Usted está aquí: martes 1 de marzo de 2005 Política Los desaforados

Marco Rascón

Los desaforados

En sentido estricto es una injusticia y parcialidad el desafuero de Andrés Manuel López Obrador. Lo justo sería desaforar a todos los que desde los gobiernos y los presupuestos públicos se promocionan para la Presidencia de la República. El país se ahorraría muchos recursos.

Es fácil encontrar el límite entre lo justo y lo injusto cuando el diccionario de sinónimos nos señala que desaforado es el "desmedido, desmesurado, desordenado, enloquecido, extremado, fantástico, gigantesco, monstruoso, enorme, extravagante y loco"; sus antónimos son "el cuerdo, razonable, sensato". ¿A qué gobernador en campaña, líder partidista o miembro del gabinete podría usted aplicarle los tres últimos atributos?

Si se aplicara el desafuero a todos, que en el diccionario significa "abuso, desmán, exceso, incontinencia, tropelía, alcaldada, arbitrariedad, atropello y canallada", no sólo acabaría el culto a la falta de personalidad, sino que el país se ahorraría muchos millones de pesos que hoy se despilfarran a los ojos de todos sólo para que reconozcamos que algunos políticos existen, que tienen la misión de ayudarnos, que son buenos y quieren lo mejor para el país y que luego de ver a Vicente Fox en la Presidencia un día al despertar se dijeron: "¿por qué yo no?"

Desaforando a todos se les ayudaría a sacarlos del mini-rating y a situarlos parejo en la cabeza de las encuestas, pues todos denunciarían que los quieren atajar a la mala y que no se dejarían. Cada uno podría justificar los usos de sus presupuestos ante la amenazante injusticia.

Los precandidatos ligados al presupuesto público saben ya que no bastan los espots de radio y televisión y que por más querencia de sus terruños no son nada en las ligas mayores. Para ello, necesitan dar un golpe, ser amenazados, sufrir atentados, como José Murat, ser desaforados, atacados por la derecha, por un fuego amigo y enemigo, ser balconeados en un video (no tan fuerte como el de René Bejarano, pero sí parecido al del Niño Verde, quien sigue ganando votos y la confianza ciudadana); tener una biblia de 20 puntos para un éxodo alternativo de nación, que no diga nada, pero demuestre que la salvación del país radica en la fe, si no lo desafueran.

Desaforar quiere decir en política caer para arriba. Ser alguien no por lo que se dice y hace, sino por la magnitud de los adversarios que se esconden tras una supuesta legalidad. Luego del desafuero de Bejarano frente al pleno de la Cámara de Diputados, que lo escuchó en silencio y con gran respeto, es claro que todo político actualmente sueñe con un desafuero para decir al país lo que significa el calvario y la crucifixión de querer llegar a la Presidencia de la República. Es como comparecer frente a Pilatos y ser dejado en manos de los fariseos que lo llevarán a la cárcel y a los tres días, inspirados en San Lázaro, resucitará para llegar hasta Los Pinos.

¿Quién puede competir frente a esto? Si en tiempos de Cristo hubiese habido encuestas es claro que él las ganaría todas y que su rating se mantiene 2005 años después sin que nadie lo olvide.

Para ser creíble lo importante entonces no sólo es la amenaza, sino el sacrificio; el sacrificio personal, el dolor por este país que necesita de la fe y la esperanza de alguien que carga el dolor de todos, así como la posibilidad de abundantes prerrogativas para sus apóstoles.

Atacarán, por supuesto, a Magdalena Yeidckol, quien aterroriza a los demonios de Atlacomulco que vieron la magnitud del apoyo del Señor desde la cruz, con Bejarano Dimas a la diestra y Ponce Gestas a la siniestra: "perdónalos, Señor, no saben lo que hacen".

Qué gobernador, ministro o líder partidista como precandidato no quisiera una buena e ingeniosa campaña de "resistencia civil", tipo Gandhi, en la que la gente grite: "¡No al desafuero de Núñez! ¡No le quiten los derechos a Martita! ¡Basta de ataques a Madrazo! ¡No a la injusticia contra Creel! ¡El gobernador de Coahuila existe y tiene derecho! ¡El doctor Simi no debe ser desaforado, porque tiene buenas viejas! ¡No más ataques a Jackson! ¡A Yarrington no le han quitado una pluma! ¡El Tucom en resistencia civil contra las encuestas!

Bajo amenaza ya no es necesario decir nada. Agarrar pleito con Fox, que ya se va, sirve para no agarrar pleito con un contrincante, pues si el amenazado de desafuero menciona a otro le da una popularidad que se ganó golpeando a un sparring. Por eso los precandidatos no se atacan unos a otros ni apoyan el desafuero del contrario.

La sección instructora de la Cámara de Diputados ya alargó los tiempos y los moñitos tricolores en una semana más estarán desteñidos; entonces, habrá otras maneras de que él este presente, ya sea mediante una consulta para ratificarlo o desaforarlo por teléfono.

Por ello, hay que buscarse un buen complot, porque ahora el dedazo no es de Dios, como antes, sino que viene de Judas para atajarlo a la mala...

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