Usted está aquí: martes 29 de marzo de 2005 Opinión COSAS DEL FUTBOL

COSAS DEL FUTBOL

Josetxo Zaldúa

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OJALA NADIE ECHE las campanas al vuelo después de la segunda victoria del seleccionado nacional en su ruta hacia el mundial de Alemania 2006. El triunfo agónico sobre Estados Unidos coloca al Tri a la cabeza del grupo. El ambiente en el Azteca, inmejorable; la actitud de todos los futbolistas, sobresaliente. A esa hora y con ese calor hay que tener más que amor propio para hacer lo que hicieron.

QUE BUENO QUE el árbitro echó a La Volpe. Primero, porque el argentino vio la jugada desde lo alto, desde lejos, y luego, porque eso enfrió a Cuauhtémoc Blanco, empeñado durante la primera media hora en que el réferi salvadoreño lo expulsara: y debió hacerlo.

BUENOS EQUIPOS SOBRE la cancha, competitivos hasta la extenuación; en juego había más que lo puramente deportivo. No puede ser de otra manera entre México y Estados Unidos. Así pasa cuando se enfrentan Alemania y Francia, o Brasil y Argentina o Rusia y Ucrania. La historia siempre pesa.

TREMENDO EL ARQUERO Oswaldo Sánchez. Incansable, más allá del sacrificio, Kikín Fonseca; los Pumas del soberbio Hugo Sánchez lo lloran en silencio, no vaya a ser que el dentista se enoje. Valioso el aporte de Blanco -su pase en el segundo gol estuvo fuera de serie- a pesar de su camorrismo, al igual que la generosidad de Borgetti, que se las tuvo que ver con una torre de marfil negro de casi dos metros. Majestuoso Márquez, bien acompañado por Carmona, Pardo, Osorio, Salcido y Lozano.

LA MANO DE LA VOLPE se vio con claridad tras el gol de los vecinos, cuando los mexicanos fueron casi encerrados por el buen juego estadunidense. La entrada de Medina, Pérez y Morales revivió al Tri. A partir de ese momento la figura del brasileño-mexicano Sinha cobró singular importancia. Dio toque y pausa a sus compañeros. Es un jugador que cualquier entrenador quisiera tener en su equipo.

La xenofobia

DE NUEVA CUENTA está sobre el tapete la discusión del número de extranjeros que deben actuar sobre el terreno de juego. Es saludable que se trate el tema. Lo triste es que se confunda el asunto con la bandera nacional. Pobrecita. Y ella ¿por qué?

HABRIA QUE MIRAR lo que sucede allende nuestras fronteras. Brasil y Argentina, por mencionar dos de los casos más emblemáticos, son exportadores netos de futbolistas. Y sus selecciones están entre la crema de las patadas mundiales.

LOS PAISES EUROPEOS, en contrapartida, importan con cupo de extranjeros a quienes no son de la Unión Europea, pero los que son de la UE, y son muchos, son tratados como nacionales. Hace poco más de un mes, el Arsenal de Londres, tal vez el equipo que mejor futbol practica en el mundo, puso sobre la cancha a 11 jugadores no ingleses. Nadie se rasgó las vestiduras. Y la selección de Inglaterra tiene actualmente un nivel excelso.

CIERTO QUE HAY que cuidar las fuerzas básicas. Pero hace falta, además de vocación y visión de futuro, dinero y facilidades de parte de las autoridades. Lo que asombra es que se carguen las tintas sobre lo extranjero para tapar las ineficiencias propias. Los extranjeros buenos, buenos, que llegan a México, se van a Europa más temprano que tarde. El Chelito Delgado, por lo mismo, no jugará aquí la próxima temporada, como ha sucedido con otros jugadores venidos del sur.

IGUAL PASO CON Hugo Sánchez, cuyo carácter y calidad le hizo triunfar con todas las de la ley en Europa. Otra cosa es la lamentable imagen que da como entrenador de los Pumas. Sucede lo mismo con Rafael Márquez, un jugadorazo. Ojalá, si acaso llega a entrenador, no cometa las equivocaciones a que, por desgracia, nos tiene acostumbrados Hugo Sánchez.

 
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