Concierto Casi de cámara

Alberto Cortez cantó a la amistad en Zacatecas

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Zacatecas, Zac., 21 de marzo. El argentino Alberto Cortez se presentó en el segundo día del 19 Festival Cultural Zacatecas 2005, en la Plaza de Armas, con un concierto que denominó Casi de cámara, en el que se hizo acompañar sólo del pianista Fernando Badía. El autor de Mi árbol y yo puso el énfasis en el concepto de la amistad, entendida por él como "un barco frágil de papel; eso es a veces mi amistad. Pero aguanta tempestades".

La conexión se dio desde el primer momento. "Qué cosas tiene la vida, Mariana..." El amor en dos tiempos, a destiempo, de una pareja que es diferente en edades. Un drama, pero en el que triunfa el amor.

Las canciones se hallan en la memoria colectiva. Distancia, otro tema, que lo remite a la pampa, que define como un mar bello donde navega el silencio. Como el primer día... te sigo queriendo. Pequeño Juan, basada en un niño de la calle que se encontró luego de una actuación en el Teatro de los Insurgentes del Distrito Federal. "El también tocaba y cantaba. El niño dijo que vivía en la calle y que ahí seguiría.

"Te llegará una rosa cada día... aquellos que no tienen fantasías no pueden entender; es muy complejo." A partir de mañana, la decisión de cambiar, de aprovechar la vida al máximo. No se ha perdido la mitad de la vida; queda lo mejor del resto del tiempo. Contó poemas, una de sus vetas, "que a veces no hallan melodía y se quedan en palabras". En un rincón del alma... "yo guardo los te quiero". Miguitas de ternura, que los 5 mil asistentes corearon cual suave canción de cuna.

No soy de aquí ni soy de allá, que popularizó. Camina siempre adelante, profunda reflexión de cuando los hijos se van de casa. Luego su himno a la libertad: Callejero, cuyo personaje central es un perro callejero. Castillo en el aire, sobre la locura y la sinrazón. Cerró con Mi árbol y yo y remató en el encore con Cuando un amigo se va. Y se fue el amigo Alberto Cortez.