Elongar la columna y zapatos que hacen crecer, entre los métodos de dudosa eficacia
La reducida estatura provoca problemas emocionales, coinciden especialistas
Las causas pueden ser la nutrición, por herencia y hormonales: Raúl Calzada León
Ampliar la imagen C�nes de belleza que no son propios de los mexicanos alientan la b�da de mayor talla FOTO Fabrizio Le�iez
Para muchos la talla no importa, y según expertos esta visión debería cambiar. No sólo porque la escasez de centímetros es obstáculo importante para ciertas personas en su vida laboral y emocional -y más aún en la actualidad, cuando los cánones de estética son de corte anglosajón-, sino porque ésta también es reflejo de los niveles de salud.
La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que las naciones no deberían tener más de "3 por ciento de su población infantil" con talla baja, pero en México estos porcentajes son mucho más elevados, lamentó Raúl Calzada León, jefe del servicio de endocrinología del Instituto Nacional de Pediatría (INP), al detallar que en el norte del país, en donde la proporción de personas con estatura alta es mayor, en promedio "11 por ciento" de los menores tiene talla deficiente, lo que es poco si se compara con "49 por ciento" existente en Chiapas.
Pese a lo anterior, no se efectúan estudios nacionales sobre este aspecto, como lo hacen países como Argentina, Chile, Brasil o Costa Rica, inclusive Estados Unidos, ni se aplican políticas sanitarias que deberían ser "prioridad, y no lo ha sido ni ahora ni en los sexenios anteriores", lamentó el especialista tras exponer que tampoco los pediatras prestan la atención necesaria al problema, y qué decir de los médicos generales, que la mayor parte de las veces "ni conocen ni saben utilizar las gráficas de crecimiento".
La principal causa de la baja estatura y del retardo en el crecimiento longitudinal es la herencia, pero según Calzada León, en México la principal razón de talla baja es el factor "nutricional". Justamente la más reciente Encuesta Nacional de Nutrición (1999) arrojó que el desmedro (talla baja para la edad) en los niños entre cuatro y cinco años oscilaba entre 18.6 por ciento y 21.2 por ciento, mientras que en los niños de entre cinco y 11 años fue de 16.1 por ciento.
Otra de las razones son las deficiencias hormonales, y una de ellas es la baja producción de la hormona de la crecimiento, pero de acuerdo con el experto, esa es una de las menos frecuentes, y es que en la literatura médica "hay más de mil 800 causas descritas de talla baja, y un tratamiento específico para cada una de ellas".
Charlatanería
La baja estatura, por sus implicaciones en la autoestima y por el hecho de que en especial en los hombres se le relaciona con su capacidad para brindar protección -aunque se sabe que la estatura no siempre es proporcional a esa cualidad, y más bien esto se sitúa en el plano de la fantasía-, orilla a muchos varones a recurrir a la ayuda sicológica, al grado que algunos especialistas aseguran que esta causa se ubica ya en el segundo lugar entre los motivos de consulta en lo que se refiere a problemas relacionados con la estética, antes sólo está la obesidad.
Y es que aunque se resalte que a lo largo de la historia muchos varones de talla baja, paradójicamente han sido grandes hombres -el icono al que más se recurre es a Napoléon Bonaparte- esto no mitiga la preocupación de quienes la tienen porque se saben condenados a no poder mirar a sus congéneres a la cara. El hombre de pequeña estatura se ve afectado en el plano sexual, porque se tiende a pensar que si es "bajito, en él todo ha de tener un tamaño proporcional, todo ha de ser chiquito", sostuvo Monserrat Pérez Mejía y Cardoso, encargada del servicio de salud mental y siquiatría infantil y de la adolescencia del INP. Lo curioso es que en las películas pornográficas los actores por lo general son de talla baja, justamente para hacer contraste entre sus dimensiones corporales y las de su pene.
En esta búsqueda de mayor estatura, alentada muchas veces por la imposición de cánones de belleza y de estética que "no son propios para nuestra etnia", y el deseo de conseguir a como dé lugar los centímetros que la naturaleza les escatimó inclusive en edades que ya no es posible lograrlo, es decir, una vez que se han cerrado las epífisis de los huesos, lleva a algunos a optar por tratamientos de muy dudosa eficacia.
Algunos de ellos se anuncian por Internet y prometen en pocos meses (medio año aproximadamente) hacer crecer hasta 10 centímetros o inclusive hasta 15, ya sea mediante la realización de ejercicios para "elongar la columna vertebral", que se asegura están "totalmente garantizados, o bien mediante la ingesta de sustancias no convalidadas médicamente.
Pero también están las opciones que no ofrecen aumentar centímetros de manera permanente, y entre estas se encuentra la utilización de calzado especial. En diciembre pasado, según un reporte de prensa divulgado en México, un anuncio aparecido en un periódico chileno generó gran expectativa entre los varones de esa nación, bajo el lema "El tamaño que sí importa" y ofrecía "aumentar siete centímetros de altura en segundos"; sólo el tiempo necesario para ponerse los zapatos Max Denegri, los que, se asegura, dan a quien los calce cómo mínimo esos centímetros de más "sin que se note absolutamente nada; eso era como un milagro, hasta que lo logramos", reza parte de la promoción del calzado que contará en el país con 54 tiendas franquiciadas.
En este reporte se citan investigaciones británicas que exponen que a la hora de "elegir pareja", la evidencia empírica ha demostrado que la "altura" del posible marido tiene para muchas mujeres tanta importancia como otros factores físicos, y se citan testimonios de hombres que "están cansados de ver hombros mientras viajan en el Metro, empresarios que quieren que sus clientes los puedan ver a la cara y novios que harían lo que fuera por no verse más chicos que sus novias el día de la boda. En suma chaparritos que harían lo que fuera por dejar de serlo.
Aunque esto se pueda tomar en broma, para muchos niños que empiezan a notar cómo sus compañeros ganan centímetros y ellos no, y en la fila los sitúan cada vez más adelante, esto se puede convertir en una experiencia muy frustrante, más aún cuando llegan los apodos incómodos.
Pérez Mejía y Cardoso comentó que por lo general, durante la infancia y la adolescencia, y en especial en esta última, la "burla y la mofa" son frecuentes hacia quien es distinto, a lo que se suma que es justamente en esta etapa cuando más se nota quién se "está quedando bajito". Así surgen el gordo, el pecas, el chaparro, con el consiguiente daño en la autoestima.
En entrevista con este diario, la especialista explicó que esta "estigmatización y acoso de los pares", no sólo tiene una repercusión afectiva, sino que también modifica la conducta de los afectados. "Algunos niños se hacen evasivos, tímidos, poco sociables y rehuyen el juego porque se sienten en desventaja, por su desarrollo intelectual, no expresan con palabras lo que experimentan en conductas, algunos se entristecen y otros se vuelven irritables y agresivos, y puede haber resistencia a ir a la escuela, bajar el rendimiento escolar o generar problemas con la familia.
Otros aceptan sus "motes y sobreviven", porque tienen una estructura emocional más fuerte y asumen que la gente vale por lo que es, no por el tamaño que tenga, y mejor se dedican a cultivar otras cualidades.
Las niñas, las más afectadas
Debido a que a las mujeres se les exige más en relación con aspectos de estética, el hecho de no tener una estatura adecuada para la edad "les afecta más" en su etapa juvenil, porque esta demanda hace muy mala mancuerna "con el hecho de que somos más emotivas y fantasiosas", aseguró Pérez Mejía y Cardoso, al destacar que, por lo general, para lograr que las niñas acepten su baja estatura, se debe trabajar especialmente en elevar la autoestima y hacerles ver que tienen otras cualidades.
En el caso de los niños, la sicóloga comentó que debido a que el género masculino es "más práctico y no se desgasta tanto en el qué dirán", les es más fácil aceptar su baja estatura, al menos durante la adolescencia, y para "conquistar a las chavas echan mano de otras habilidades que no se tengan que medir en centímetros".
Advirtió que cuando la baja estatura hace una gran mella en el aspecto sicológico sobreviene la depresión, por lo cual en muchas ocasiones el tratamiento debe incluir apoyo farmacológico.