CIUDAD PERDIDA
Desafuero: ante la derrota, Fox cambió de estrategia
Sus críticas a la ayuda a ancianos desnudaron su humanismo
AL RECULAR, como se lo había pedido el jefe de Gobierno del Distrito Federal, para no seguir "envileciendo" la figura presidencial, Vicente Fox se atuvo a una estrategia diseñada por sus "altos mandos", en la que, al salirse de la batalla verbal en contra de López Obrador, convocaba a un silencio que no tenía como fin dejar de intervenir en un asunto que trajo como consecuencia disensiones y disgustos.
POR EL contrario, el fin era, o es, crear una zona libre de escándalos, desde donde se pudieran construir supuestas alternativas a la figura de López Obrador, sin que éstas fueran el "blanco" hacia donde apuntaran los dardos del jefe de Gobierno.
ES DECIR, la estrategia represiva se montó desde la idea de crear una forma de evitar la protesta, de suprimir la queja, envolviéndola en un supuesto síntoma de debilidad o de reflexión, en el que a Fox le cayó el veinte de que se estaba exponiendo de más a la figura presidencial.
EN REALIDAD lo que se buscó fue la tranquilidad necesaria para permitir que otros nuevos escándalos tomaran el lugar del ruido mayor que causa el desafuero.
LA DERROTA en la discusión ya se había dado; por encima de la visión legaloide de Los Pinos, estaba la opinión pública, que decía, una y otra vez: no al desafuero, así que la clave se hallaba, primero, en silenciar la voz de la gente y después crear un ambiente que reprimiera esa voz.
ENTONCES, DESDE Bucareli empezó a surgir la idea de que la gente estaba harta de escuchar los ataques de Fox contra López Obrador o viceversa, que ya le pararan, que se estaba provocando la división entre la población y otras verdades inventadas, no obstante que las encuestas advertían que ocho de cada diez mexicanos discutían, como punto de primer orden, precisamente, el desafuero.
LO GRAVE, eso sí es real, es que ya no cabía ningún otro tema entre la población, por eso era tan importante el silencio como estrategia. Hasta ahí las cosas no le pintaron mal a los estrategas de Los Pinos.
LO MALO es que, como siempre, algo les iba a fallar, ya sea por impericia, ya sea por incapacidad, y el ruido del silencio que ellos mismos causaron se les vino encima.
LA PRIMERA en aprovechar la tregua fue la señora Marta. De inmediato buscó reflectores para exhibir su nuevo show, pero casi al mismo tiempo surgieron las críticas y la descalificación popular a las ambiciones de la señora Sahagún, que ya tenía rato tratando, sin conseguir, un poco de luz en la escena política. Así que el silencio, desde luego, la beneficiaría.
DESPUES FUE el propio Vicente Fox quien para atacar al jefe de Gobierno de la ciudad de México, pasó por encima de la ayuda que se brinda a los ancianos en el DF.
ESAS DECLARACIONES, que deben ser escuchadas por todos los ancianos del país, desnudaron el verdadero humanismo del gobierno foxista, al que le parece injusto entregar esos dineros para los adultos mayores, mientras él y su familia gastan una millonada nada más en comidas.
OTROS TEMAS han querido ocupar la atención de la ciudadanía -algunos de mayor importancia- sin conseguirlo del todo, porque a nadie se le olvida la trascendencia del dictamen que la comisión instructora de la Cámara de Diputados debe presentar en cualquier momento.
LA AUSENCIA del debate, en los momentos en los que el argumento legal del gobierno de la ciudad había pegado en la línea de flotación de la PGR, urgía del silencio general, cómplice, pero sobre todo, del silencio de los inocentes.