Usted está aquí: domingo 20 de marzo de 2005 Estados Al año, un millón de litros de gasolina son ordeñados de ductos en Hidalgo: SEPC

Su destino, decenas de tiendas ubicadas a la orilla de las carreteras: Navarrete Zorrilla

Al año, un millón de litros de gasolina son ordeñados de ductos en Hidalgo: SEPC

De las ganancias nadie da cuenta; los delincuentes la venden a distribuidores en el mercado negro hasta $3 menos de su valor comercial, y ellos al precio oficial, afirma

CARLOS CAMACHO CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Personal del Sistema Hidalguense de Protecci�ivil, durante el operativo aplicado en tiendas ubicadas en comunidades de Valle de Mezquital para detectar la venta de gasolina sustra� de ductos de Petr�s Mexicanos FOTO Armando Loaiza

Ixmiquilpan, Hgo. 19 de marzo. Cálculos del Sistema Estatal de Protección Civil (SEPC) indican que anualmente son robados un millón de litros de combustible de los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) que cruzan territorio hidalguense, principalmente de los de Venta de Carpio-Tula y Tula-Salamanca, aunque también se perforan ilegalmente otros poliductos ubicados en el valle de Tulancingo o la región de Tepeapulco-Ciudad Saghún.

El destino de ese carburante producto de las ordeñas clandestinas podrían ser las decenas de tiendas localizadas a orillas de las carreteras que cruzan el Valle del Mezquital, donde se vende el producto sin control, ante la vista de autoridades locales que poco pueden hacer para acabar con esos "polvorines" convertidos en expendios clandestinos de gasolina.

Alentado por vecinos, autoridades locales y legisladores del Valle del Mezquital, el SEPC organizó un operativo de decomiso de la gasolina que se vende en tiendas de abarrotes, a orillas de la carretera, pero de 15 establecimientos visitados sólo pudieron decomisar un garrafón de 30 litros.

La tibieza de los representantes del SEPC para incautar todos los bidones cargados de combustible que se aprecian a simple vista en las fachadas de las tiendas la explica el titular del SEPC, Fernando Navarrete Zorrilla, quien argumenta: "no queremos confrontaciones" con la gente.

No le falta razón, pues en esta zona es común que al menor asomo de agresión a los lugareños, éstos se organizan, secuestran autoridades, las agreden y hacen justicia por mano propia.

El primer punto de la visita es la tienda de Fernando Velásquez, ubicada a orilla del asfalto en la comunidad de San Antonio Sabanillas. Aunque a 15 kilómetros se encuentra una gasolinera establecida, el propietario del local argumenta que vende el combustible en garrafones, "al mismo precio que la gasolinera", y así evita que los compradores se trasladen alrededor de 15 kilómetros.

Si la gasolina se expende al mismo precio que en los establecimientos legales ¿dónde está la ganancia?, se pregunta Navarrete Zorrilla, y él mismo responde: "pues podría ser la gasolina que se roba de los ductos de Pemex y que se vende al menudeo en estos establecimientos; de otro modo no se explica que los dueños de estas tiendas vendan un producto que no sólo los pone en peligro, sino a los vecinos de la zona, pues comercian con un material ciento por ciento explosivo, sin control alguno ni las medidas mínimas de seguridad".

Fernando Velásquez, propietario de la tienda ABC, es un modelo a seguir en la localidad. En 1985 logró su permiso para un giro comercial de venta de abarrotes, y vinos y licores para su venta en botella cerrada, pero al poco tiempo comenzó a vender gasolina y posteriormente "hasta camioneta de lujo se compró", según reveló un lugareño.

Teodulo Calderón, un jornalero que se abastece de comestibles en ABC, dice que Fernando Velásquez "llenaba cada tercer día sus siete tambos de 200 litros y luego distribuía el combustibles en garrafones de 10, 15, 20 y 50 litros, que colocaba en la entrada de su negocio".

El ejemplo fue seguido por muchos otros dueños de tiendas que aprovechan la falta de establecimientos legales en muchas localidades del Valle del Mezquital para vender de esa forma su producto.

Cifras conservadoras del SEPC indican que hay, sólo entre Ixmiquilpan y Cardonal, en la zona norte del Valle del Mezquital, aproximadamente 15 comercios que venden en promedio 500 litros diariamente, cada uno.

Hay quienes no ven mal que se venda combustible sin las mínimas medidas de seguridad. Rodolfo Soler, secretario municipal de Ixmiquilpan, dice que "la gente sólo lo hace para ganarse unos centavos demás", aunque no explica por qué vende la gasolina al mismo precio que un expendio legalmente establecido.

Agrega que "no es un problema grave", como pretenden pintarlo autoridades del SEPC y representantes populares de la zona, como el diputado local del Partido de la Revolución Democrática, Juan Ortiz Simón, quien fue uno de los principales promotores del operativo de decomiso de gasolina.

Fernando Navarrete explica que en Hidalgo sólo hay cuatro tiendas autorizadas para vender gasolina, independientemente de las estaciones autorizadas por Pemex, que se ubican en Calnali, dos en Jacala y otra en Molando. El resto, como las 15 de aquí, son clandestinas.

A su juicio, debe considerarse tres puntos fundamentales para evitar que ocurra una desgracia, en caso de explosión: primero, la falta de medidas de seguridad en el manejo del combustible; la falta de capacitación para el almacenamiento y acciones preventivas para evitar un accidente, y, por último, el que tiene que ver con el aspecto judicial, pues "nadie sabe el origen de la gasolina".

Efectivamente, nadie dice de dónde traen el combustible, y ante autoridades y reporteros sólo atinan a decir que la compran "en la gasolinera. Si no, dónde, pues".

De las ganancias tampoco dan cuenta, pues "se da al mismo precio que en la gasolinera", por eso Fernando Navarrete aventura que el negocio está precisamente en que "delincuentes que ordeñan los ductos venden el producto más barato a distribuidores que, a su vez, llegan a venderlo en el mercado negro entre dos y tres pesos menos que su valor comercial".

Durante el recorrido, en la tienda ABC se abastecía una camioneta; cuando llegó el personal del SEPC de inmediato los garrafones fueron escondidos en un local alterno, pero las autoridades alcanzaron a asegurar varios recipientes. Cuando concluía la maniobra se presentó el delegado de San Antonio Sabanillas y platicó con Fernando Quijas, uno de los encargados del operativo y logró que le devolvieran la gasolina, con la promesa de que obligaría a los dueños de las tiendas a "regularizar su situación".

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.