Usted está aquí: domingo 20 de marzo de 2005 Opinión ELOGIOS Y HEREJIAS

ELOGIOS Y HEREJIAS

Tino Camil

Los ojos de Mia

AH CUANTA LLUVIA se ve han visto
esos ojos, cuya mirada -sonriente, estupefacta, dolida, lo que sea-

nunca cambia. Detrás de esa mirada,

de las lluvias, la lluvia, que ha visto esa mirada

hay una claridad casi impertinente.

Es una claridad de después de la lluvia que sin embargo es siempre
anterior a las lluvias. Es una claridad tan sin tormenta

que en verdad atormenta. Ingenuidad pudiera parecer

y no me atreveré a decir que inocencia

es (yo de inocencia qué podría saber), pero

lacera, arde como un cuestionamiento sin palabras, como

la salida del sol tras del desastre de la fiesta.

Ciega en cierto modo es esa mirada y, en efecto, ciega
a quien la ha mirado. Ya nada

más que ella (no: que

lo que desde ella mira)

hay si vista. Si tan oscuramente, tan siquiera, entrevista.

Y es esa su tragedia. Saber
tan sin saber, tan como sin saber, el bien que (no por eso no duele)

hace, nos hace. Eso, piensa uno indiscreto, no se hace.

 
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