MEMORIAS DE MIS E-MAILS
TRISTES |
28 de marzo de 2005 |
Una colección de correos electrónicos un género normalmente tan ameno como un tratamiento de ortodoncia acaba de pasar 15 semanas consecutivas en la lista de best-sellers de Argentina, donde acompaña a obras tan populares como Memorias de mis putas tristes, de Gabriel García Márquez, y El Código Da Vinci de Dan Brown. El libro se llama Enemigos, y su autor es el periodista de izquierda Ernesto Tenenbaum; el tema es el colapso de la economía argentina y el papel que jugó el Fondo Monetario Internacional en lo que fue un trauma nacional. Tenenbaum había querido tener una larga entrevista con Claudio Loser, el argentino que más alto llegó como funcionario del Fondo y cuyo papel era clave en los meses antes e inmediatamente después de la crisis de principios de esta década, pero iba tan bien su intercambio de correos electrónicos que los dos decidieron seguir así. Como la misma crisis argentina, el libro no tiene un final feliz, pero tampoco termina con el encono que su título implica. Tenenbaum sigue pensando que el neoliberalismo de los años noventa llegó a ser una especie de dogma religioso, y en parte Loser le concede la razón, comparando al Fondo por su verticalismo con los viejos partidos comunistas o El Vaticano. Sin embargo, insiste Loser en que las leyes económicas son como la gravedad, pues no hay forma de desafiarlas. Le da tristeza no haber podido convencer a Tenenbaum de esa realidad. Nosotros queremos proponer una secuela a la editorial, Norma, pero sin un fin tan sentimental: Buenos cuates, los e-mails de Guillermo Ortiz y el Peje. Los males del capitalismo De algo sirvieron a los chinos todos esos años de estudio de los males del capitalismo. Ya son expertos. Con una facilidad que daría envidia hasta a nuestros propios maestros en la materia, una serie de funcionarios de bancos privados y estatales se han ido de pinta en los últimos meses con millones de dólares que pertenecen a las instituciones donde laboraban. En el caso más sonado, el gerente de un sucursal del Bank of China, desapareció con 100 millones de dólares en efectivo. Asombra el hecho no sólo por la audacia del gerente sino por la liquidez de la sucursal. ¿Hay algún otro país en el mundo donde una sucursal bancaria tenga 100 millones de dólares en billetes? Y no siempre roban los funcionarios. También reciben "embutes", como el millón de dólares que regaló Zhang Enzhao, el director del equivalente chino de Banobras, a un grupo de tecnología de la información de los EU. Zhang ni llegó a la cárcel: como suele pasar en los países donde saben manejar esas cosas, simplemente renunció por "razones personales". Obviamente Zhang era de los influyentes. En los últimos 4 años tribunales chinos sentenciaron a muerte a 25 funcionarios de bajo nivel que robaron a sus empresas; en muchos casos, de todos modos ya habían perdido lo hurtado en los casinos de Hong Kong. La corrupción
es endémica, a tal grado que muchos expertos avisan que
podría aminorar
el fabuloso crecimiento de la economía china. La cartera vencida
de los
bancos chinos de desarrollo ya asciende a unos 204 mil millones de
dólares. Algo han aprendido los chinos que no se aprendió
ni de
Confucio ni de Mao § |