Usted está aquí: domingo 27 de marzo de 2005 Espectáculos Fox, AMLO y Amalia, protagonistas de la quema de Judas en Zacatecas

El Viernes Santo se llevó a cabo la Procesión del Silencio por las calles de la ciudad

Fox, AMLO y Amalia, protagonistas de la quema de Judas en Zacatecas

La tradición fue rescatada hace siete años por una empresa radiofónica y comerciantes

En la plaza Monumental, se realizó una Corrida Goyesca donde seis toros fueron sacrificados

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Ampliar la imagen La Procesi�el Silencio por las calles de Zacatecas, el viernes pasado FOTO Notimex

Zacatecas, Zac., 26 de marzo. Ayer, la tradicional quema de Judas tuvo como protagonistas a las figuras del presidente Vicente Fox ("por andar de mandilón con la verdadera jefa del ejecutivo, Martita, no tanto por su mala política económica"), del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador ("por no pronunciar bien la palabra desafuero y decir dejafuero"), de la gobernadora de esta entidad, Amalia García ("por no sacudirse sombras monrealistas del pasado"), de Gerardo Félix Domínguez, presidente municipal de Zacatecas ("por su política del yo-yo"), y un locutor de Radio Plata, quien ganó por votación popular.

Sobre la calle Hidalgo, varios comerciantes que tienen sus locales sobre ésta, la principal avenida de esta ciudad colonial, pagaron los Judas y los colgaron desde temprana hora; los monigotes tenían en sus entrañas, cual terroristas suicidas, sus panzas llenas de cohetones. Miles de personas gritaron al ritmo de las piezas interpretadas por el Tamborazo Zacatecano Pericos Show. Algunos con sus familias, otros de vacaciones, comían helados o disfrutaban de las tradicionales tortas de chorizo, "pura carne, casi sin grasa, que no provoca agruras'', una delicia que los meseros de la cafetería Acrópolis recomiendan como un manjar.

La banda toca Arriba Pichétaro, La cabrona y El sinaloense. Truena Vicente Fox. "Ese no se muere. Ya de todos modos está chamuscado", dice una viejita, con la experiencia de los años de un pueblo sin honra, como reza el refrán que critica lo dejados que somos los mexicanos. Los niños corrieron despavoridos, pero la mayoría recibió un estate quieto de sus papás.

Amalia García recibió lo suyo, mientras de un altoparlante se pedía la venganza popular, en comentarios directos por la falta de apoyo al campo, a los migrantes, por la pobreza. Se escucharon mentadas ante un tono que imitaba la forma de hablar de la gober en un discurso cualquiera.

Juan Enríquez Rivera, presidente del Consejo de Administración del Grupo Radiofónico Plata de Zacatecas, y Francisco Esparza Acevedo, presidente general de la misma empresa, fueron los organizadores de la tatemada. Enríquez expresó: "Esta fiesta la rescatamos en 1998, aunque esto se remonta a más años, cuando la organizaban los cantineros de Zacatecas.

"Llevamos siete años. Continuamos esta tradición pagano-religiosa. Antes abría la liturgia del Sábado de Gloria. Cambió la liturgia y ahora sólo hay Sábado Santo, pero esto tiene el sentido de quemar al Judas, por traidor, y el pueblo tiene a sus traidores.

"A mí me quemaron -añadió Esparza- por votación popular. Se siente bien feo verse ahí y tronando por dentro". La quema duró una hora.

Un día antes

Con paso lento, marcial, al ritmo de tambores con reminiscencias de las marchas romanas, pero con seriedad asombrosa y la cabeza inclinada, cientos de católicos realizaron la tradicional Procesión del Silencio. "Cuando la Cuaresma se duerme... despiertan los pasos, los tambores, los costaleros, despiertan los cirios, las túnicas, los capirotes, despiertan las calles, despierta el silencio", señala las palabras de la tradición.

Pesados altares son cargados por seis, ocho y hasta 10 hombres, o de plano llevados en camiones de redilas. Los cristos de las parroquias participantes se ven más dolientes que nunca, con las manos sangrantes, atadas. La Virgen María llora, sufre por su hijo. Los tambores marcan el paso, lento, pesado, como si arrastraran cadenas. Las cabezas van cubiertas con capirotes morados o blancos. Al frente, un jinete escolta un ejército de ángeles, niños vestidos de blanco, que defenderán el cuerpo de Cristo de cualquier afrenta.

Todos toman en serio su papel. Es más que una actuación. Es la fe atrincherada. Son las 11 de la noche y las decenas de altares ya han llegado a la Plaza de Armas, donde los sacerdotes hablan de La Pasión, del duelo, del luto de la madre de Jesús, quien ha muerto en la cruz a las tres de la tarde y cuya alma se encuentra en el limbo.

Despertará hoy, para revivir entre los vivos. El hijo de Dios estuvo muerto, por obra y gracia de los hombres, a quienes redime con su sacrificio. Hoy el milagro de la resurrección reavivirá la fe.

Otras muertes

Mientras Cristo moría en la cruz y su costado era atravesado por la punta de una lanza, en la Plaza de Toros Monumental de Zacatecas, seis astados eran sacrificados en honor Francisco de Goya y Lucientes. Nadie supo explicar el porqué se mataban seis reses en este día, ya de por sí de abstinencia de carne.

Se le llamó Corrida Goyesca, con la actuación de Los Forcados de Mazatlán, Jorge Hernández III, Jorge Carmona (orgullo de los zacatecanos) y Alfredo Ríos, apodado El Conde. Los seis sacrificados fueron de la ganadería Puerta Grande, que en su mayoría fueron cárdenos.

Para el maestro David Eduardo Rivera, director del Instituto Zacatecano de Cultura, "gracias a la obra La tauromaquia -del pintor español Francisco de Goya y Lucientes, libro que consta de 33 grabados- sabemos cómo fueron los inicios del toreo que actualmente se practica. Por este recuento de imágenes es posible conocer cuál era la vestimenta de los toreros y cuáles eran las suertes que se llevaban a cabo en 1815".

El objetivo de las corridas goyescas es recrear lo que el pintor de Zaragoza nos muestra en sus colecciones de aguafuertes. Así se vio el viernes en la Monumental. Trajes típicos de colores serios y chillantes. Cosa rara fue ver una suerte como la del salto del toro, en la que un torero espera la embestida sobre un cajón y brinca sobre los lomos del animal.

No hubo salto de garrocha, otra suerte, pero para los amantes de la fiesta brava fue otra oportunidad para reunirse. Al final, seis astados fueron sacrificados en pleno Viernes Santo.

 
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