El Frente Amplio se creó como herramienta para trabajar por la unidad, afirma
La dictadura "fue el tiempo canalla de Uruguay": Víctor Licandro
Montevideo, 27 de febrero. En esta ciudad abierta al Río de la Plata, cuya tranquilidad no puede ser quebrada ni siquiera por la llegada de miles de uruguayos desde el interior y de delegaciones y visitantes extranjeros para asistir el martes a la asunción del primer gobierno de izquierda en la historia de Uruguay, un hombre, que mira desde un ventanal cómo se baten las olas frente a sus ojos nada cansados pese a sus 87 años, cree vivir un sueño.
El general retirado Víctor Licandro, fundador del Frente Amplio (FA) en 1971 junto al fallecido general Líber Seregni, es figura emblemática en esta historia que lleva al médico Tabaré Vazquez a la presidencia del país.
Licandro, quien estuvo preso 10 de los 12 años de la dictadura militar (1973-1985), fue convocado por el presidente electo el pasado 31 de octubre junto a su esposa Nair, quien lo acompaña desde hace 60 años, y la viuda y la hija de Líber Seregni, para estar en el balcón del triunfo.
Aquella noche "sentí una alegría indescriptible y también tristeza porque no estaba Seregni, que siempre imaginó ese día. No podía creer que estábamos allí y que esa multitud festejaba su triunfo agitando banderas del Frente Amplio", cuenta con voz firme y pausada a La Jornada.
Especialista en el tema militar y en la relación de Estados Unidos con la región, Licandro trabaja en la Comisión de Defensa Nacional, en el Tribunal que analiza la conducta política y realiza el control ético de los militantes, y en la Mesa Política del FA.
El 9 de julio de 1973 Licandro y Seregni fueron detenidos. "El gobierno entonces disolvió las cámaras y el pueblo fue a la huelga general para mostrar que no iba a aceptar mansamente lo que estaba sucediendo. Hubo 24 militares presos como nosotros y miles de detenidos que sufrieron horrores", recuerda.
Ambos serían en 1975 presentados ante un tribunal de honor, "que llamo de deshonor", y ante la justicia militar, la cual "nos aplicó años de cárcel y nos privó del estado militar con la baja, perdiendo grado y sueldo. Estuve preso ininterrumpidamente hasta 1983 y luego proscrito, perdidos los derechos ciudadanos hasta el regreso de la democracia en 1985. La dictadura fue el tiempo canalla de Uruguay".
A Licandro lo acusaron de "apoyar la subversión y la desobediencia, y de atacar las estructuras morales de las fuerzas armadas. Incluso tenían la fotografía de una conferencia que yo di donde detrás en una pared estaba un afiche del Che Guevara, una gran prueba, según ellos. También de aliado del Partido Comunista.
"Todo esto correspondía a lo que era la Doctrina de Seguridad Nacional, la doctrina del Pentágono de Estados Unidos en su lucha anticomunista a la que adhirieron nuestras fuerzas armadas en su momento. Ahora ha pasado a ser el narcotráfico, el terrorismo y con esto, en términos indefinidos, lo extienden hacia donde quieren", advierte.
"El 27 de noviembre de 1983 -recuerda cada fecha con precisión- se hizo un acto público en el obelisco y ahí comprendí que ni la cárcel ni el terror habían acabado con la esperanza de cumplir nuestros sueños. Lo sentí ante aquel otro río de gente, en ese acto donde muchos nos reintegramos a la actividad política pública".
Con la salida de la cárcel de Seregni, en 1984, y con los dirigentes políticos que sobrevivieron, comenzó otro periodo: "Cuando el FA se fundó fue un hecho político muy importante, reunía a sectores políticos, tendencias de izquierda, y se creó una herramienta para canalizar necesidades populares, y trabajar por la unidad. En las elecciones de 1984 el Frente Amplio fue con sectores de la Democracia Cristiana y obtuvo el 18 por ciento, lo mismo que tenía antes de la dictadura. Fue todo un símbolo y comenzó la acción parlamentaria y a consolidarse la unidad, el elemento más importante en la acción política estratégica".
Este paso auguraba el camino hacia el triunfo histórico de Vázquez. "El Frente fue la alternativa apara una población que descreía de los políticos tradicionales, y eso siguió sucediendo a medida que llegaban nuevos gobiernos y otras expectativas se desmoronaban, y se demostraba en la acción parlamentaria y en gobiernos departamentales el respeto y apego de los militantes a los principios frenteamplistas".
Otro elemento que cree importante para el triunfo electoral de octubre, es "la existencia de un tribunal de conducta política para cuando aparecían en el FA elementos que podían romper el marco ético fijado. También los órganos de representaciones de bases, que permitieron a las fuerzas políticas estar siempre en la realidad. Fuimos una oposición responsable, donde Uruguay y nuestro pueblo estaban por encima".
Hablamos también del tema militar después que en las últimas horas el presidente electo se reunió por separado con los jefes de las tres ramas de las fuerzas armadas, a los que informó -entre otros temas- que era necesario actuar con celeridad en el asunto de los 180 detenidos desaparecidos.
Trascendió que los altos mandos manifestaron buena voluntad hacia el futuro gobierno. Pero Licandro es algo escéptico con el tema de las Fuerzas Armadas: "Persiste en muchos sectores un comportamiento que viene de la dictadura, un sentido de corporación muy autodefensivo y una ideología marcada en acciones y documentos, de defensa corporativa de la impunidad. Antes se hablaba de la 'misión' de la defensa exterior e interior del país, y aunque la democracia cambió esto por 'seguridad' exterior e interior, el gobierno del presidente Luis Lacalle (Partido Nacional) restauró el antiguo concepto de 'defensa', con lo que las Fuerzas Armadas reasumieron de alguna manera su papel como unidades de ocupación sobre la población civil. Como la nueva teoría estadunidense fija sus objetivos en narcotráfico y narcoterrorismo, también así se definen los objetivos locales. Es muy difícil todo si no se depuran las Fuerzas Armadas, o se las disuelve y vuelve a crear con otro esquema y otros objetivos", considera.
Además de los desafíos que enfrentará este país que en otras décadas fue conocido como la Suiza sudamericana por su nivel de vida, pero que ahora azotado por el desempleo, la pobreza y el éxodo, Licandro ve otros peligros, ante la acción unilateral de Estados Unidos, con una América Latina que parece estar nuevamente en su mira. "Debemos estar atentos ante estas señales temibles".
Pero ahora, como miles de uruguayos que se preparan para el gran festejo del martes, vive el sueño como si fuera una novela escrita por muchos, "por un pueblo".