Usted está aquí: sábado 12 de marzo de 2005 Política DESFILADERO

DESFILADERO

Jaime Avilés

Los salvajes rancheros del Bajío

Faltan dos votos para el desafuero

Caravana de autos en Chapultepec

CON UNA VELOCIDAD escalofriante, Vicente Fox y las facciones salinistas que lo rodean están multiplicando las condiciones objetivas y subjetivas para que estalle una crisis constitucional. Con sus antorchas anacrónicas, bajo las banderas del golpe de Estado contra el gobierno de la ciudad de México, los salvajes rancheros del Bajío lucen dispuestos a llevarse todo entre las patas: la carrera y los derechos políticos de su principal adversario, el sistema electoral del país, las conquistas históricas de los mexicanos en materia de sufragio efectivo, y ahora, además, de una buena vez y en un solo plato, el petróleo y la industria eléctrica.

Anestesiados por la supina ignorancia que los ciega, envalentonados por el desprecio que les merecen los sentimientos del pueblo, enloquecidos por una ambición sin límites que a ellos mismos les sorprende, los salvajes rancheros del Bajío están actuando bajo el frenesí del reloj que corre a toda prisa en su contra y, en su precipitación desesperada, con renovada torpeza, cada día cometen más y más errores.

Ejemplo de ello es la declaración que emitió el miércoles por la noche el mínimo y dulce Rubén Aguilar, el vocero bongocero de Fox, según el cual Andrés Manuel López Obrador "cometió un desacato" en el célebre asunto de El Encino. ¿En qué se basa la Presidencia de la República para dictar ese fallo? ¿Qué facultades legales tiene para presentar al tabasqueño como culpable del supuesto delito de que lo acusa? Ninguna, pero esas palabras traducen la arrogancia de los salvajes rancheros del Bajío, a quienes ya no les interesa guardar las formas, porque están borrachos de autoritarismo.

Nadie ha demostrado que hubo "desacato" en El Encino, por tres sencillas razones que usted puede citar con plena confianza cuando se enfrasque en debates a propósito de este falso caso jurídico. Una. López Obrador no firmó un solo documento relacionado con las obras en ese terreno. Quien sí firmó fue el secretario general de Gobierno, José Francisco Ortiz Pinchetti, y por este solo hecho involucró a seis funcionarios capitalinos más. Sin embargo, el juez de la causa, Alvaro León Tovilla, encontró que Ortiz Pinchetti y los otros seis funcionarios eran inocentes de la acusación de desacato, mientras el único culpable resultó ser López Obrador.

Dos. El Ministerio Público Federal abrió una averiguación previa contra López Obrador dos meses y medio antes de que éste cometiera el supuesto delito de desacato, lo que constituye una aberración jurídica que por sí misma invalidaría el expediente. Tres. El desacato, según el juez Tovilla, consistió en bloquear los accesos a El Encino, que estaban protegidos por la resolución de otro juez. Sin embargo, dos peritajes no pudieron establecer dónde empieza, dónde termina y, por lo tanto, dónde está ese terreno, ni cuáles son sus accesos.

Hay muchas pruebas más para demostrar que el pretexto elegido por los salvajes rancheros del Bajío para derrocar al Gobierno del Distrito Federal es una monstruosidad insostenible. No obstante, Fox, Martita, el charrito de Bucareli, los payasitos de la PGR y Diego Fernández, el maestro de la inverecundia, repiten de día y de noche que ellos velarán sin desmayo por el cumplimiento de la ley, asumiendo una actitud que los vuelve odiosos a los ojos del pueblo y siembra y fertiliza la semilla de la violencia, una amenaza muy grave que desde hace tiempo ensombrece el futuro inmediato del país.

Pero, como bien lo observó Leonel Godoy, con su bongocera declaración de la noche del miércoles, Fox ya juzgó, condenó y sentenció a López Obrador y ahora, en consecuencia (sueña con serpientes el señor de las botas), en breve rodará hasta el fondo del cadalso la cabeza del tabasqueño. Al jefe máximo de los salvajes rancheros del Bajío no le preocupan las sensatas adevertencias del rector de la UNAM, del arzobispo primado de México, del obispo de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, del presidente de la CNDH, del jet set de la intelectualidad, de los artistas de cine y teatro, de los banqueros, del EZLN y de miles y miles de voces populares y anónimas de todo el país en el sentido de que el desafuero no traerá nada bueno para nadie. ¿Y?

Todo eso a Fox le vale; su lectura es otra. Gracias a los buenos oficios de Martita, a quien ahora vemos retratada en todos los muros del Metro como en una pesadilla subterránea, el jefe de los rancheros salvajes ha cerrado filas con el nuevo presidente nacional del PAN, el ultraderechista Manuel Espino, y tiene ya listo el voto de ese partido, así como las simpatías de la derecha del PRD, encabezada por Demetrio Sodi y amigos que alientan otros planes, vamos a llamarlos "postlagartistas".

Faltan sólo dos opiniones a favor del desafuero: la del PRI y la del Ejército, cuyos mandos altos y medios están dispuestos a cumplir sus funciones con lealtad institucional pero solicitan, según lo dio a conocer en Milenio el vocero oficioso de las fuerzas armadas, que las órdenes vengan por escrito, por aquello de que 20 años después llegan las fiscalías especiales y las comisiones de la verdad y los únicos que pagan el pato, injustamente, son los uniformados.

Especulaciones

Quien dirá la última palabra, como salta a la vista, es el PRI. Pero su líder está lejos de tener todas las riendas en la mano. Cuenta, eso sí, con la fuerza en la base que le permitió modificar los estatutos del partido y quitar los candados que impedían la privatización del sector petroeléctrico. Pero enfrenta en la cúpula una oposición cada vez más férrea de parte de los gobernadores que no lo quieren como candidato presidencial. Ante esto, Roberto Madrazo debe estar formulando la negociación de un pacto en el que gravitan tres elementos que no encuentran todavía concordancia: la decapitación de López Obrador, la devolución del gobierno al PRI y la privatización de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad.

A Madrazo le vendrá guango lo que digan los gobernadores y Jackson, si logra establecer con Fox un compromiso como el que Fox hizo con Zedillo para quedarse con la Presidencia, lo que en este caso supondría darle al jefe supremo de los rancheros salvajes del Bajío los tres bienes que más anhela, es decir, impunidad total para él y para Martita, la cabeza de López Obrador y la consumación de las "reformas estructurales".

Con todo respeto, ¿para usted tiene lógica esto? ¿Un pacto entre Madrazo y Fox, los dos políticos más mentirosos y desconfiables de este país? ¿Cuánto duraría? ¿Quién traicionaría primero al otro? Y lo más importante, ¿quién haría, en el PAN, los amarres indispensables? ¿Creel, que a duras penas sabe atarse los zapatos?

Lo que se puede abrir entonces es la otra puerta: que los gobernadores y Jackson reúnan a sus diputados en San Lázaro y sumen esos votos a los del PAN; sin embargo, hay aquí un inconveniente: de los cuatro legisladores que hay en la sección instructora de la Cámara, uno es del PRD, otro del PAN y dos del PRI, pero de éstos uno le responde a Madrazo y otro a los gobernadores y a Jackson, de modo que por ahí no habrá madruguete de nadie: a la hora de votar el dictamen si uno de los priístas se abstiene o lo hace en contra, el otro priísta y el panista no alcanzarán mayoría y los salvajes rancheros del Bajío se hundirán en el más amargo dolor. Pero no adelantemos vísperas. Lo que se está tejiendo es un acuerdo profundo, o un terrible desencuentro, en la cima de la clase política del país, y las fuerzas democráticas que somos la inmensa mayoría y estamos en todas partes y por eso vamos a ganar, debemos mantenernos en estado de alerta para enfrentar con prudencia, firmeza y alegría lo que venga.

En una línea paralela a la nuestra, junto a quienes luchan contra el desafuero y por la construcción de la plataforma ciudadana, los sindicatos desarrollan su propio proceso, del que da testimonio la imponente manifestación del Sindicato Mexicano de Electricistas en el Zócalo. Nadie ignora que las líneas paralelas, como las vías del tren, se convierten en una sola en el horizonte.

Ruido político

Mañana, en punto de las 10 de la mañana, frente al Metro Auditorio, allá en Chapultepec, una sección del sindicato de telefonistas y las organizaciones ciudadanas aglutinadas en el Lado Izquierdo Opositor (LIO) realizarán una caravana automovilística, arrastrando latas, como los coches de los recién casados, en homenaje al "ruido político" que gracias a los salvajes rancheros del Bajío mantiene inquieta a la ciudad.

Y a todo esto, el martes, durante una visita de los grupos de LIO al Palacio Legislativo de San Lázaro, el perredista Horacio Duarte, presidente de la sección instructora de la Cámara de Diputados, dijo a esta plana que todas las cartas que el pueblo envíe a esa instancia legislativa serán anexadas al expediente del desafuero de López Obrador.

PD: Una súplica: si alguien sabe dónde está Ortolf, dígale que escriba por favor al buzón de esta columna.

[email protected] // www.plandelos3puntos.org // www.jovenesamlo.com.mx

 
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