Usted está aquí: martes 1 de marzo de 2005 Opinión El consumo de drogas en EU

Jorge Carrillo Olea

El consumo de drogas en EU

El consumo de drogas ilícitas en Estados Unidos avanza como la humedad: crece el número de adictos, disminuye la edad de inicio, el crimen se desarrolla exponencialmente y se internacionaliza, mientras las relaciones bilaterales se tensan. Por medio de Naciones Unidas, Estados Unidos impone su perspectiva al universo. Sabe que sólo decisiones ampliamente mayoritarias de la comunidad internacional podrían empezar a cambiar la actual estrategia y que son imposibles sin su aliento. Se opone a todo examen de alternativas para atender el problema que, como se está encarando, no tiene solución. No expone razones atendibles para sostener su determinismo conservador.

El secretario de Salud estadunidense promovió una actualización del conocimiento sobre el uso de sustancias ilícitas: la Encuesta Nacional Sobre el Abuso de Drogas 1999, última disponible. Sus resultados son catastróficos: los principales segmentos exhiben la magnitud progresiva de ese país como un voraz consumidor de estupefacientes. Los datos disponibles se basan en información obtenida mediante un método computarizado en el que se emplearon idiomas del total dominio de los encuestados y se evitó la entrevista personal o telefónica. No obstante, la existencia de una "cifra negra" o desconocida es muy significativa. El informe proporciona estimaciones sobre número de usuarios detectables, porcentajes, preferencias y otros datos relacionados con las adicciones en un universo de personas mayores a los 12 años.

Existe una estimación de 15 millones de estadunidenses que fueron usuarios constantes de drogas ilícitas durante el mes previo a la entrevista, lo que significa 7 por ciento de la población total mayor de 12 años; lo anterior contrasta con los 20 millones que aceptaron haberlas usado alguna vez. De los jóvenes encuestados entre 12 y 17 años, 11 por ciento resultaron usuarios constantes.

Mariguana. Alrededor de 2 millones 300 mil personas empezaron a usar mariguana en el año anterior, lo que significa aproximadamente 6 mil 400 nuevos usuarios por día. Las cifras de 1991 a 1995 han sido duplicadas. También revela cómo ha disminuido la edad de los nuevos usuarios. Las edades de inicio hoy se ubican entre los 12 a 17 años. En 1999, 37 por ciento de los jóvenes creían que había un gran riesgo si fumaban mariguana, mientras que 18 por ciento pensaban que el riesgo era inexistente; 57 por ciento de jóvenes entre 12 y 17 años pensaban en ese año que la mariguana era fácil de obtener y 16 por ciento informaron que alguien se la había ofrecido en venta durante los 30 días anteriores; 20 por ciento de personas de esas edades pensaban que sus padres ni aprobaban ni reprobaban que la usaran durante el mes anterior y sólo 6 por ciento de los progenitores lo desaprobaba vigorosamente. La mariguana es la droga más comúnmente usada, la emplean 75 por ciento de los consumidores habituales; pero 18 por ciento usan mariguana y otra droga simultáneamente.

Cocaína. En el mismo año se estimó que había un millón 500 mil usuarios estadunidenses constantes de cocaína, lo cual representa casi uno por ciento de una población mayor a los 12 años. Aproximadamente la mitad de los usuarios constantes eran de 26 años o más. Los usuarios de crack fueron estimados en casi medio millón. Un estimado de 900 mil estadunidenses resultaron usuarios constantes de alucinógenos (LSD) y 200 mil más lo son de heroína. En 1999 el uso de cocaína entre jóvenes de 12 a 17 años fue de 0.5 por ciento; de 1.7 por ciento para jóvenes adultos entre los 18 y 25 años.

Heroína. La encuesta reveló que más de 3 millones de habitantes de Estados Unidos mayores a 12 años han usado heroína alguna vez en su vida y que existe un universo de casi 500 mil individuos entre 18 y 25 años que son consumidores constantes de ella, lo que a juicio de las universidades es un problema mayor.

Por falta de espacio para ofrecer otros datos, como ingresos a espacios de competencia policiales, y como una forma más de dimensionar el problema, habría que saber que en el año de referencia hubo más de 670 mil ingresos de emergencia a hospitales o centros de tratamiento a causa del abuso de estupefacientes y un millón 210 mil pacientes por alguna relación con ellos. En orden descendente las drogas vinculadas con el ingreso fueron cocaína, heroína, mariguana, anfetaminas y depresores. Imposible calcular la cifra de los tratados domésticamente y más de aquellos que sí consumen, pero que no requirieron tratamiento.

En los pasados nueve años, los ingresos en los que las drogas fueron mencionadas creció cien por ciento. En ese periodo los ingresos relacionados con el abuso de benzodiazepinas creció 40 por ciento y los relacionados con el uso de opiáceos, incluyendo analgésicos con compuestos narcóticos, se disparó a 270 por ciento.

Este es, a grandes rasgos, el panorama en Estados Unidos: las adicciones de los estadunidenses se acrecientan día con día, pero el contagio se esparce a países tan vinculados como México; el crimen se internacionaliza y florece en este ambiente; las economías se ven deformadas por este gran generador de recursos; las sociedades rurales de países productores se pervierten y nadie es capaz de proponer una nueva estrategia.

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