Hoy tomará posesión como presidente con una aceptación de 85%, según sondeos

"Encabezo un proyecto nacido de la realidad uruguaya": Tabaré Vázquez

Se espera la llegada de más de 130 delegaciones; desairan cena de despedida de Batlle

STELLA CALLONI ENVIADA

Montevideo, 28 de febrero. Un clima festivo comenzó esta noche a ganar las calles del centro de Montevideo, en la víspera de la asunción de Tabaré Vázquez como presidente del primer gobierno de izquierda en los 174 años de historia de Uruguay, que acaba con el bipartidismo de los tradicionales Blanco y Colorado.

Es el triunfo de un proyecto de unidad por el que nació a la vida política el Frente Amplio, en 1971, y desde entonces fue acumulando fuerzas y sumando movimientos, para conformar la coalición Frente Amplio-Encuentro Progresista-Nueva Mayoría. Esta reúne a socialistas, comunistas, ex guerrilleros tupamaros y escindidos de partidos tradicionales, en un ejemplo en una América Latina donde las izquierdas tienden a la desunión y la dispersión.

También es el triunfo de políticos sencillos en un país pequeño, de poco más de 3 millones 300 mil habitantes, pero con una fuerte conciencia democrática de su población. Esta noche la alegría se expresa en música, cantos y banderas que ya lucen en las calles.

Mañana habrá murgas (comparsas típicas de carnaval), pirotecnia, y tres espectáculos públicos para las 400 mil personas que según previsiones festejarán la llegada de Vázques, mientras que los sondeos señalan que 85 por ciento de los uruguayos cree que la gestión frenteamplista será buena.

En una zona de tradición como el barrio de trabajadores de La Teja, donde nació el presidente electo en el seno de una familia humilde, la alegría desborda. La Teja está tapizada de banderas rojo, blanco y azul del Frente Amplio, la misma bandera de los hombres del héroe nacional José Gervasio de Artigas.

Hijo de un obrero, Vázquez logró recibirse de médico y especializarse en el exterior, pero nunca ha dejado de visitar su barrio para reunirse con sus viejos amigos.

Más de 130 delegaciones asistirán a la toma de posesión, y las hay tanto oficiales como organizaciones sociales que vienen a festejar la asunción de Vázquez, quien anunció que seguirá ejerciendo como oncólogo, vocación que nunca abandonó, ni siquiera cuando fue intendente de Montevideo, en 1990. También se espera a miles de los uruguayos radicados en Argentina.

En una carrera atípica dentro del panorama político, antes de conquistar la intendencia había sido presidente de un modesto club de futbol de la Teja, al que llevó a disputar una Copa Libertadores, por eso sus detractores dicen que no tiene formación política.

Los grandes retos

Pero ahora los desafíos son enormes. Un tercio de uruguayos vive en la pobreza, y la deuda externa equivale a 106 por ciento del PIB. La primera medida que anunciará el gobierno será precisamente el Plan de Emergencia Nacional para combatir el hambre, pero los funcionarios han adelantado que no será un proyecto asistencialista. El nuevo gobierno anunciaría además estímulos a la producción, y una reforma tributaria.

El futuro ministro de Economía, Danilo Astori, sostuvo esta noche que el plan de emergencia -con una inversión de cien millones anuales- será provisorio y se espera que dure unos dos años, mientras se va creando una solución verdadera.

"Para nosotros el plan de emergencia es casi una condición de desarrollo de nuestro gobierno", afirmó Astori, quien según analistas seguirá un modelo económico pragmático al estilo del Brasil de Luiz Inacio Lula da Silva.

En tanto, se supo que los presidentes de los países que integran el Mercado Común del Sur (Mercosur): Argentina, Brasil y Paraguay y Uruguay, no asistirán esta noche en la recepción que ofrece el presidente saliente Jorge Batlle a las delegaciones extranjeras. Lula postergó su viaje hasta mañana, cuando llegarán también el argentino Néstor Kirchner, y el paraguayo Nicanor Duarte Frutos.

Los primeros en llegar a Uruguay fueron los príncipes de Asturias en representación de la Casa Real española, y luego los presidentes de Chile, Ricardo Lagos, y de Bolivia, Carlos Mesa. Quien canceló fue el mandatario ecuatoriano Lucio Gutiérrez.

Para la mayoría de los analistas la ausencia de los mandatarios del Mercosur a la recepción de esta noche marca el descontento por las actitudes de Batlle, del Partido Colorado, y simpatizante del gobierno de Estados Unidos, hacia esa unión aduanera y comercial.

De su lado, el presidente electo dijo a La Jornada, en un breve encuentro en el agitado último día de la transición, que "este momento tiene un fuerte significado por el enorme esfuerzo, y el largo y responsable trabajo de las fuerzas uruguayas por la unidad que se que fue consolidando paso a paso, respetando la idea de que era una herramienta nacida de la voluntad del pueblo uruguayo, como lo demostró su presencia en el tiempo y en distintas etapas de la vida política" local.

"Cuando se pensó esto ya estábamos hablando de los cambios necesarios para llegar a una sociedad realmente democrática y justa. Por eso el mayor valor fue escuchar a las representaciones de base de toda la sociedad, además fuimos actualizando todo en la marcha por ese respeto a la voluntad popular que todas nuestras fuerzas tuvieron siempre en cuenta. El cambio lo decidió el pueblo y es un proyecto propio nacido de nuestra realidad", añadió.

Vázquez ha prometido mantener el diálogo, la tolerancia, defender la libertad de expresión, mantener abiertos los caminos de participación política, y puede lograrlo, con un gabinete designado que ha sido elogiado, y en el que están tanto un ex guerrillero como un ex gerente general de una petrolera.

Este trabajo conjunto, según Vázquez, "es la mejor garantía del cumplimiento de aquello que prometimos".

Uno de los temas que se debaten es si podrá funcionar bien el "agua con el aceite", por esta diversidad. En este debate todos miran hacia el pragmático Astori y las políticas que pondrá en marcha, que abren interrogantes sobre si no rozarán con otros sectores del gabinete, ya que los uruguayos han resistido las olas de privatizaciones de la región.

Pero por ahora Uruguay es una fiesta, una enorme fiesta popular en medio de la austeridad, que promete ser una de las más importantes en toda la historia del país sudamericano.