La marcha del mercado petrolero
Para 2005, los pronósticos de precio del petróleo marcador West Texas Intermediate (WTI) indican un nivel medio no menor a 45 dólares. Dado el persistente diferencial entre nuestra mezcla mexicana y el WTI, podemos estimarle un precio ligeramente superior a los 30 dólares. Incluso cercano a los 35, si aceptamos algunas atrevidas aunque no absurdas estimaciones, que ya consideran una cotización promedio de 50 dólares para el WTI.
¿Qué elementos permiten pensar en estos precios? Fundamentalmente cinco: 1) importante incremento de demanda; 2) oferta con menor capacidad de ampliación, concentrada en crudos con mayores costos de producción, más pesados y con mayor azufre; 3) riesgos geopolíticos que podrían constreñir aún más la oferta; 4) finalmente, expectativas de altas temperaturas en el invierno 2005-2006.
1.- Los registros del consumo mundial en 2003 y 2004 indican promedios de 79.8 y 82.5 millones de barriles diarios, un crecimiento cercano a 2.7 millones de barriles al día, el mayor de los últimos 25 años. Este alto consumo se vincula a una recuperada dinámica económica mundial: 5.0 por ciento. El promedio de las estimaciones para 2005 señalan un consumo de 84.5 millones de barriles al día, dos más que en 2004, correspondientes a un crecimiento económico mundial de 4.3 por ciento. Conviene no olvidar el sobresaliente consumo de China, responsable de cerca de la tercera parte del crecimiento durante los pasados años.
2.- La producción mundial de crudo en 2003 y 2004 fue de 79.7 y 83 millones de barriles diarios. Las estimaciones para 2005 indican un nivel de casi 85 millones. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) produciría cerca de 30 (29 en 2004). Y los productores No-OPEP poco más de 55. Entre estos últimos sobresale la antigua Unión Soviética: 9.5 millones en Rusia, 1.3 millones en Kazakistán, 300 mil en Azerbaiján y cerca de 500 mil en otras zonas, para sumar 11.6 millones de barriles al día. Con esto, Rusia se consolida como el primer productor del mundo. Ya supera a Arabia Saudita, que en 2005 producirá entre 200 y 300 mil barriles menos que Rusia. Algo que resulta importante decir es que, efectivamente y al menos durante tres o cuatro años más, la nueva producción mundial será preponderantemente de crudos de menor calidad, más contaminantes y menor rendimiento de productos ligeros de alto precio (gasolina, turbosina y diesel).
El primer efecto de esto será el sostenimiento de la alta apreciación del petróleo ligero como el WTI (no olvidemos las mayores exigencias de combustibles limpios ligadas al inicio del Protocolo de Kioto); y la depreciación del pesado como nuestra mezcla mexicana. No obstante, esta depreciación será relativamente limitada, dada la baja capacidad de ampliación de la producción que le resta a todos los productores (por ejemplo, para 2006 la OPEP tendrá menos de un millón de barriles de margen), entre otras cosas como resultado del rezago tan grande en la recuperación de reservas y en el crecimiento de la capacidad de producción. Por esto mismo, el panorama de los próximos cuatro o cinco años es de precios altos. Aunque no tan altos como en el periodo de 1978 a 1981, cuando la factura petrolera llegó a representar 5 por ciento del producto mundial, el doble de lo que hoy representa, o incluso menos, como resulta ser en el caso de los países europeos por la apreciación del euro respecto al dólar, moneda en que se paga el crudo.
3.- Al hablar de riesgos geopolíticos por el lado de la oferta mundial de crudo, hay que tener presente algunos de ellos: a) Irak con su complejísima situación; b) Irán con su debate sobre lo nuclear; c) Arabia Saudita con sus próximas elecciones y la amenaza casi permanente a su infraestructura; d) Rusia con el delicado problema de la empresa Yukos y la excesivamente complicada situación con Chechenia; e) Nigeria con sus casi permanentes conflictos laborales y étnicos; y f) Venezuela con las amenazas de huelga en PDVSA y los permanente ataques al gobierno de Chávez.
4.- Finalmente, y sólo como un elemento estacional que fortalece la tendencia estructural a tener precios altos, no hay que dejar de señalar que para el invierno próximo se espera un consumo diario del orden de 89 millones de barriles, casi 3 millones más que en diciembre pasado.
Todo lo anterior nutre las estimaciones que hablan de un WTI cercano a los 53 dólares por barril en 2005 y a los 45 dólares en 2006, lo que representa una mezcla mexicana de 37 y 30 dólares respectivamente.
¿Será por este panorama de altos precios y muy alta renta petrolera (con estos precios, no menos de 60 mil millones de dólares de derechos de extracción o renta petrolera en lo que resta del sexenio) que a este gobierno le urge una curiosa autonomía de Pemex, más orientada a compartir la renta petrolera nacional con los privados, que a fortalecer Pemex? ¡No deja de ser curioso y lamentable que esta propuesta venga del mismísimo corazón financiero de la paraestatal!