La mayoría de las víctimas, jóvenes que aspiraban a ingresar al ejército o la policía
Atentado suicida en Hilla deja al menos 125 muertos y 132 heridos
Es la acción individual más sangrienta en Irak desde el comienzo de la ocupación
Ya son mil 500 las bajas de EU; Siria cooperó en la detención del hermano de Hussein
Ampliar la imagen Aspecto de la zona devastada en Hilla, al sur de Bagdad, tras el ataque suicida, en imagen captada de la televisi�OTO Ap
Bagdad, 28 de febrero. En lo que fue el más sangriento ataque individual desde la caída de Saddam Hussein, un atacante suicida mató al menos a 125 personas e hirió a otras 132 la mañana del lunes, cuando se hizo estallar en la sureña ciudad de Hilla. Esto ocurre casi un mes exactamente después de las primeras elecciones libres en Irak.
La explosión destrozó a una multitud de jóvenes que esperaban fuera de una clínica donde obtendrían certificados médicos que les permitirían solicitar empleo en el ejército o la policía. A medida que los cuerpos quemados y ennegrecidos de los muertos eran retirados, se veía que en la calle todavía quedaron regados pies y brazos arrancados por la explosión.
"¿Cómo puede alguien hacerle esto a seres humanos?", se preguntó un hombre que observaba la escena de la matanza. Los bomberos arrojaron el chorro de sus mangueras sobre los cuerpos aún humeantes. Algunos muertos fueron transportados en carretillas de madera y otros en las camionetas blancas pick-up que usa la policía. Los miembros cercenados fueron recogidos y envueltos en cobijas.
La explosión también arrojó trozos del automóvil del atacante en dirección a un atestado mercado de verduras. Minutos después del ataque lo único que quedó fueron unas cuantas cajas de jitomates, en medio de la destrucción.
La multitud reunida afuera del hospital general de Hilla coreaba: "Allah Akbar" (Dios es Grande) y la policía disparaba al aire sus rifles AK-47.
"Yo estaba formado cerca del centro médico esperando mi turno para hacerme el examen médico que necesito para solicitar empleo en la policía", dijo Abdullah, de 22 años. "De pronto escuché una gran explosión que me arrojó a una distancia de varios metros de donde estaba. Tenía quemaduras en piernas y manos. Me llevaron al hospital".
Las víctimas eran reclutas que esperaban ser examinados para obtener el certificado que les permitiría aspirar a unirse al ejército o a la policía. Con más de la mitad de la población del país en el desempleo, los iraquíes están desesperados por encontrar trabajo y dispuestos a correr cualquier riesgo con tal de conseguirlo.
"Yo tuve suerte porque era el último de la fila cuando ocurrió la explosión", narró Muhsin Hadi, de 29 años, quien resultó con una pierna rota. "Hubo pánico y muchas personas asustadas me pasaron por encima al tratar de huir. Perdí el conocimiento y desperté en el hospital".
Hilla es una ciudad pobre sobre la ribera del Eufrates, ubicada unos 160 kilómetros al sur de Bagdad. Cerca de 70 por ciento de su población es chiíta y 30 por ciento es sunita, pero aquí ambas comunidades siempre han tenido buena relación.
Sin embargo, hacia el norte de la ciudad hay poblados sunitas conocidos por su amargo sectarismo contra los chiítas. Los bombarderos suicidas, conocidos en Irak como salafíes o wahabitas, militan en las ramas fundamentalistas del Islam sunita, y consideran a los chiítas "infieles" que deben ser exterminados. La división sectaria en Irak entre chiítas y sunitas se ha profundizado desde el año pasado debido a que los sunitas se rebelan contra la ocupación estadunidense, mientras que los chiítas, que equivalen a 60 por ciento de la población, esperan ganar gracias a las elecciones.
Hasta el momento los chiítas no han tomado represalias pese a los constantes ataques suicidas contra su comunidad, dirigidos en particular a aspirantes a pertenecer al ejército o la policía, las mezquitas, las procesiones religiosas y los mercados. Los líderes chiítas han llamado a tener paciencia, pero ésta se ha desgastado.
La militancia de la resistencia parece tener una reserva ilimitada de atacantes, la mayoría de ellos extranjeros dispuestos a morir. Esto también implica que hay una extensa red de iraquíes capaces de proveer los medios de inteligencia, vehículos, explosivos y el modo de detonarlos.
El lunes hubo un segundo ataque suicida con coche bomba en un puesto policial en Musayyib, unos 32 kilómetros al norte de Hilla, donde al menos un soldado murió y varios resultaron heridos. En Bagdad, un soldado estadunidense murió de un disparo, lo que elevó mil 500 las bajas dentro de las filas estadunidenses desde la invasión en marzo de 2003.
En un sorprendente acontecimiento, funcionarios del gobierno de Bagdad admitieron que Sabawi Ibrahim, el medio hermano de Saddam Hussein capturado el domingo en Siria y entregado al gobierno iraquí, de hecho fue apresado por kurdos sirios que conforman una abundante minoría étnica en el noreste de Siria. Fue atrapado en el poblado sirio de Hasakah, a unos 48 kilómetros de la frontera iraquí.
Es improbable que Sabawi pudiera ser apresado sin el apoyo silencioso de la fuerzas de seguridad sirias, que han estado bajo intensa presión estadunidense para que se abstengan de apoyar a la resistencia en Irak. Ibrahim no ejercía ningún papel relevante y su influencia en Irak, en los últimos años, fue muy pequeña. Pero la disposición del gobierno sirio a entregarlo evidencia que Damasco quiere demostrar su disposición a cooperar con Washington.
"Sabawi estaba en Hasakah. Los kurdos de ahí lo capturaron y lo entregaron a los kurdos iraquíes del norte", informó una alta fuente en Bagdad.
Probablemente hablaba de miembros del Partido Democrático de Kurdistán, que cuenta con muchos simpatizantes entre los kurdos sirios.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca