Excelsa chilena de Bruno Marioni dio el empate a la UNAM en el bibrante encuentro

Cruz Azul conserva lo invicto; 2-2, ante el bicampeón Pumas

El argentino Chelito Delgado y el hondureño Carlos Pavón marcaron por los celestes

Circunstancial, el gol del Barullo; La Máquina merecía ganar, expresó Omar Romano

MARLENE SANTOS A.

A pesar del arbitraje, ni Pumas ni cementeros defraudaron las expectativas generadas en torno al choque entre el bicampeón y el superlíder y aún invicto Cruz Azul. Bruno Barullo Marioni firmó el salomónico 2-2 con una excelsa anotación al transitar en un parpadeo de un burdo rebanón en el que elevó el esférico, a la hermosa chilena que anidó en la meta del anfitrión.

Fue el partido que concentró toda la atención y se jugó por ambos cuadros con pasión, con nervios, errores, roces y reclamos. La alegre estampa de las porras en el estallido de júbilo que al inicio tiñó el aire de papel picado, humo azul y blanco y emotivos cánticos; se tejió con el golpe que menguó al habilidoso Chelito, el rostro bañado en sangre de Jaime Lozano y dos balonazos estrellados en los postes, uno por bando.

César Chelito Delgado abrió el marcador al minuto 6, el empate a uno fue un autogol de Tomás Campos al 29. De nuevo La Máquina tomó la delantera con anotación de Carlos Pavón al 73, y al 75 Marioni decretó el empate. Así, los cementeros llegaron a 17 puntos y al menos por una semana más tienen asegurado el liderato general. Pumas sumó otro punto para totalizar siete.

Al minuto cuatro, la UNAM buscó sorprender cuando Diego Alonso centró desde la izquierda, el Parejita López cerró la pinza, pero su disparo se estrelló en el poste izquierdo de la meta defendida por Oscar Pérez. Un par de minutos después el guardameta Sergio Bernal hizo una pésima salida en intento por despejar la pelota, y el Chelito no tuvo problema para cabecear e imponer el 1-0.

Los del Pedregal vivieron momentos de inseguridad y tensión, se regañaban unos a otros, equivocaban pases y la turbación aumentó cuando el ex puma Francisco Fonseca desbordó por la derecha, sembró a tres rivales y su disparo cruzado pasó muy cerca de la meta. La porra auriazul echó mano del cántico que había alistado para el Judas, combinaron mentadas de madre e insultos para "el que se vendió por unos pesos".

El empate llegó con un centro de Lozano que buscó el Parejita López quien estaba marcado por Tomás Campos, y fue éste quien con la rodilla clavó el esférico en su propia portería. Los árbitros también condimentaron el partido con sus errores, decisiones opuestas, e incluso, el central Jorge Gasso primero mostró cartón amarillo a Darío Verón y luego lo anuló.

Rubén Omar Romano, técnico local, no esperó al medio tiempo para ingresar al hondureño Carlos Pavón, y luego a escasos minutos de la reanudación entró el argentino Gabriel Pereyra, entonces cada equipo quedó con cinco foráneos.

Al 51, Pavón cimbró el poste con un cabezazo, al 73 de acción ya no perdonó y ante la barrida de Bernal, tocó suave para que el esférico entrara por encima del cuerpo del portero.

Poco duró el gusto a los de casa. El estadio Azul enmudeció y con nitidez se escuchó el festejo de las barras pumas, cuando Marioni clavó el 2-2. El Barullo no había anotado desde la conquista del título Clausura 2004 y comentó: "En partidos así de intensos los goles saben mucho más".

Romano opinó que Cruz Azul merecía más, pero se mostró contento con el empate, dijo que el gol de Marioni fue circunstancial, Pavón señaló: "la gente se tuvo que ir contenta, fue un juego de ida y vuelta, con cuatro goles y todos pusimos empeño". Joaquín Beltrán, José Luis López y Marioni igualmente consideraron justa la igualada, y el médico Roberto Rodríguez dijo que Lozano recibió tres puntos de sutura arriba de la ceja izquierda, pero "no pasó de ahí".