Usted está aquí: martes 22 de marzo de 2005 Opinión Simposio en el Munal

Teresa del Conde

Simposio en el Munal

Siguiendo una saludable costumbre implantada en el Museo de San Carlos, la importante exposición El espejo simbolista se complementó durante los días 14 y 15 de este mes con dos días completos de conferencias. La autoría de las participaciones, dividida entre los cuatro curadores principales de la muestra y entre especialistas considerados como autoridades en sus respectivos campos convocó numeroso público, predominante, aunque no exclusivamente femenino.

Pero que yo sepa, no hubo prensa que recogiera los rasgos generales de las participaciones ni su efecto en ese público. Hubo tres ponencias que trataron asuntos musicales. La palma se la llevó la de Sergio Vela, que ya antes, y con frecuencia, había participado en este tipo de congresos; Ernesto de la Peña y Juan Arturo Brennan complementaron brillantemente el trío. Hubo dos intervenciones magisteriales, la que abrió -con suma pertinencia- la reunión, estuvo a cargo de Vicente Quirarte y la que cerró, diría yo que con broche de oro, correspondió a Fausto Ramírez.

Entre las participaciones que pude escuchar, ésta, junto con la de Antonio Saborit, de muy distinta índole, fue la que me pareció mayormente pertinente. Es una pieza de microhistoria que implica auténtico rescate debido, entre otras razones, a que sin andarse por las ramas, el autor puso en evidencia una polémica ardua que tuvo lugar en 1906 involucrando a dos conspicuos representantes del simbolismo en México: Julio Ruelas y Alberto Fuster, juzgados ambos por Gerardo Murillo, todavía entonces no conocido como ''Doctor Atl", seudónimo que según fuentes consultadas fue acuñado por Leopoldo Lugones. La pieza de Ramírez llevó como título ''El debate crítico de 1906". Corresponde a una exposición independiente, curada, se diría hoy, por Gerardo Murillo para Savia Moderna, una revista de inspiración simbolista. Se integró de 80 obras de dimensiones discretas. El joven Ricardo Gómez Robelo hizo una crítica a la exposición, y se estableció una diatriba. El material ilustrativo presentado por Ramírez fue soberbio e involucró desde luego a la prensa. Pienso que un debate así debiera repetirse teniendo como tema las recientes exposiciones de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo ARCO, de Madrid

También yo participé con una ponencia que inevitablemente presentó cierto tinte sicoanalítico y que no fue seguida de ninguna discusión, debido a las mismas circunstancias que impidieron el diálogo entre Fausto Ramírez y sus escuchas. Voy a referirme a eso para que sirva de ejemplo en futuras ocasiones.

Una distinguida conferencista, Geneviéve Lacambe, que antecedió al profesor Ramírez, se botó la puntada de pasar dos carruseles de diapositivas y de tomarse, no los 45 minutos reglamentarios de exposición, sino el doble del tiempo permitido. Inútiles fueron los esfuerzos y las gentiles llamadas de atención de Roxana Velásquez, directora del Museo Nacional de Arte (Munal) y coordinadora del simposio, inútil fue la huída, casi en desbandada, de más de la mitad del auditorio.

Tan impávida como su santa patrona, a quien está dedicado el Panteón (frescos de Puvis de Chavannes) en París, Geneviéve se mostró impasible y en un inglés casi ininteligible, debido no a incompetencia, sino a su extraño acento, nos espetó todo lo que quiso hasta que llegó al punto final. ¿Cómo interpreto yo esto?

Geneviéve quiso oírse a ella misma, el auditorio pasó a segundo término y las posteriores participaciones, menos. Directora del museo Gustave Moreau en París, Lacambe, autora por cierto de uno de los mejores textos del libro catálogo publicado por el Munal, me dijo de viva voz lo siguiente, citándose a sí misma en el mencionado texto: ''Los sueños perdieron su misterio con la divulgación de las teorías freudianas".

Yo pienso exactamente lo contrario: los sueños abren claves de interpretación que involucran cuestiones literarias, plásticas, musicales, científicas, etcétera, y por eso me quedé sorprendida con esta afirmación, viniendo de una muy erudita e inquieta experta en el Movimiento Simbolista. Y tengo que decir que algo ligeramente similar le sucede a mi eximio colega y amigo, a quien considero sabio: Fausto Ramírez (es antiFreud, al grado que elude citar en sus bibliografías mi libro sobre Julio Ruelas, y su olvido es ''acto fallido", es decir, no es intencional).

Freud está por el lado de la lingüística y de la ciencia, pero toda su producción se gesta en el contexto simbolista al que obedece la exposición del Munal. Volveré a eso otro día.

 
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