Muestra itinerante organizada por el Museo Felguérez
Ismael Guardado celebra 40 años de producción con Lo sereno y lo insólito
El artista zacatecano Ismael Guardado festeja 60 años de vida (que cumplió en 2002) y 40 de producción con la exposición itinerante Lo sereno y lo insólito, organizada por el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, que se presentará en una sede aún por definir tras haber estado instalada hasta la semana pasada en la Casa de la Primera Imprenta.
Al contemplar gráfica, dibujo, escultura, textil, pintura, fresco y cerámica sobre piedra volcáncia presentados, uno inevitablemente se remite a lo expresado por Jorge Alberto Manrique en el texto incluido en el catálogo: "Las maneras de hacer del artista Ismael Guardado son tan variadas que resulta trabajoso aprehenderlas. Sus formas han transitado por los caminos de la figura y también de las formas abstractas. En unos momentos ha llegado casi a lo geométrico. Luego transita a lo informal".
Guardado se limita a comentar: "Es un proceso natural al que se han venido encadenando las formas, los códigos, la arquitectura, el erotismo, de alguna manera. Esto, claro, es un proceso sin ninguna prisa, tanto de experimentación como de concepto. Hay códigos que, inclusive, vienen de la niñez y se han madurado con los viajes, la manera de observar, el contexto, los gustos, las obsesiones que uno depura. Siempre he jugado con muchas cosas de acuerdo con el lenguaje".
La sección que tal vez llama más la atención es la dedicada al fresco. Sobre su incursión en esa técnica, Guardado explica que hace dos años vino a tomar cursos en el Centro Nacional de Conservación, del Instituto Nacional de Bellas Artes. También tiene una beca para irse a Venecia a estudiar esa técnica.
-¿Qué le atrae del fresco?
-Es la técnica misma, es la actitud mística del instante. Es preparar tu mente, todo tu cuerpo, tu alma, porque son trabajos de una sesión. Hago una escala que calculo trabajar en la misma mañana. Tienes que acercar todo tu instrumental y, cuando la humedad lo pida, empezar a trabajar. Eso es lo hermoso del instante.
La técnica del fresco le fascina tanto como la combinación de la cerámica sobre piedra volcánica. Trabajar todos estos elementos de fuego, agua, el fresco, el seco, es también parte de su energía. Primero empezó con la cerámica, que le llevó al fresco, porque tenía muchas posibilidades de esgrafiar y e incluir transparencias. Además, es muy de su gusto observar todo lo que queda de la pintura con temas prehispánicos en los edificios coloniales.
En el espacio de óleos hay un cuadro de nombre Laocoonte, de una serpiente que devora. Equivale a los flashazos que se le vienen a Guardado: "Aquí, estamos muy cerca de San Carlos, mi escuela. Desde que llegué allí me impresionaron las esculturas de yeso como el Laocoonte y la Samotracia. Todo esto para mí después de haber llegado del pueblo oscuro, fue entrar a este patio, la luz de mi vida".
Radicado desde hace algunos años en Zacatecas, Guardado dice que pronto irá a vivir a Guadalajara, "que es muy rica en cuestiones musicales y artesanales". El artista y su esposa, Rebeca, suelen salir al campo a grabar música in situ, que luego interpretan. Guardado toca arpa y jarana, entre otros instrumentos, y Rebeca, jarana, guitarra y piano.