Es posible tratar con éxito el problema de baja estatura si se detecta a tiempo
En México falta investigación sobre tasas de crecimiento
Además de los factores hereditarios y hormonales, las cardiopatías, las anemias, las parasitosis y los tumores cerebrales, son otras patologías que impiden el incremento en la talla
Ampliar la imagen En la edad prescolar y escolar el incremento en la estatura oscila entre cinco y seis cent�tros por a�en promedio FOTO Heriberto Rodr�ez
De acuerdo con el doctor Raúl Calzada León, jefe del Servicio de Endocrinología del Instituto Nacional de Pediatría (INP) de la Secretaría de Salud (Ssa), la estatura óptima es un rasgo individual, pues depende de las características hereditarias y ambientales de cada persona, por lo cual no se puede establecer de forma tajante que un menor debería tener una talla específica en una edad determinada.
Lo que sí se sabe es que "hay presencia de talla baja cuando la altura es inferior en cuatro centímetros de lo que debería expresar lo que le heredaron sus padres". Entonces su talla es patológica. Para dilucidar si un niño presenta talla baja, primero se requiere conocer cuál es la estatura que debería tener en condiciones óptimas; es decir, su talla hereditaria.
No obstante, en la literatura médica existen gráficas estandarizadas sobre el crecimiento normal en varones y niñas que pueden servir sólo como guía; por ejemplo, éstas indican que al año un bebé debería medir alrededor de 72 centímetros; a los siete años, 1.10 metros y como máximo a esa edad, casi 1.26, mientras las niñas, al año deberían medir como mínimo unos 70 centímetros; a los siete años 1.10 metros, también como mínimo y 1.29 como máximo aproximadamente. Pero debido a que en el país no se han realizado estudios recientemente, y con los que se cuenta son de hace unas tres décadas, estos estándares podrían haber variado, como ha sucedido en Chile, donde hay gran cantidad de estudios sobre la estatura. En esa nación se consigna que durante los últimos 30 años, la talla promedio de sus habitantes se ha elevado 4.5 centímetros, así los hombres alcanzan un promedio de 1.74 y las mujeres de 1.58 metros.
En México no hay ese tipo de investigaciones, criticó Calzada León. "El INP ha propuesto muchas veces que haya apoyo para efectuar estudios nacionales de crecimiento y nunca ha habido respuesta sabemos que implica invertir muchos recursos, porque hay que seleccionar una muestra adecuada de población y medirla cada cuatro meses durante tres años consecutivos".
Además de los factores hereditarios (baja talla familiar, alteraciones cromosómicas) y hormonales (deficiencias de la hormona del crecimiento y tiroidea, entre otras), por los cuales se puede presentar talla baja durante la infancia, también están las cardiopatías, los problemas de riñón, las anemias, las parasitosis o los tumores cerebrales.
Todas estas patologías pueden repercutir de manera importante en la disminución de la tasa de crecimiento, por tanto, el estancamiento en la ganancia de centímetros puede ser sólo un síntoma de algo más grave. Según el especialista el hecho de que los padres conozcan si sus hijos están expresando una estatura adecuada es muy importante, no sólo algo estético. Además, un niño que tenga centímetros de menos por las múltiples causas citadas "nunca los recuperará espontáneamente, por lo que debe analizarse el origen que motivó su talla baja. Si un niño llega al estirón de la pubertad con 20 centímetros menos, obviamente se quedará en su vida adulta así. Para que los padres llevaran un control, en la Cartilla de Vacunación debería haber una gráfica de estatura".
Más que ganar centímetros
El crecimiento es mucho más que ganar centímetros; incluye la división y multiplicación celular con el fin de aumentar su número total, y por tanto el tamaño del organismo, proceso que puede verse afectado desde la vida intrauterina (etapa en la que la velocidad del crecimiento es la más acelerada), y en ella el crecimiento está regulado por la nutrición que proporciona la madre y en la regulación intervienen hormonas, como la insulina y el lactógeno placentario, y poco tienen que ver los factores genéticos.
Tras el nacimiento la hormona del crecimiento (GH, por sus siglas en inglés) o somatotropina, interviene de manera fundamental, aunque también participan las hormonas tiroideas.
En la etapa prescolar y escolar, cuando hay descenso notable en la velocidad del crecimiento, el incremento oscila entre cinco y seis centímetros por año en promedio. Hay intervención de los factores genéticos y hormonales, en especial de la GH, así como de la nutrición, la cual es determinante, pues el programa genético sólo se expresará en condiciones óptimas cuando la nutrición se encuentra en ese mismo nivel.
La GH es secretada por la hipófisis anterior, y es en la tercera y cuarta etapas del sueño cuando, alcanza niveles máximos de liberación, por lo cual, en menores con patrones de sueño alterado es posible que se modifique también la cantidad de hormona secretada, y por tanto la velocidad del crecimiento. Pero esta hormona no sólo tiene como función el crecimiento, también regula el metabolismo de carbohidratos y lípidos, el crecimiento tisular para la reparación de tejidos, el envejecimiento celular y los depósitos de calcio, entre otros, indicó Calzada León.
Los primeros intentos para tratar la deficiencia de GH mediante su administración ocurrieron a mediados del siglo pasado y no fueron fructíferos, porque se utilizó hormona de otra especie. Luego se obtuvo de cadáveres, y tampoco dio buenos resultados porque se asoció a la aparición de la enfermedad Creuzfelt-Jacob. En 1979 se obtuvo la GH biosintética a partir de la bacteria Scherichia coli y en 1981 empezó a utilizarse. Los resultados fueron promisorios, pues los reportes apuntaban que el crecimiento era de ocho centímetros por año aproximadamente.
Aunque los análisis preclínicos y clínicos demostraron que esta hormona es terapéuticamente equivalente a la hormona humana, estudios revelaron que cerca de 2 por ciento de las muestras de pacientes desarrollaban anticuerpos contra la hormona. No obstante, presentaron crecimiento lineal.
De acuerdo con el experto, "no hay ningún riesgo para el paciente si se manejan las dosis requeridas, y para obtenerlas se debe tomar en cuenta la edad, el peso y, por supuesto, cuántos centímetros ha perdido, es decir, de acuerdo con la etiología se define la dosis".
La hormona se inyecta todos los días por vía subcutánea, y según la experiencia en el INP, donde se atiende a niños con alteraciones de estatura por razones endócrinas, alrededor de "60 por ciento de los menores recupera su estatura", pero acotó que es un tratamiento "caro, pues las 16 unidades cuestan poco más de 2 mil 500 pesos". Además no debe ser aplicada cuando las epífisis se han cerrado.
La llegada de la adolescencia marca un cambio en el patrón de crecimiento entre niñas y niños, el cual hasta esa edad es similar. En esta época la velocidad del crecimiento duplica la de la infancia, y en niños mexicanos los estudios han revelado durante el brote puberal o el estirón, el cual dura año o año y medio, para los varones el crecimiento es de entre siete y 10 centímetros, y para las mujeres entre seis y nueve.
Por lo general se crece en longitud hasta dos años después de la primera regla en las mujeres, que se presenta por lo general a los 12 y medio años, y en los varones dos años después de empezar a producir espermatozoides, lo que ocurre a los 15 y medio años de maduración biológica. Luego de esto las epífisis de los huesos se empiezan a cerrar y la posibilidad de ganar centímetros a desvanecerse.