Las tortugas pueden volar y Al oeste de los rieles fueron las triunfadoras
Más de 60 mil espectadores atrajo el Festival de Cine Contemporáneo
Luego de destacar la presencia de Emir Kusturica, "ahora soñamos con traer a Milos Forman para 2006", informó Paola Astorga
Apuestan a convertirlo en el más importante de su tipo en AL
Ampliar la imagen Al finalizar la ceremonia de clausura en el Palacio de Bellas Artes, se exhibi� pel�la Black mail, de Hitchcock, musicalizada en vivo por The Alloy Orchestra FOTO Jos�ntonio L�
El pasado sábado se realizó la clausura y premiación del segundo Festival Internacional de Cine Contemporáneo (FICCO) de la ciudad de México, en el Palacio de Bellas Artes, donde la mejor película documental fue Al oeste de los rieles, de Wang Bing, y la mejor película de ficción fue Las tortugas pueden volar, de Bahman Ghobadi.
Paola Astorga, directora del FICCO, expresó que el festival se convertirá en el más importante en su género en América Latina. En su primera versión, el encuentro tuvo una asistencia de 55 mil personas, y en este segundo más de 60 mil.
Vía embajadas, el FICCO tuvo una difusión internacional y fue apoyado por numerosas firmas privadas y por diversos organismos oficiales, tanto gubernamentales como educativos.
Destacó la presencia en el festival de Emir Kusturika. "Ahora soñamos, sólo eso, con traer a Milos Forman (para 2006)", anunció.
La selección oficial también premió a Eugenio Polgousky como mejor director documental por Trópico de Cáncer; el premio al público Cinemex correspondió, en ficción, a Las tortugas pueden volar, y en documental a Darwin nightmare (La pesadilla de Darwin).
El premio Kodak al mejor documental latinoamericano fue para Relatos desde el encierro, de Guadalupe Miranda, a la que se entregaron 5 mil pies de película. La mejor película ficción latinoamericana fue Machuca, de Andrés Wood.
Otros reconocimientos fueron: Premio Contenido Humanitario, The devil miner (Las minas del diablo); mención honorífica mejor actriz para Ronit Elkabetz y Dana Iugi; mejor actor, Nimror Antal, de Hungría.
La ceremonia comenzó una hora más tarde de la cita, a las 19 horas, y la premiación tardó unos 40 minutos.
El chiste de la noche fue: "Todos hemos visto una película... la película Kodak", que arrancó varios "¡ay!".
Acabada la ceremonia de premiación se proyectó la película silente Black mail, de Alfred Hitchcock, musicalizada en vivo por The Alloy Orchestra, que cumplió con demasía su trabajo. La trama es, por supuesto, de suspenso. Una profunda reflexión dovstoievskiana sobre el cargo de culpa en torno a un crimen. Una obra cerrada en su narración.
Posteriormente se ofreció un coctel en el que los meseros se esmeraron y algunos invitados ya de plano decían: "Gracias, no puedo más". "Y todavía falta el dulce (los postres)", comentó un mesero.
Existe público para el cine de arte
En entrevista, Paola Astorga expresó que para ella la revelación del FICCO fue el director Hubert Sauper, por el documental La pesadilla de Darwin. "Por eso ganó el premio del público. Es un documental complicado, una historia tremenda, pero con un sentido humano. Hay un público de cine de arte del que no tenemos idea."
-¿A qué distancia se está de que el FICCO sea el mejor en su tipo en Latinoamérica? ¿Con cuál compite?
-La verdad, no siento que compitamos con nada. El proyecto es hacer un gran festival para el público de la ciudad de México. Las referencias internacionales, o querer ser como otros, la verdad... lo de nosotros nos sale natural, por el imaginario de nuestro público.
"Queremos ser un festival constructivo. Nunca partimos de un sentido de comparación. No tenemos la postura de hacer algo sólo de cine comercial o de arte. El cine es un medio de expresión y hay películas maravillosas que son comerciales. El cine en sí mismo es una maravilla."
-¿Autocrítica? ¿Qué estuvo mal en este segundo festival?
-La verdad, después de la premiación... es difícil. Esa pregunta me gustaría contestarla en un par de semanas, con la cabeza fría, después de hacer un análisis.
La IP desempeña un papel importante
-Los patrocinios...
-Son necesarios, absolutamente. La iniciativa privada tiene un rol importante. Los invitados internacionales están felices con la organización. Tuvimos dos películas con cancelación. Una fue Sueño amargo, porque el productor estaba en Irak y se quedó sitiado. Otra fue Memorias del saqueo, que está seleccionada para la muestra de Guadalajara.
-¿Cuánto costó el festival?
-La verdad no tengo el dato. Me tardo meses sacando números. No tenemos gran financiamiento público, pero para el ciclo de cine de derechos humanos nos apoyó la Unidad Especial de los observadores de derechos humanos de la Secretaría de Gobernación, y de las embajadas y del Instituto Mexicano de Cinematografía.
-Hay mucho ruido por un supuesto fraude, por un dinero que recibieron...
-La verdad no tengo conocimiento. A lo mejor porque estoy en el festival. Ya me llegará. No tengo mucha idea. Lo voy a revisar.
-¿Qué viene?
-Este año pudimos traer a Kusturika. Para el tercero tenemos sueños... hay una lista... estamos pensando en Milos Forman. Hay una lista de sueños.