Usted está aquí: domingo 13 de marzo de 2005 Opinión FUSILERIAS

FUSILERIAS

Alfredo C. Villeda

Solyenitzin: memorias del exilio

Ampliar la imagen El premio Nobel en una imagen de 1999 FOTO Reuters

DESPUES DE UN EXILIO de 20 años en Estados Unidos, Alexander Solyenitzin, premio Nobel de Literatura 1970, prosigue la meditación sobre la historia y el destino de su país. Después de El roble y el ternero (1976) y otra obra en la que se refiere a sus primeros años en suelo americano, aparece en Francia (Claude Durand es editor del sello Fayard y agente mundial del escritor) la continuación de su autobiografía, Esbozos del exilio (1979-1994).

En el volumen, esta gran figura de la disidencia rusa acentúa su crítica contra Occidente y algunos de sus detractores, líderes de opinión a los que denomina "la tribu instruida". En un capítulo de adelanto publicado por Le Figaro Magazine, el escritor se refiere a la "inagotable" reserva de desgracias de su país, y declara que su pensamiento jamás dejó, ni un solo momento, Rusia, durante los años estadunidenses.

También alude a las cartas que recibía: "Rusia es ahora un país que anida los vicios de todos los tiempos y de todos los pueblos; las generaciones jóvenes no lo conocen a usted". Otra: "Usted nos es más útil quedándose allá". Pero otros le decían: "Todos los que sueñan con un mejor futuro para Rusia deben vivir aquí". Y "nuestro país, estamos seguros, necesita su presencia, escuchar el sonido de su voz: ¡regrese!"

El escritor, en tanto, se preguntaba: "De qué se trata esta Rusia de 1992: la economía, siempre la economía, la reforma, los pagarés, la banca comercial, todas cosas sobre las que nada entiendo. Lo que sí comprendo, porque es visible, es el vergonzoso pillaje que se libra sobre la espalda del pueblo. Imposible imaginar ante esa escena que yo, recién llegado, sería capaz de llamar a la conciencia de estos nuevos hampones y administradores para que dejen de expoliar a la gente".

Solyenitzin da asimismo un vistazo a la literatura más reciente de la tercera emigración y a la de la clandestinidad soviética en Occidente. "Sí, se nota que la literatura rusa ha sufrido una gran ruptura, una frontera muy nítida la atraviesa: sus procesos y valores me resultan radicalmente extraños. Su lectura no representa ningún interés, de hecho es repugnante. ¿Se trata acaso de un irreversible cambio de época? ¿O de una literatura degradada?"

Por cierto El primer círculo, sobrecogedor relato de Solyenitzin sobre el helado infierno de los campos de concentración estalinistas, será llevado al cine por el director ruso Gleb Panfilov, y se planea que la cinta participe en Cannes o en Venecia.

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