Usted está aquí: domingo 27 de febrero de 2005 Opinión Hacia una solución para Pemex

* Laura Alicia Garza Galindo

Hacia una solución para Pemex

El pasado 24 de febrero los senadores que integramos las comisiones de Hacienda y Crédito Público y de Energía continuamos el análisis de la minuta del nuevo régimen fiscal de Petróleos Mexicanos (Pemex), bajo un ambiente hostil y catastrofista creado por el gobierno que, con declaraciones desbordadas, ya anuncia tanto la quiebra técnica de la paraestatal como la entrada en "vigor" de nuevos contratos de servicios múltiples, que permitirán que las empresas privadas administren y extraigan petróleo crudo en yacimientos y en explotación, cobrando a Pemex por el volumen de producción, lo que configura los contratos de riesgo que seguirían, en lógica secuencia, a las licitaciones de la cuenca de Burgos para la extracción de gas seco.

Varios senadores del Partido Revo- lucionario Institucional (PRI), integrantes de las comisiones señaladas, nos reunimos el día anterior para diseñar la estrategia a seguir; así, decidimos que uno de los puntos a abordar era el primer artículo transitorio del dictamen, en el que se obligaba al Congreso a realizar modificaciones a las leyes que otorgaran a Pemex una "autonomía de gestión y financiera", como quiere la paraestatal: sin controles, sin transparencia y con total discrecionalidad en el manejo de los recursos; de no ser así, el régimen fiscal de hidrocarburos no entraría en vigor. Nuestra posición es rotunda contra este planteamiento, puesto que tratan de obligarnos a que legislemos los pedacitos que ellos desean poner sobre la mesa; es decir: árbol por árbol, sin mostrar el bosque, lo que además de abusivo pone en tela de juicio -como si hiciera falta- las buenas intenciones del nunca bien ponderado gobierno del "cambio." Pues resulta que, de alguna manera, Fauzi Hamdan se enteró de nuestra estrategia y para esa misma noche llegaba a nuestros correos electrónicos una nueva propuesta de dictamen en la que ya no aparecía el primer transitorio. Por tercera vez, el presidente de la Comisión de Hacienda lo cambiaba.

Pero no fue la única modificación que se hizo al documento. Resulta que en su propuesta fiscal de 2003 se establecía una producción existente de 3 millones 108 mil barriles diarios (bd); para septiembre de 2004, el Ejecutivo en su iniciativa la redujo a 2 millones 983 mil bd, que mantuvieron los diputados, y, ahora, en el más reciente y sorpresivo dictamen que nos presentaron, la producción para 2005 ya es sólo de 2 millones 521 mil bd. ¿Quién se quedó con casi 600 mil barriles diarios? Mas aun, los propios datos de Pemex reportan una producción diaria de 3 millones 771 mil bd; o sea que casi un millón de barriles diarios de producción hasta entonces existente son ahora, por arte de Fauzi, considerados producción nueva, cuando ni siquiera se ha aprobado la propuesta. ¿Qué sucederá si ésta se llega a aprobar sin cambios?

¿Y qué significa que hayan convertido en "nueva" producción la ya existente? Primero que están acelerando en el papel la tasa de declinación o el agotamiento de nuestras reservas petroleras y, segundo, que ese millón de barriles diarios nuevos, que ya se producen, en lugar de pagar impuestos por 74.8 por ciento pagarían sólo 25 por ciento. Eso es lo que ha sucedido en Bolivia, donde bajaron la tasa impositiva, en detrimento del Estado, para favorecer a las empresas trasnacionales. Que niegue ahora el gobierno que está intentando privatizar el petróleo mexicano. Ante esta falta de seriedad, las preguntas obligadas son: ¿A qué están jugando? ¿Al gatopardismo? ¿Que todo cambie para que todo siga igual? ¿Para seguir entonces exprimiendo y acabándose a Pemex? Esperamos poder impedirlo. Y contamos con usted.

Para ello, en el Senado, no obstante los acontecimientos, ha empezado a surgir una nueva luz, que me parece lógica: se ha iniciado un muy sano acercamiento entre el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el PRI para avanzar en las soluciones de Pemex. Es un fuerte propósito el que nos une: el interés nacional.

Le comento algunas de nuestras principales coincidencias: 1) El respeto a la rectoría del Estado sobre Pemex, lo que excluye su privatización; 2) El petróleo es patrimonio de los mexicanos; 3) El régimen actual ha sido rebasado por la realidad y debe modificarse, de manera que Pemex cuente con recursos suficientes para operar y el erario no vea disminuidos sus ingresos; 4) Simplificación de la administración tributaria, reduciendo el número de derechos con que se grava a Pemex; 5) Los impuestos deben partir de gravar las ventas netas y no las ventas brutas; 6) Otorgar certidumbre a Pemex asignándole recursos que cubran los costos para operar, explotar los hidrocarburos y desarrollar reservas; 7) Establecer tasas diferentes para el petróleo y para el gas seco; 8) Limitar la extracción y la exportación, al tiempo que se incremente proporcionalmente la recuperación de reservas, para asegurar el patrimonio de las próximas generaciones; 10) Fortalecer la participación del Congreso, por medio de la Auditoría Superior de la Federación, para mayor fiscalización y transparencia.

A partir de las coincidencias anteriores, más algunas de carácter técnico de gran peso que modifican la sustancia de la minuta original de la colegisladora -que estoy convencida compartirán muchos de nuestros compañeros senadores y diputados-, es posible que al condensar propuestas coincidamos PRI, PRD, Partido Verde Ecologista de México, Convergencia e inclusive el Partido Acción Nacional. Así, será posible un esquema que mejore la situación de Pemex. Tengo fe.

 
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