''Hemos pedido permiso a los ancestros para tocar aquí'', afirmó el músico brasileño
Carlinhos Brown convirtió en fiesta el festival de cine de Guadalajara
Adicta al sexo, de John Waters, fue la encargada de abrir el encuentro internacional fílmico
Asegura el director que continuará luchando para que el cine basura sea respetado en el mundo
Ampliar la imagen Carlinhos Brown puso a bailar a los m�de 2 mil asistentes a la ceremonia de inauguraci�el vig�mo Festival Internacional de Cine de Guadalajara. A la derecha, el director estadunidense John Waters, creador del concepto cine basura FOTOS Arturo Campos
Guadalajara, Jal., 12 de marzo. El viernes por la noche Carlinhos Brown, con unos bailarines huicholes como invitados, inició el vigésimo Festival de Cine Internacional en Guadalajara en el remodelado teatro Diana. Al principio los asistentes se resistieron a bailar con la rica y potente propuesta musical del brasileño, pero al final sucumbieron: los 2 mil 300 asistentes perdieron la acartonada compostura y acabaron, a placer del músico, bailando y coreando los estribillos de sus canciones.
"Hemos pedido permiso a los ancestros para tocar aquí", dijo Brown acompañado por cuatro de sus músicos: batería, bajo, sintetizador y guitarra. Su canto festivo, melancólico y profundo terminó por infectar los corazones del público. En uno de los momentos óptimos del concierto Carlinhos interpeló al público y explicó: "Cuando uno pierde el rumbo, tiene que cantarle a la madre, porque en Brasil creemos que ella es el único camino hacia Dios". En resumen dio una muestra de lo que sería su concierto del sábado por la noche en la Concha Acústica.
Los encargados de dirigir la ceremonia fueron Arcelia Ramírez y José María Yazpik, quienes presentaron en diferentes momentos los actos que habría en esta vigésima edición del certamen, destacando un video testimonial de las anteriores celebraciones, desde la muestra del primer cartel en 1986, testimonios de su importancia a través de los años hasta los talentos nacionales que han presentado su opera prima y que ahora ya son cineastas consagrados, destacando la figura de su paisano Guillermo de Toro.
El cine basura
A su vez, Alfredo Joskowicz dio el banderazo oficial para arrancar con la cinta de John Waters, Adicta al sexo (Dirty shame). El iconoclasta cineasta salió a presentar su película vistiendo traje negro y zapatos rosas. Agradeció la invitación del festival y comenzó la cinta, donde se narra cómo, progresivamente, los habitantes de un pequeño pueblo estadunidense se van volviendo adictos sexuales, comenzando por una persignada, y un poco triste, abarrotera.
Al final de la función los comentarios coincidieron en que Adicta al sexo fue una mala elección para inaugurar este festival, porque la propuesta de Waters, si bien es propositiva, cae en lo repetitivo y cansa a pesar de que dura sólo 90 minutos.
Definitivamente no fue el mejor trabajo de este cineasta de culto, underground y contracultural, quien por la tarde del viernes en conferencia de prensa mencionó a propósito de su visita a esta conservadora ciudad: "Es emocionante estar aquí; yo vengo de Baltimore que es una ciudad conservadora, pero eso no implica que se pueda liberar, ir más lejos. A veces de la represión surgen las mejores propuestas y las más divertidas; el humor se podría usar como la única forma de terrorismo que pueda existir".
Además habló del cine basura, término que se le ha dado a su obra: "El cine basura es la contracultura, suciedad, sexo explícito y nada común, violencia, situaciones estrambóticas y, no siempre, ácida crítica".
Confesó a demás que este tipo de cine ya fue absorbido por la cultura pop estadunidunidense y "se perdió porque el cine de culto ya forma parte del humor americano". Pero agregó que continuará luchando para que "el cine basura sea respetado y seguiré abordando los extremos de la sociedad estadunidense, pero con humor, aunque en su esencia real no lo sea".
Waters recordó que cuando filmó Mondo Trash, su primer largometraje, en 1969, la producción se detuvo cuando el director y dos de sus actores fueron detenidos, acusados de exhibicionismo: "Hoy las autoridades me protegen".
El creador fílmico agregó que antes le resultaba divertido producir cintas prohibidas con temas de censura. Hoy día, lamentó que el sentido de interés se perdió porque el cine de culto ya forma parte del humor americano.
Waters, nacido en 1946 en Baltimore, Maryland, ciudad en la que ha rodado todas sus películas, reconoció que en sus obras fílmicas hay mucho de él, incluso, asegura, todos los personajes que ha escrito tienen que ver con su vida y sus pasatiempos.