Usted está aquí: viernes 18 de marzo de 2005 Cultura Esplendor del arte egipcio más allá del esoterismo y las admoniciones

Reseña de la muestra que se abrirá al público el día 29 en el Museo de Antropología

Esplendor del arte egipcio más allá del esoterismo y las admoniciones

Experiencia ritual mediante un viaje a la tierra de los faraones

Será visitada por 400 mil o 500 mil personas, estiman

Cedularios electrónicos para las 12 piezas más relevantes

Acercamiento a Mesoamérica

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Ampliar la imagen Dos de las obras cuya energ�habita ya las salas del recinto de Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec FOTOS Marco Pel�

Nada más traspasar el detector de metales a la entrada del Museo Nacional de Antropología el visitante se topa con la estatua colosal de Tutankhamon como una admonición de lo que sucederá algunos pasos después: la experiencia ritual de un viaje al Egipto faraónico.

La estatua de dos metros del rey adolescente anuncia también un ceremonial: el culto al sol en el antiguo Egipto, punto central de la exposición que se abrirá al público el 29 de marzo y la más importante salida de Alemania. Las previsiones son de entre 400 mil y 500 mil personas.

A la derecha, viendo de frente, el Obelisco de Ramsés II parece indicar la dirección hacia el acceso a la sala de exposiciones temporales que será casa de las 152 piezas que conforman la exhibición. Dos estatuas de la diosa Sejmet custodian la entrada.

Es 17 de marzo, 11 días antes de la inauguración oficial, y las tareas para sacar las piezas de las cajas, quitar la protección especial con la que vienen recubiertas (un tipo de espuma), colocarlas y poner protecciones especiales continúan. La mayoría de los nichos en los que serán ubicadas se encuentran vacíos con una hoja blanca en la que se colocó el nombre de las piezas: ''cocodrilos'', ''sapos'', ''hipopótamos'', en otros ya están las piezas pero el plástico impide observarlas en todo su esplendor.

Dentro de las salas huele a pintura y a madera. Decenas de gruesas láminas de vidrio están recargadas en las paredes. Pedazos de madera salpican el suelo. Aquí y allá se ven cajas de madera, escaleras, termómetros en el piso.

Dos de las piezas más impresionantes, los sarcófagos de Ankh-Hor y de Wennefer, estaban cubiertas de plástico porque hoy se realizaron ahí trabajos de carpintería, pero poco después la protección fue retirada para permitir fotografiarlas.

Aún no hay cedularios o folletos, pero se adelantó la introducción de novedades tecnológicas, como los cedularios electrónicos que acompañarán 12 de las piezas más representativas, casi una por sala.

Afuera hace calor, pero dentro de las salas el clima no sobrepasa 20 grados centígrados. Esa es tan sólo una de las medidas adoptadas para la conservación de las piezas, prestadas por el Museo Egipcio y Colección de Papiros de Berlín y de la Colección Estatal de Arte Egipcio de Munich. La temperatura y humedad variará de acuerdo con las necesidades específicas de cada obra.

Además de admirar las piezas, que van desde tamaños monumentales hasta joyas o pequeñas reproducciones de animales asociados al sol, hechas en piedra, plata y oro, entre otros, el visitante podrá acercarse a la escritura egipcia y otros dioses por el trabajo en relieve realizado sobre la madera que divide las salas o detalles especiales en el techo, como una reproducción de un cielo estrellado. En Faraón: el culto al sol en el antiguo Egipto hay que mirar arriba, abajo y a los lados.

También en relieve se escribieron fragmentos de himnos dedicados a Ra, otro de los nombres que dieron los egipcios al sol.

La última de las salas será para exhibir una serie de grabados del egiptólogo alemán Richard Lepsius, acompañados por la reproducción del busto de Nefertiti, provista de una proyección computarizada.

El objetivo central de la muestra es hacer a un lado los aspectos esotéricos que envuelven a esta cultura y presentarla como una civilización cercana, aunque no en tiempo y espacio, a la mesoamericana con la que comparte una característica esencial: la adoración del sol.

Sin embargo no faltó quien, a los pies de la escultura de Tutankhamon, lanzara la pregunta: ''¿y si nos cae la maldición?''

(Faraón: el culto al sol en el antiguo Egipto abrirá sus puertas al público el 29 de marzo en el Museo Nacional de Antropología -Reforma y Gandhi, Chapultepec-. El costo será de 30 pesos y no cubre la entrada al resto del recinto. Una ventaja es que podrá visitarse los lunes.)

 
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