ASTILLERO
Amor en los tiempos de cólera
Presidente San Valentín
La doble eme se ama
De burócratas y voceros
CON UN POCO DE retraso -ya pasó más de una semana del Día del Amor y la Amistad- el cuasi púber Presidente de la República hizo emocionada fe pública de su amor por la señora Marta. Un "amor profundo", según lo definió ante rotarios capitalinos convertidos porque sí en confesorio romántico. Una pasión abismal que al Primer Tórtolo del País le ha hecho entender el ejercicio de los poderes presidenciales como un conjunto de bienes mancomunados, cuyo tierno tratamiento de alcoba habrá de significar el clímax consistente en poder irse a acostar con la conciencia dúplex bien tranquila.
EFLUVIOS SANVALENTINOS mientras más allá de los corazones enamorados silban las balas perdidas de la batalla del desafuero, mientras el país se divide acremente, mientras el fantasma de la violencia política comienza a asomar a fuerza de tanto invocarlo. Presidencia facciosa (pero amantísima) que al estilo diazordacista pretende llevar hasta el final su empeño de exterminio electoral disfrazado de apego a la legalidad. Pláticas nocturnas de la pareja del desafuero que van diseñando desde la recámara lo que luego deberá hacer la cámara. Pasión enferma contra el adversario que les lleva delantera. Más de un año usando el aparato del poder público para hacer a un lado al repudiado pececillo tabasqueño al que irónicamente han convertido en el lagarto de sus pesadillas. Y, enfrente, la respuesta dura, seca, de quien crece en el conflicto, el jefe del Gobierno capitalino que advierte que no será callado y que endereza ya sus baterías abiertamente contra San Valentín Fox.
LA DOBLE EME APARENTA que, cuando menos por lo pronto inmediatamente de ahorita, ya no seguirá dándose en la eme. Madrazo y Montiel se reúnen para dar curso a las tomas gráficas que mostrarán en pleno abrazo y con grandes sonrisas al par especializado en fieras patadas bajo la mesa. Sesión bilateral para preparar el encuentro del presidente nacional priísta con los gobernadores coaligados en busca de huesos de consolación (el fortísimo gobernador de Hidalgo, Manuel Angel Núñez, estaría dispuesto a sacrificar sus enormes posibilidades de ser candidato presidencial a cambio de la dirigencia nacional priísta). Grandes acuerdos saldrían de ese encuentro de los tucomes con el comedor mayor, donde cada cual cuidaba su cartera política: primero la asamblea y más delante el candidato, habrían convenido los distinguidos políticos que son capaces de traicionar hasta los arreglos que cada cual hubiese hecho consigo mismo.
EN SAN LAZARO SE producía por su parte otro acto de insólita concordancia. Con cinco votos en contra y veintidós abstenciones, los diputados federales aprobaron que los mexicanos residentes en el extranjero puedan votar para presidente de la República en los comicios venideros. De nada sirvió la silenciosa rebelión de algunos diplomáticos que en su encuentro anual en la ciudad de México advirtieron de los riesgos logísticos que conlleva la aplicación de una medida teóricamente buena pero prácticamente muy difícil, porque no hay ni habrá el dinero suficiente para montar decorosamente el aparato de recepción y manejo del material electoral, y porque se abre la puerta a riesgos de mapachadas internacionales.
ASTILLAS: UN EMPLEADO del gobierno del estado de México, que se identifica pero al que es necesario resguardar de represalias, dice que no hay razón para tanto escándalo en el Distrito Federal por el uso de burócratas contra el desafuero. "Aquí, en el estado de México, el gobernador Montiel ha hecho uso de sus empleados de confianza para las campañas electorales de 2002 (locales) y de 2003 (federales). Cada secretaría del gobierno estatal tiene a su cargo una de las 12 regiones administrativas de la entidad. Por ejemplo, a la Secretaría de Educación le ha tocado Ciudad Nezahualcóyotl. Durante los procesos electorales referidos, los empleados de confianza han sido obligados a realizar labores de proselitismo los fines de semana, de casa en casa, repartiendo propaganda o apoyos como despensas, camisetas, etcétera. En la fecha de la elección, deben monitorear los procesos electorales en la zona que les fue asignada"... Edilberto Cervantes Galván ([email protected]) dice que en este momento sería útil aclarar la función de los llamados "voceros" de las instituciones públicas, "en particular el de Gobernación y el de la Presidencia, pues creo que ambos se exceden al emitir opiniones y palabras fuera de tono, sobre todo cuando se ocupan de los dichos y hechos de AMLO. Ambos voceros dan la impresión de ser 'fajadores' o perros de cadena, como se dice en el norte, listos a lanzar juicios demoledores o improperios en cuanto les dan la señal de ataque. ¿Cuál es el marco de funciones en el que se desempeñan los voceros de las instituciones públicas?", pues el estilo de los de Los Pinos y de Bucareli "dista de la formalidad de quien está comunicando posiciones oficiales-institucionales, caracterizados más bien por el estilo agresivo cercano al espumarajo y la rabieta"... Desde tierras oaxaqueñas, Enrique Velasco ([email protected]) pregunta y comenta, en una carta con amables comentarios que se agradecen: "¿A qué haces referencia cuando hablas de la 'descomposición política del país'? ¿Esto implica que no hace mucho había una 'composición política'? ¿Desde cuándo? ¿Desde Zedillo, Salinas, el papanatas de De la Madrid? ¿Cuándo ha habido política en este país? ¿Política=control de las masas? O qué, ¿en el sexenio del trastornado Echeverría hubo política o, más bien, control de masas? Si hubiera existido política en México, ahorita no estaríamos tan jodidos. Para mí que lo que sí ha abundado en este país son po-li-ti-que-ros. Me cae bien Andrés Manuel, pero veo que a veces la riega, ¿será de los pocos que les queda el saco de político? Aún tengo mis dudas. Más bien, creo que es el tuerto entre los ciegos"... Y, mientras siguen llegando correos de apoyo a la candidatura para gobernador del estado de México, de Rubén Albarrán, el vocalista de Café Tacuba que cada que le da la gana se cambia de nombre, ¡hasta mañana!
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