Panistas, priístas y militantes de la vieja izquierda acuden a presentación de su libro

Populismo el de Fox, que regala millones a banqueros, responde López Obrador

LA JORNADA DE ORIENTE Y BLANCHE PETRICH ENVIADA

Puebla, Pue., 26 de febrero. La presentación del libro Un proyecto alternativo de nación de Andrés Manuel López Obrador, tocó turno este sábado en la capital poblana frente a un auditorio de tres mil asistentes; un acto que logró unir a las muchas corrientes de la izquierda fragmentada de este estado pero, sobre todo, a los ciudadanos que, por decenas, se suman diariamente a las redes contra el desafuero: sindicalistas y campesinos, empresarios y jóvenes de inclinación zapatista, políticos de todos los colores -incluidos algunos panistas- y académicos. Además, sorprendentemente, decenas de funcionarios de los gobiernos municipal y estatal, ambos del PRI.

López Obrador eligió empezar su exposición -presentaciones que ya recorrieron 15 ciudades en los 12 fines de semana recientes- con el tema de la inequitativa distribución del ingreso en México, un problema "mucho más agudo al que había en tiempos de la Colonia, cuando el insurgente José María Morelos pedía moderación a la opulencia de los poderosos", sostuvo. Se apoyó en cifras del INEGI para señalar que el ingreso de las 25 familias más acaudaladas de México equivale a lo que ganan 25 millones de mexicanos.

Según el formato, que no admite variaciones en ninguna de las presentaciones que se han organizado en los estados, el jefe de Gobierno sólo compartió la tribuna con el diplomático y escritor José María Pérez Gay, quien señaló que la estabilidad y los logros democráticos del país no se sostendrán sin crecimiento de la educación.

"Gobernar es educar y eso es algo que este gobierno no ha hecho. Por eso la educación es el eje del proyecto político de López Obrador", afirmó Pérez Gay.

"Esto es apenas el comienzo": Ortiz Pinchetti

Como termómetro de la tendencia del crecimiento de las redes de apoyo al jefe de Gobierno del DF, en esta ciudad -tradicionalmente bastión conservador- el acto fue calificado de "muy bueno" por uno de los encargados de este experimento de organización de las bases lopezobradoristas, José Agustín Ortiz Pinchetti. "Pero espérense tantito, este es sólo el comienzo", afirmó.

Esta tendencia, por cierto, la ha medido en sentido ascendente el grupo de encuestadores de La Jornada de Oriente, que registraron que de julio a diciembre del año pasado López Obrador se mantuvo al frente en la preferencia de los poblanos de cara al proceso electoral de 2006, con 50 por ciento de las preferencias en julio; 54 por ciento en septiembre; una sensible baja a 38 por ciento en octubre -aun por arriba de Santiago Creel, quien también registró una caída de 28 a 21 por ciento- y un nuevo repunte en diciembre, con 51 por ciento.

Hubo factores que conspiraron contra el acto: rumores de que la presentación se había cancelado, una divulgación escasa y de última hora y la incomodidad de muchos activistas de izquierda porque, para ingresar, se pidiera invitación. Con todo, la concurrencia superó las expectativas de los organizadores, dirigentes de las redes ciudadanas que suman ya, según el comisionado para coordinar estos núcleos en Puebla y Tlaxcala, Octavio García, 51 organismos de base, todos ellos ajenos al PRD.

La presencia marginal del PRD en el acto se hizo evidente en el despliegue de mantas en el lugar. Entre letreros de las redes ciudadanas, de campesinos de la Sierra Norte, de distintos sindicatos, del Movimiento Nacionalista Petrolero, del Frente Amplio 14 Barrios de Izúcar de Matamoros y otros, sólo una pequeña, amarilla, anunciaba la presencia del comité distrital del municipio de Puebla.

Sin apartados en primera fila, asistieron tres de los pasados rectores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Alfonso Vélez Priego, Juvencio Monroy y Samuel Malpica, académicos y ambientalistas reconocidos como el "vulcanero" Julio Glockner, militantes de la vieja guardia comunista y algunos cuadros dirigentes del perredismo local. También estuvieron el veterano panista Ricardo Villa Escalera, dos veces candidato a la gubernatura, y el ex aspirante a la alcaldía por el PT, el empresario Andreas Cañedo.

Pero el grueso del auditorio eran jóvenes de Espiral 7, que reúne a brigadas zapatistas, trabajadores de base de la BUAP; sindicalistas de teléfonos, de las subsidiarias de la Volkswagen, del IMSS y de diversas dependencias de gobierno, campesinos de la UCEZ de Xicontepec, Huauchinango, Cuetzalán y de la zona mixteca o sólo amas de casa, estudiantes y trabajadores sin militancia ni sigla alguna.

Hasta donde se pueda

Al tomar el micrófono, López Obrador levantó su grito de batalla contra el proceso de desafuero que amenaza su posibilidad de participar en la contienda de 2006: "Como decía Juárez, ¡con lo que se pueda, como se pueda y hasta donde se pueda!"

Durante su presentación, despertó gritos de "¡Duro!, ¡duro!" cuando habló de la idea de populismo del presidente Fox, "que le regaló a su amigo el banquero Roberto Hernández 30 mil millones de pesos de impuestos por la venta de Banamex a Citigroup", dinero que hubiera alcanzado para pagar una beca alimenticia de 700 pesos a los mayores de 70 años, como la que se otorga en el Distrito Federal, a todo el país. "Y a esto le llaman populismo, ¡al diablo con ese concepto de populismo!"

Y por último enfatizó: "La voluntad popular para lograr este cambio no es todo. Son necesarios los acuerdos con todos los actores de la sociedad. Se avanzará más rápido si se pacta con los sectores económicos, religiosos, sociales. Sólo así podremos pasar de la simple alternancia a la profunda transformación".

Tras un discurso central breve, se dio paso a las preguntas del público. Sólo algunas fueron respondidas por un López Obrador relajado, que obviamente disfrutaba los minutos de comunicación "en corto" con los miles que lo seguían sin moverse.

Habló muy escuetamente de un tema que no suele tocar, la política exterior. "Si no arreglamos la casa con más empleo, estabilidad e igualdad, vamos a ir a las giras a hacer el ridículo. Y eso sí que no". Ironizó sobre los intentos de Luis Echeverría de proponer arreglos de paz entre Palestina e Israel; de la promesa del innombrable "de llevarnos al primer mundo y por poco nos lleva al otro mundo" o, más reciente, la propuesta de Fox de reunificar las dos Coreas.

Abordó el asunto de El Encino y el proceso de desafuero en su contra. Destacó que en todo el país y en todos los partidos, incluidos PAN y PRI, hay cada vez más gente que está opinando que las diferencias entre los proyectos de los aspirantes a la Presidencia deben ser dirimidas en las urnas. Concluyó con otra alusión al presidente Fox, al recordar el apoyo que brindó el perredismo al cambio del artículo 82 constitucional que permitió que el panista, de madre extranjera, llegara a la Presidencia. "¡Es una vergüenza que una persona que llegó al poder con el impulso de la bandera del cambio hoy se comporte de una manera autoritaria, como lo está haciendo Fox!"

En ese momento subió la emoción. López Obrador fue aplaudido largamente de pie y con dificultades alcanzó su vehículo, entre empujones de gente que quería saludarlo, tocarlo o, al menos, tocar su camioneta.