En los años 50 se evitó una epidemia por la eliminación del mosquito del paludismo

Resurge enfermedad de Chagas en México; afecta a 1.5 millones

Los perros son los principales reservorios del parásito; un número indeterminado de canes lo tienen

El mal se aloja en el corazón, provocando con el tiempo una miocardiopatía o la muerte súbita

ANGELES CRUZ MARTINEZ

El programa realizado en México a mediados de los años 50 para eliminar, mediante el DDT, al mosquito transmisor del paludismo, que también abatió a la chinche hocicona, libró al país de una gran epidemia de la enfermedad de Chagas, la que, sin embargo, ahora empieza a resurgir. Afecta ya a 1.5 millones de personas y a un número indeterminado de perros, los cuales son los principales reservorios del parásito.

Oscar Velasco Castrejón, jefe de laboratorio de Medicina Tropical de la Unidad de Medicina Experimental de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, calculó, además, que existen en el país alrededor de 400 mil individuos con la enfermedad de Chagas, causante, a su vez, de padecimientos cardiacos crónicos o de muerte súbita.

La transmisión del mal se da por la picadura de insectos, en particular la chinche hocicona, así como a través de la piel y las mucosas. En el caso de los seres humanos portadores del mal, pueden contagiar a otras personas a través de las transfusiones sanguíneas.

Velasco Castrejón participó ayer en el simposio La Enfermedad de Chagas en México, organizado por El Colegio Nacional. Ahí explicó que se trata de una zoonosis (enfermedad compartida por hombres y animales), transmitida por vector. La chinche hocicona es un animal que mide de uno a cuatro centímetros de longitud, según género y especie. Se alimenta de sangre y de ahí la facilidad para infectar tanto a los animales como a las personas.

Una vez en el organismo, el parásito Tripanosoma cruzi se aloja en el sistema retículo endoteliano y, principalmente, en el corazón, órgano al que ocasiona lesiones que pueden degenerar en una miocardiopatía (padecimiento incapacitante) o en la muerte súbita.

Llamada de atención a tiempo

Al respecto, Jesús Kumate, coordinador del simposio, resaltó que esta es una "llamada de atención a tiempo" para evitar que el padecimiento se salga de control. Dijo que la enfermedad de Chagas es un problema creciente que no se está atendiendo y del que ni siquiera se conoce con precisión su magnitud.

Subrayó la importancia de destinar recursos a la prevención a fin de evitar las complicaciones del mal. Dijo que la mayor incidencia se observa en el sur, sureste y centro del país, además de que afecta por igual a pobres y ricos.

Velasco Castrejón explicó que la enfermedad de Chagas o tripanosomiasis americana es típica en Latinoamérica, y particularmente en el Cono Sur, donde representa uno de los problemas prioritarios de salud pública.

El mal de Chagas afectó en algún momento sólo a los animales, pero ahora es compartida por los hombres. El principal reservorio del parásito son los perros, los cuales adquieren la enfermedad en el jardín de la casa donde viven si es una zona urbana, o en el monte en las áreas rurales. De ahí que la transmisión a los seres humanos sea tan fácil.

El especialista comentó que en ocasiones pueden pasar varios años antes de que la enfermedad se manifieste en los individuos infectados. En otros casos los portadores del parásito pueden atravesar una fase aguda que dura alrededor de un mes, en el que aparentemente se curan. Sin embargo, varios años después empiezan a sufrir las consecuencias de la presencia del parásito en sus organismos.

Ocurre, detalló Velasco, que el Tripanosoma cruzi forma amastigotes (formas intracelulares) en el corazón, las cuales crecen y rompen las células cardiacas ocasionando la hidratación del órgano. Esta es la miocardiopatía, que puede ocurrir muchos años después de la infección, indicó.

En México, la enfermedad de Chagas se encuentra con mayor frecuencia en las localidades ubicadas a mil metros sobre el nivel del mar. Debido a que afecta a 1.5 por ciento de la población general, tendría que destinarse recursos públicos y privados al diagnóstico, tratamiento y prevención del padecimiento, señalaron los especialistas.

Es importante, además, porque el millón y medio de individuos infectados son potenciales donadores de sangre. Velasco Castrejón advirtió que entre 15 y 20 por ciento de las personas que reciben sangre de un individuo infectado también adquirirán la enfermedad de Chagas.

El DDT sería una solución

Al referirse a los mecanismos disponibles para evitar la proliferación del mal, el experto comentó que hasta ahora la enfermedad de Chagas "ha sido huérfana y más bien la hijastra del paludismo, porque cuando sobre algún dinero del presupuesto, algunas migajas se transfieren para otras enfermedades transmitidas por vectores".

Sin embargo, dijo, "el peligro es grande". Respecto a la prevención, mencionó que a mediados del siglo XX inició un programa intensivo de utilización del DDT para acabar con el mosquito transmisor del paludismo. Con esas rociadas que se hacían dos veces por año en alrededor de 5 millones de viviendas, también se eliminaron a las chinches hociconas, al grado de que 15 años después, los jóvenes ya no conocían a estos insectos.

El resurgimiento de las enfermedades transmitidas por vectores se debe, en parte, a que dejó de utilizarse el DDT y se introdujeron insecticidas más costosos, a los cuales los habitantes de los países pobres ya no pudieron acceder.

Velasco Castrejón señaló que entre otras medidas, tendría que retomarse el uso de DDT -"satanizado incorrectamente"-, pues es el insecticida de los pobres y la mejor alternativa para combatir a los insectos transmisores de enfermedades.

Otro aspecto del problema tiene que ver con los medicamentos, pues uno de ellos, Nifurtimox, que demostró ser el más efectivo para curar la enfermedad de Chagas, dejó de producirse debido a que, por su alto costo económico, prácticamente no se vendía y el laboratorio fabricante -Bayer- ya no lo fabrica.