Usted está aquí: martes 22 de marzo de 2005 Cultura La Opera de Viena rinde homenaje a Sergei Diaghilev

Preservan el legado del promotor cultural que convocaba a los mejores creadores para trabajar en equipo

La Opera de Viena rinde homenaje a Sergei Diaghilev

PABLO ESPINOSA

Ampliar la imagen Escenograf�creada por Hemann Nitsch para Renard, una de las obras maestras que Diaghilev incit�ma� se presentar�en Viena FOTO Reuters

A 75 años de su muerte, la Opera de Viena rinde homenaje a Serguei Pavlovich Diaghilev, promotor cultural que cambió para bien una franja amplia de la historia de las artes escénicas, pero que vivió el rechazo de esta misma casa de ópera debido a sus ideas, que llevaba a escena con genialidad pero que los vieneses de entonces consideraban ''sucias" o demasiado audaces.

La noche de este miércoles será la Noche Diaghilev (Diaghilew-Abend, en el original), con un programa avasallador, conformado con el estreno de nuevas versiones a cuatro de las obras maestras que parió Diaghilev: El sombrero de tres picos, El espectro de la rosa, Renard y Petruschka conforman el programa.

La particularidad de esa noche de gala es la puesta en vida del espíritu de Diaghilev en el sentido de que conjunta lo mejor de las artes para estos montajes. Es sabido que su mérito mayor consistió en convocar a los mejores creadores de su época para trabajar en equipo y lograr productos artísticos revolucionarios.

Con su trouppe de danza, el legendario Les Ballets Rousses, Diaghilev dio al mundo los mejores bailarines con los mejores compositores con los mejores pintores con los mejores coreógrafos: Wazlaw Nijinski, Igor Stravinski, Pablo Picasso, Léon Bakst, Michail Fokin, Massine, et al.

Hermann Nitsch, leyenda viviente

El programa reúne lo mejor: la coreografía de Léonide Massine para El sombrero de tres picos, con música de Manuel de Falla y escenografía y vestuario de Pablo Picasso, para abrir. Continuará con El espectro de la rosa (música de Carl Maria von Weber en orquestación del jefe Berlioz) en la versión coreográfica de Renato Zanella, escenografía de Hermann Nitsch y vestuario de Anne Marie Legenstein.

El estreno de las versiones a la tercera y cuarta coreografías de la Noche Diaghilev marca las improntas, pues aglutina a los mejores en su especialidad: Zanella, Nitsch y Legenstein. Y se cumple así el legado de Diaghilev.

Nitsch fue convocado para crear la escenografía para Renard, con música de Stravinsky, con resultados impresionantes.

Nitsch es una leyenda viviente de las artes plásticas austriacas y uno de los más notables iniciadores del movimiento conocido como Wiener Aktionismus, cuyas repercusiones aún conmueven al mundo. Primero influido por los expresionistas abstractos, Nitsch devino un místico de la imagen cuando en 1957 desarrolló la idea de un ''teatro orgiástico y misterioso" con una gran preocupación por los temas místicos combinados con la sensualidad de la carne.

Está muy ligado al Festival de Salzburgo, la meca anual del mozartianismo. También es cercano a la magia de Mozart, el pintor austriaco de origen checo Christian Ludwig Attersee, otro de los monstruos sagrados de la plástica austriaca actual y autor de la escenografía para Petrushka, obra mayor y stravinskiana que cerrará la Noche Diaghilev con fasto y (dos) pompa (s) en la capital de la patria de Mozart. Si entre el público afortunado de esa gala figurase Ringo Star, todos le pediríamos un pedacito de su rola Goonight Viena.

Y que viva el ballet.

 
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