósfera aumenta de volumen, y entonces los objetos entran en rozamiento con ella, parte de ellos cae a la Tierra y otra se disuelve en las capas altas. En 1991, el Sol estaba en una etapa de máxima actividad, y se calcula que la basura espacial disminuyó en alrededor de mil 600 objetos", comentó Flores Gutiérrez, quien también es encargado del anuario del Observatorio Astronómico Nacional del IA-UNAM.