Pobladores sembraron maíz y frijol en 9 de 13 hectáreas destinadas a construcciones
Tras siete años, en Chalco siguen esperando obras prometidas por el gobierno local
Ampliar la imagen Anuncio del gobierno mexiquense de obras cumplidas en la zona FOTO Rene Ramon
Chalco, Mex., 9 de marzo. Cansados de esperar durante siete años obras para su comunidad, campesinos de Santa Catarina Ayotzingo decidieron sembrar maíz y frijol en un predio de nueve hectáreas, propiedad del gobierno estatal, cuya administración no ha podido concluir en un sexenio la construcción de una escuela de bachillerato, un panteón y una ciudad deportiva.
El proyecto -signado en un convenio- debía beneficiar a 70 mil habitantes de los cuatro pueblos históricos de Chalco. Aunque ya existen obras parciales, éstas se encuentran abandonadas desde el año pasado.
De acuerdo con testimonios de campesinos, habitantes y profesores de la región, el compromiso se hizo en 1996 a cambio de permitir la construcción del penal estatal de Chalco, el cual opera desde 1998.
A unos tres kilómetros de la cabecera de Chalco, en la entrada del pueblo, se observa una mampara del gobierno mexiquense, la cual indica que tres aulas y una cancha de basquetbol son "obra cumplida". Sin alumnos en el inmueble, el ambiente es más desolador en el predio de cuatro hectáreas.
Francisco López Lira, director del Centro de Bachillerato Tecnológico número 3 Max Shein Heisler, asegura que de nada les sirve contar con un inmenso predio, si tres aulas son insuficientes para una matrícula de 450 alumnos, la cual va en aumento.
Explica que la nueva escuela está en desuso temporal, porque es preferible tener bajo control a los alumnos en la vieja escuela ante el periodo de exámenes, inmueble en el cual cuatro salones no se utilizan porque están a punto de derrumbarse.
Mario Tenorio Leyte, consejero comunitario de Ayotzingo, asegura que desde 1998 siguen en espera de que se construyan las 20 aulas y laboratorios que conforman el proyecto. La misma situación ocurre con el terreno de tres hectáreas, donde se supone quedará el nuevo panteón, y también en las seis hectáreas que se destinaron para la ciudad deportiva.
En estos dos predios, propiedad del gobierno del estado, los campesinos, cansados de esperar las obras, optaron por sembrar maíz y frijol, pues en el área del panteón sólo se construyó 60 por ciento de la barda perimetral y de la deportiva no se ha colocado ni la primera piedra.
Gualberto Santillán Valdivia, representante de la Comisión para el Cumplimiento de las Obras, a la cual están integrados campesinos y habitantes de los pueblos de San Mateo Huitzilzingo, San Pablo Atlazalpa, San Juan Tezompa y Santa Catarina Ayotzingo, aseguró que las obras se ganaron "tras la represión del gobierno".
Abogado de profesión, recordó que en 1996 policías y funcionarios del gobierno estatal emprendieron una cacería de habitantes que se oponían a la construcción del penal estatal de Chalco: "varios fueron golpeados y encarcelados", dijo.
En aquel entonces, tras una negociación, labriegos y colonos lograron la firma de un convenio y la autoridad ofreció edificar la escuela de bachillerato, el nuevo panteón y la ciudad deportiva, compromiso que refrendó en 2003 el actual mandatario.
Han transcurrido más de siete años y los pobladores ya tienen diferencias por la disputa de espacios en el actual panteón, que está saturado; en el caso de la vieja escuela de bachillerato una parte se está derrumbando.
De no haber respuesta, los vecinos de estos cuatro pueblos advirtieron que en tres semanas más efectuarán una marcha sobre calzada General Ignacio Zaragoza, en la ciudad de México, y otra más sobre la autopista México-Puebla.