Daína Chaviano, exponente de una mezcla de ese género con el realismo fantástico
Escritoras enriquecen la ciencia ficción y le aportan "una parte más humana"
La autora cubana presentó en días pasados la novela El hombre, la hembra y el hambre
Por costumbre, la ciencia ficción es terreno de los varones. Pero desde hace varias décadas las escritoras también han dedicado su labor a ese género literario al que aportan "la parte más humana, la que explora senderos sociales, temas que tienen que ver con el papel de la mujer y el hombre dentro de la sociedad y la cultura", afirma la autora cubana Daína Chaviano, una de las principales exponentes latinoamericanas de un género híbrido: el que combina la ciencia ficción con el realismo fantástico.
Chaviano nació en La Habana y se inició en la escritura a los ocho años. Su trabajo ha recibido numerosos galardones tanto en su país, del que salió hace más de 10 años, como en el extranjero, entre ellos el Premio Azorín en 1998 por su novela El hombre, la hembra y el hambre, que publica el sello Nueva Imagen. El volumen fue presentado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.
Cuando la mujer explora el género de la ciencia ficción "lo enriquece al introducir su propia visión del mundo, por nuestras características biológicas y sociales, por ser un ente biológicamente diferente al hombre con características emocionales distintas. Sin duda todo ello da una perspectiva interesante y diferente", añade la autora en entrevista.
Aun cuando los adelantos tecnológicos parecen haber superado a la ciencia ficción, para la autora de Fábulas de una abuela extraterrestre este género cambia de manera constante y "ahora quizá lo importante no es predecir los cambios tecnológicos porque los vemos todos los días, pero es un género que se abre a cuestiones nuevas".
Ella, por ejemplo, combina la ciencia ficción con seres de la mitología, explora nuevos temas salidos de la arqueología y de las culturas ancestrales, la sicología, la parasicología o los aspectos espirituales del ser humano, tanto los religiosos como los que tienen que ver con seres de otras dimensiones.
"Desde el principio ha habido una mezcla entre lo fantástico y la ciencia ficción, la incorporación de criaturas mitológicas a la realidad" sin confundir lo que es el realismo mágico con el realismo fantástico.
En el primero los fenómenos "anómalos" que ocurren a los personajes son tomados como algo natural, nadie se asombra de que unas lágrimas se conviertan en un río; en el realismo fantástico los personajes son conscientes de que esos fenómenos no son normales y se asustan, reaccionan como lo haríamos muchos, expresa.
Eso es lo que ocurre con Claudia, el personaje principal de El hombre, la hembra y el hambre, quien puede hablar con los muertos y sabe que eso no es socialmente aceptable. Esta novela es la tercera parte de una tetralogía inscrita en el ciclo La Habana oculta, y cada uno de ellos trata un tema fantástico, en este caso el de la "mediumnidad".
La tetralogía comenzó con Gata encerrada y Casa de juegos. La última parte ya está terminada, pero aún no tiene título.