Por ignorancia, pobladores venden figuras a turistas y a escuelas, afirman funcionarios
Saqueo y destrucción de zonas arqueológicas en Abasolo, Guanajuato, por "olvido" oficial
De cien áreas históricas existentes, apenas dos comenzaron a ser restauradas en 2002
Abasolo, Gto., 23 de febrero. Los turistas y las escuelas de la región pueden comprar figurillas de barro, vasijas, puntas de lanza y otros enseres que datan del año 300 de nuestra era, a precios que oscilan entre 20 y 50 pesos. Lo anterior, como resultado del olvido en que se dejó a las más de cien zonas arqueológicas ubicadas en la zona serrana del municipio, de las cuales apenas dos comenzaron a ser rescatadas en 2002.
El director del museo local, José Magdaleno Ramírez, y la delegada del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Guillermina Gutiérrez Lara, coincidieron en que el saqueo y devastación en las zonas San José de Peralta y La Mina ocurrieron "por la ignorancia de la gente y no por dolo". Además reconocieron que "por el abandono que hubo, llegaron saqueadores de otros estados de la República, así como de otros países, en busca de piedras preciosas, y en su intento destruyeron chozas de las culturas ancestrales, tumbas conmemorativas y hasta un centro ceremonial que había en Peralta".
El alcalde Rigoberto Gallardo Ledesma se quejó de que el saqueo en el municipio de Abasolo, una de las comarcas más ricas en vestigios históricos en el Bajío mexicano, se debe al poco interés del gobierno estatal por invertir "a la par de como lo estamos haciendo. El año pasado nosotros, un pueblo pobre, invertimos un millón de pesos y el estado puso otra parte igual; este año pusimos la misma cantidad y el gobierno nos mandó 600 mil pesos: eso es una burla".
Abasolo forma parte del polígono donde se asentaron las culturas chichimeca, purépecha, tarasca, pame, guámare, guachaban y guachichil. Se cree que en este municipio se ubicó un centro ceremonial, político y comercial precisamente en lo que hoy es la comunidad San José de Peralta, donde el saqueo ha sido mayor.
"Con los trabajos de exploración llegaron los de despalme y de restauración, pero antes habían llegado ya los saqueadores", comentó José Magdaleno Ramírez. Destacó que a pesar de la rapiña, "todavía hay a flor de piso cerámica y objetos en perfectas condiciones".
El director del museo local indicó que a los interesados en las raíces históricas de Abasolo "nos da tristeza que la gente que se dedica a la elaboración de tabique, y que ha encontrado piezas, las ha destruido por ignorancia; hay incluso zahúrdas (corrales para cerdos) que fueron levantados con estas piedras, y algunas todavía tienen piedras labradas que estamos por recuperar".
Pese a la gran riqueza que prevalece en la zona, el museo de Abasolo cuenta con un acervo de apenas 700 piezas, porque "parte del patrimonio se perdió, pero de alguna manera nosotros tenemos algunas cosas aquí y otras las estamos poniendo a disposición del INAH para su catalogación", dijo.
Magdaleno Ramírez agregó que años antes de que comenzaran los trabajos de restauración, los pobladores por "ignorancia" creyeron que en las zonas arqueológicas podían descubrir oro o piedras preciosas, y hallaron figurillas que eventualmente pusieron a la venta. "Aquí en el municipio hay personas que andan vendiendo piezas que encontraron para tareas de labranza o a la hora de levantar sus fincas, que las venden en 20 o 50 pesos, las cuales tienen mucho valor histórico", señaló.
"Las venden a particulares, las ofrecen a las instituciones educativas y hay algunos directores de escuelas que han venido a comentarme esa situación y yo les digo: 'ustedes cómprenlas y las hacemos llegar al museo'", explicó.
En la zona arqueológica, Francisco Noriega, una de las personas contratadas por la administración municipal para evitar que la depredación continúe, consideró que los saqueos en el lugar comenzaron "hace 50 años. Principalmente se llevan las piedras, y otras personas, con la intención de encontrar tesoros, han destruido parte de la zona. Por ejemplo, había partes de una zona habitacional en este lugar y ya no hemos encontrado nada, se llevaron las ollas y las puntas de flechas, ídolos y otras cosas que suponemos que había aquí".
Apuntó que el sitio no está abierto al público, pero los taxistas del municipio ofrecen visitas a la zona "para buscar ollitas" y si los turistas encuentran algo, dan una propina a los conductores. "Estamos trabajando en todo esto, principalmente en concientizar a la población para que no se lleve el legado cultural a sus casas, porque pertenece no sólo a Abasolo, sino a todo el país", dijo el custodio.
La delegada del INAH, Gutiérrez Lara, admitió que el saqueo en la zona arqueológica de Abasolo ha sido grave, "sobre todo porque cuando las personas realizan sus labores diarias se encuentran las piezas; la mayoría las conservan en sus casas. otras las venden. De eso hemos tenido noticias, pero no denuncias", externó.
La funcionaria acotó que el INAH busca involucrar a la comunidad en el cuidado del entorno cultural, porque debe "ser guardiana de su patrimonio". Agregó que tener un objeto sustraído de una zona arqueológica, que está registrado, no es delito, pero si no está catalogado constituye una falta grave, "que debe ser perseguida incluso por la Procuraduría General de la República".
Sin embargo, la custodia de los lugares arqueológicos -no sólo en Abasolo, sino en los más de mil que se encuentran en todo Guanajuato- es tarea ardua. Las labores involucran a los gobiernos locales, pero el estado y la Federación carecen de recursos para proteger el patrimonio histórico nacional.
En Guanajuato se mantienen trabajos de restauración en los municipios de Abasolo, San Miguel de Allende, Pénjamo y Ocampo. Los mayores saqueos han ocurrido en la primera demarcación citada, lo que ha obligado a mantener en secreto los sitios con vestigios arqueológicos, para evitar más pillajes.
En el municipio de Abasolo se han localizado vestigios arqueológicos en las comunidades La Joya de Calvillo, La Carroza, Huitzatarito, Zenzontle, Chamacua, Rancho Nuevo la Cruz, Mogotes, La Mina, Maritas y El Encinal.
La Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, advierte en su artículo 47 que a "quien realice trabajos materiales de exploración arqueológica, por excavación, remoción o por cualquier otro medio en monumentos arqueológicos, sin la autorización del INAH, se le impondrá de uno a 10 años de prisión, y multa de 100 a 10 mil pesos".