Niegan expertos que la lectura de ese género haga individuos violentos o delincuentes
Moralino, censurar libro con narcocorridos
Son expresiones de la cultura popular insertas en un contexto social real, consideran
Ampliar la imagen La escuela no puede estar aislada de los procesos sociales que ocurren m�all�e sus muros, opinaron los especialistas consultados FOTO Alfredo Dom�uez
Ante la polémica desatada por la inclusión del libro Cien corridos. Alma de la canción mexicana en las Bibliotecas de Aula para quinto y sexto grados de primaria, volumen en el que se incluyen cuatro de los llamados narcocorridos, investigadores y especialistas consideraron que las críticas a ese material no son más que una reacción ''exagerada ante el temor a un escándalo'', pero no responden al interés de propiciar que la educación cumpla con uno de sus principales objetivos: "formar a los alumnos con una visión crítica de su acontecer actual en un contexto social real".
La incorporación de ese título en el material didáctico seleccionado por la Secretaría de Educación Pública para alumnos de grados terminales de primaria ha provocado airadas reclamaciones entre encargados de educación estatales y la Cámara de Diputados, porque, a juicio de los inconformes, el material idealiza el tráfico de drogas y el crimen organizado y hace apología de la violencia.
Inclusive los gobiernos de Guanajuato, Michoacán, Sonora y Tamaulipas, entre otros, anunciaron el retiro del impreso.
Angel Díaz Barriga, investigador del Centro de Estudios sobre la Universidad (CESU) y especialista en educación básica, señaló que si bien no se trata de hacer "ninguna apología de la violencia o el narcotráfico, tampoco se puede negar que estas expresiones de la cultura popular forman parte de un contexto social real donde existe la violencia y la delincuencia organizada''.
La discusión de fondo que debemos realizar, aseguró, no es sobre la inclusión de narcocorridos en un cancionero popular, sino el papel de la educación como espacio para analizar de forma crítica la realidad, y si el papel de escuela debe desarrollarse "dentro de la vida o fuera de ella, pues ésta no puede seguir aislada de los procesos sociales que ocurren más allá de sus muros".
Fomentar un entorno escolar donde el mundo no esté presente no es lo ideal; al contrario, la escuela debe fomentar la construcción de un espacio crítico en el que la mirada vaya más allá de lo inmediato, y en el que la inclusión de la realidad "no desgarre la vestiduras", pues de lo contrario regresaríamos a un modelo educativo en el que, "como sucedía en las películas, se censuraba todo aquello que lastimaba la moral".
Agregó que de aplicar la misma lógica con la exclusión de los narcocorridos, "que tampoco son la única lectura de que disponen los alumnos ni tampoco la única opción por la que pasa la cultura popular. Valdría la pena empezar sancionar cualquier expresión de adicciones toleradas como el tabaco o el alcohol, que no son consideradas graves, a pesar de sus efectos nocivos en la salud''.
En entrevista por separado, Adrián Alderete Quiñones, investigador de la Universidad Pedagógica Nacional y especialista en sicología educativa, afirmó que la propensión a la violencia y al comportamiento antisocial no se gesta por la interacción con expresiones populares como los narcocorridos, sino como proceso generados dentro de la familia en la que la falta de afecto, comunicación y diálogo "pueden ser los principales factores que afecten el desarrollo emocional y sicológico de un menor".
Agregó: "hacer que no pasa nada y ocultar a los niños que México tiene un problemas de violencia y delincuencia, se convierte en una agresión que los deja aún más desprotegidos frente a fenómenos que no ocurren en su escuela, pero sí en su realidad cotidiana, ya sea en las calles o frente a un televisor, sin que nadie le explique qué es lo que está ocurriendo".
El libro, publicado por la editorial Océano e incorporado por la Secretaría de Educación Pública a las Bibliotecas de Aula de quinto y sexto grados de primaria, facilita, aseguró, un proceso de comprensión de determinados fenómenos.
El investigador aseguró que leer o escuchar los narcocorridos en la niñez no hará adultos más violentos o propensos a delinquir. "Es el contexto familiar y social el que ayuda a determinar estos factores, por lo que la escuela se convierte en el único espacio donde se debe analizar y discutir estos fenómenos de forma crítica y libre, para que exista una comprensión de sus efectos y consecuencias en las comunidades e incluso en su vida cotidiana".