Usted está aquí: domingo 20 de marzo de 2005 Cultura Publican primera antología poética completa de José Emilio Pacheco

De Ediciones Era, circulará en breve el volumen con el título La fábula del tiempo

Publican primera antología poética completa de José Emilio Pacheco

El autor presenta en la suma de esta obra "un drama en géneros", afirma el compilador

PABLO ESPINOSA

Ampliar la imagen Imagen que ilustra la portada del libro, que compila creaciones l�cas de cuatro d�das FOTO Ediciones Era

Ediciones Era pondrá en circulación en breve una obra decisiva en las letras mexicanas: La fábula del tiempo, de José Emilio Pacheco.

Se trata de la primera antología completa de la obra poética de este autor, explican los editores.

Con una gran variedad de voces y de formas poéticas -del epigrama y el haikú al versículo y el poema extenso- aparecen en esta antología "la tragedia, la violencia y la fugacidad, al lado del fulgor de la hermosura y la celebración del hecho incomparable de estar vivos.

"Pacheco -añaden sus editores- ha demostrado que todo en el mundo puede ser tema de la poesía. No hay nada que no pueda decirse con el instrumento preciso y lacónico del verso."

Ediciones Era encargó a Jorge Fernández Granados una selección crítica "de una obra extendida ya a lo largo de varias décadas, testimonio de su país y de su tiempo pero también prueba de amor y fe en el poder de la palabra".

El resultado: "una visión conjunta y vigorosa de los 12 libros -de Los elementos de la noche y El reposo del fuego a La arena errante y Siglo pasado, sin excluir No me preguntes cómo pasa el tiempo ni El silencio de la luna, todos publicados por Era en volúmenes individuales- que forman una obra viva en cuyo centro late el paso del tiempo en su doble e inseparable aspecto de constructor y destructor".

Cirugía literaria

A su vez, el antologador asume: "Es fallida toda intención de resumir a un autor. En el mejor
de los casos, confío en que esta selección conservará el perfil justo y los momentos más nítidos de un carácter. A realzar ese carácter o espíritu de lo escrito es a lo que se encamina, con humildad, esta discutible cirugía".

Asimismo, recomienda leer de primera mano al autor sometido a una antología, pues "por bien hecha que esté, no rebasará nunca el mero umbral, la invitación a su obra".

Parafrasea a Mick Jagger: "el tiempo está del lado de un autor como José Emilio Pacheco. En el tiempo -su fiel tema de temas- ha encontrado una y otra vez la fuente y la expresión, ya decantada, de su propia escritura. Las sumas y restas, las cimas y los valles de su oficio entregan un saldo no sólo favorable sino contundente de la hondura de un trabajo realizado a lo largo de casi medio siglo".

Divide entonces la antología en la suma de las distintas etapas de producción de la docena de poemarios que encamina.

Los dos primeros, Los elementos de la noche (1963) y El reposo del fuego (1966) "son impecables y finos ejercicios de un virtuoso. Poemas tempranamente maduros, dispuestos en series o meditaciones. Se podría decir que son elegías de un lúcido pesimismo. Ya desde esos libros aparecían ciertas constantes que serán reconocibles a lo largo de toda su obra: los ejemplos de la naturaleza (plantas y animales) como fuente de alegorías y lecciones, el tiempo y la destrucción, el drama testimonial de la conciencia: asuntos centrales de una temática cuya universalidad y pulcritud la situaron inmediatamente en muy alta estima".

Tan alta, hace notar, que este autor ha visto crecer en torno a su obra un cuerpo crítico y de traducciones, pero sobre todo un público lector como pocas veces sucede en un autor vivo.

Un tercer ciclo en la obra de Pacheco se abre con Miro la tierra (1986) y se prolonga hasta el presente. Incluye los libros Ciudad de la memoria (1989), El silencio de la luna (1996), La arena errante (1999) y Siglo pasado (Desenlace) (2000).

En este ciclo, apunta Jorge Fernández Granados, "la tematización sobre el mal de la historia, el recurrente drama humano y la nostalgia de lo perdido ocupan el centro de su atención. La crónica se funde con la poesía y la poesía se sincroniza con la historia. La idea del devenir como desintegración cede su sitio a la del devenir como gran teatro de alegorías que se reiteran o se multiplican de manera a veces grotesca".

Hace notar también: "el ajuste, pertinente y riguroso, que José Emilio Pacheco hace de sus poemas escritos desde la juventud es un proceso continuo con el paso de las ediciones. Piezas ya clásicas de la poesía del siglo XX mexicano se ven sometidas a una revisión que las afina; e incluso, en algunos casos, a una extrema metamorfosis".

El conjunto general o gran ciclo poético en 12 capítulos que nos ofrece la obra poética de José Emilio Pacheco -concluye Jorge Fernández Granados- "está relacionado con la evolución del concepto mismo de poesía a lo largo de toda una vida. Si Fernando Pessoa definió el sentido de sus heterónimos como un 'drama en gente', podríamos decir que Pacheco nos presenta en la suma de sus libros un 'drama en géneros'. De ese modo, el relato discute con el ensayo y la crónica se alía con la fábula, y todas hablan y convencen a la poesía. Por consiguiente, lo que discurre a través de estas páginas es también un gran cuestionamiento e indagación sobre el poeta y su oficio en la época contemporánea, así como sobre el pasado y el presente de este género".

 
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