Usted está aquí: martes 22 de marzo de 2005 Mundo La ONU enfrenta ataques de EU entre escándalos de corrupción y abuso

Declarar que la guerra contra Irak es ilegal, el "pecado mortal" de Kofi Annan

La ONU enfrenta ataques de EU entre escándalos de corrupción y abuso

Los republicanos han creado una crisis hacia dentro del organismo mundial, dice un funcionario

DAVID BROOKS/I CORRESPONSAL

Nueva York, 21 de marzo. La Organización de Naciones Unidas está bajo sitio como resultado de una serie de escándalos relativamente menores (por ser comunes) de corrupción, nepotismo, intimidación, abuso de autoridad, y aventuras sexuales pero el ataque más serio es el librado desde Washington a raíz de lo que aparentemente es un pecado mortal: la declaración del secretario general de que la guerra estadunidense contra Irak fue "ilegal".

Mientras la ONU intenta "reformarse" con un programa de renovación interna -incluyendo una restructuración institucional más un ambicioso programa para alcanzar las llamadas metas del milenio en torno a reducir la pobreza, el sida y la deuda internacional-, una feroz ofensiva desde Washington acusando a la organización y a sus jefes de corrupción y mal manejo ha hecho temblar la sede internacional de la ONU en Nueva York.

El pretexto ideal

Es cierto que la ONU abrió la puerta a sus enemigos en Washington y les ofreció amplios pretextos para atacar a la institución en uno de sus momentos más frágiles de su historia. La corrupción y mala administración de esta enorme burocracia no son nada nuevo, pero en esta coyuntura podría ser casi fatal, ya que el gobierno en Washington -tanto en la Casa Blanca como en el Congreso con mayoría del Partido Republicano- no oculta su desprecio por la organización y podría estar preparando su funeral.

A finales del año pasado varios legisladores republicanos empezaron a pedir la renuncia del secretario general de la ONU, Kofi Annan, con el pretexto de que bajo su liderazgo el gigantesco programa de Petróleo por Alimentos -aplicado durante el régimen de Saddam Hussein en Irak- se había convertido en un nido de corrupción con miles de millones beneficiando al propio Hussein y a varios contratistas y empleados de la ONU.

Peor aún, en diciembre Annan debió declarar que estaba "desilusionado" de que su propio hijo, Kojo Annan, hubiera recibido pagos de una empresa suiza contratada por la ONU para monitorear las importaciones de Irak bajo las sanciones internacionales.

Annan nombró una comisión encabezada por el ex jefe de la Reserva Federal Paul Volcker para investigar la corrupción del programa de petróleo por alimentos, la cual descubrió corrupción, pero no donde se esperaba. Aunque hubo indicios de que algunos funcionarios y contratistas se beneficiaron por favoritismo y tal vez algunos sobornos relativamente pequeños, resulta que la comisión de Volcker comprobó, en su informe preliminar, que el programa de la ONU no fue la fuente principal de miles de millones que ayudaron a sostener el régimen de Hussein, sino que fueron ciertas transacciones que violaron las sanciones con países aliados de Estados Unidos (Turquía y Jordania) las que beneficiaron al dictador.

Además, el Consejo de Seguridad, y por tanto Estados Unidos, había sido informado de esto cuando ocurría y Washington lo aprobó. No cabe duda que las auditorías del programa por la ONU no eran suficientemente efectivas, y que seguramente algunos fondos acabaron en manos de Hussein, pero nada de lo que esperaban los críticos en Washington, quienes estaban esperando el informe para lanzar un ataque letal contra Annan y la ONU.

No sólo eso, sino pocos días antes de que Volcker presentara su informe, se descubrió que la Autoridad Provisional de la Coalición, la entidad estadunidense encargada de gobernar a Irak durante la invasión desde abril de 2003 hasta junio de 2004, había extraviado unos cuantos miles de millones de dólares. Casi 9 mil millones de dólares en gastos desaparecieron de la contabilidad. Se descubrió pésima administración, fraude y sobornos a cambio de contratos. Pero esa es otra historia.

Regresando a la ONU, el informe de Volcker logró silenciar, por breve tiempo, a los críticos en Washington. Pero continúa una investigación dentro del Congreso sobre todo el asunto, y se insiste en demandar documentos internos y hasta la presentación de funcionarios de la ONU ante el comité que, por el momento frustrado, sigue buscando minar la institución.

Pero las investigaciones del Congreso comenzaron no por la gran preocupación por la corrupción, sino sólo después de que Kofi Annan se atrevió a cometer lo que en Washington fue considerado como un pecado mortal. En septiembre de 2004 Annan declaró en una entrevista con la BBC que la guerra en Irak podría considerarse "ilegal" bajo la Carta de la ONU. No sólo eso, no ofreció toda la cooperación para la fase inicial de la "transición" política en el país invadido que Washington esperaba y advirtió contra el asalto militar de Fallujah. Todo esto provocó ira en Washington.

Un funcionario de Naciones Unidas que pidió el anonimato comentó a La Jornada: "no cabe duda que Washington reinicia sus ataques contra Annan después de su comentario de que la guerra contra Irak es ilegal, fue entonces que el Senado inició su investigación del programa Petróleo por Alimentos". Señaló que el año pasado se informó que el Consejo de Seguridad había recibido unos 70 informes de auditoría diferentes sobre posible corrupción en el programa, pero "a nadie le importó, no obstante, ahora Estados Unidos acusa a Annan y a su equipo. El hecho es que el programa no fue del secretario general sino del Consejo de Seguridad, y ellos sabían todo, incluido Estados Unidos, por supuesto".

La "ropa sucia"

La estrategia de los republicanos para debilitar, si no clausurar, la ONU ha sido muy efectiva, utilizando toda la "ropa sucia" de la ONU para su ataque, indicó el funcionario. O sea, las heridas auto infligidas de la organización han abierto la cancha para la ofensiva de Washington. Y ropa sucia hay mucha.

Hace un par de semanas, el jefe de la agencia de la ONU dedicada a los refugiados renunció formalmente después de ser acusado de hostigamiento sexual por una de sus subordinadas. Aunque rehusó renunciar durante semanas negando las acusaciones, era secreto a voces en la ONU el comportamiento de Ruud Lubbers con mujeres que trabajan con él: sus lances sexuales, invitaciones a su habitación, y hasta la manera de comportarse frente a testigos, seguro de su impunidad y sus tácticas de intimidación contra cualquiera que se atreviera a denunciarlo.

Por otro lado, dos de los funcionarios acusados de corrupción y mal manejo de contratos del programa Petróleo por Alimentos están iniciando sus respuestas a los cargos. Además, se investigan casos de violaciones sexuales y prostitución que involucran a tropas de mantenimiento de paz en varias partes del mundo.

Sondeos internos de empleados de la ONU registran que un enorme porcentaje de ellos cree que existe nepotismo, corrupción e intimidación de subordinados en la organización de 60 mil empleados en el mundo.

Todo esto vulnera a la organización ante los ataques desde Washington por políticos que buscan destruir la institución y usan todo esto como pretexto. "Los republicanos han creado una crisis aquí adentro, y tal vez eso sea positivo si ayuda a provocar un debate para reformar este lugar, pero también podría acabar con la institución misma", señaló el funcionario en entrevista con La Jornada.

 
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