En países europeos ese medio de transporte sigue creciendo
El DF, con la infraestructura para regresar a los tranvías
Ampliar la imagen La ciudad de M�co hac�1930 en la antigua calle de San Juan de Letr� hoy Eje Central. Los tranv� a�sputaban los espacios viales de una ciudad donde empezaba a dominar el autom� FOTO Hugo Brehme
Hoy, en tiempos inaugurales de impactantes vías elevadas y novedosos metrobuses para la ciudad, bien vale la pena hacer una reflexión sobre los tranvías, evocadores y eficaces transportes colectivos suprimidos por la modernidad y la posmodernidad que hoy nos envuelven.
¿Quién no recuerda los tranvías que circulaban hace pocos años por la ciudad ? Con su lento caminar y durante casi todo el siglo XX, unieron el Centro Histórico con La Villa, Tlalpan, Azcapotzalco, San Angel, Tacuba, Tacubaya y muchas colonias más, como la Guerrero, Santa María la Rivera, Roma, Del Valle y Popotla. Hoy ya no existen en esta enorme urbe, y en contraste, en muchas otras grandes ciudades del mundo, como Berlín, Viena, Estambul, Copenhague, Lisboa y Tokio, los tranvías siguen transitando, e inclusive, creciendo.
¿Por qué su desaparición en el Distrito Federal? Más allá de las nostalgias que despierta su memoria, demos aquí un breve repaso histórico de su transitar por la ciudad.
Cómodo y eficaz
Con la inauguración del primer ferrocarril mexicano nació el tranvía, uno de los sistemas de transportación más cómodos y eficaces que ha tenido la ciudad de México. Efectivamente, como parte de la ruta de México a Veracruz, el presidente Ignacio Comonfort inauguró el 4 de julio de 1957 la primera línea a la Villa de Guadalupe. Con ello, como lo ha dicho Alejandra Moreno Toscano, los pueblos de la periferia "se acercaron a la ciudad" y los terrenos intermedios ya valorados, provocaron la expansión de la urbe. Un año más tarde, quedaría conectada Tacubaya y poco tiempo después San Angel y Tlalpan. De acuerdo con las costumbres de la época existían vagones de primera y de segunda, cuyo viaje costaba 25 y 12 centavos, respectivamente. El Zócalo capitalino se convirtió en la "estación" central de los tranvías. Las espléndidas fotografías de Hugo Brehme muestran, hacia principios del siglo XX, la majestuosa plaza llena de tranvías en medio de frondosos árboles.
En enero de 1900 se inauguró el primer tranvía eléctrico a La Villa, y a partir de entonces se "conectaron" Santa María la Rivera, Azcapotzalco y San Cosme. La Compañía de Ferrocarriles del Distrito Federal, una de las más importantes de esa época, contaba con 300 carros de pasajeros y 250 kilómetros de vías. Para 1910 se habían tendido 292 kilómetros de vías y para 1923 sumaban 345, aunque debido al aumento de autobuses desde de la segunda década del siglo XX, la extensión de sus vías permaneció igual e inclusive se redujo al ser suprimidas muchas rutas. Las grandes empresas inglesas, que propiciaron el auge porfirista en la transportación eléctrica, como la Mexico Electric Transways y Compañía Limitada de Tranvías Eléctricos, fueron, junto con las de ferrocarriles, nacionalizadas en los años 40, pero sólo para ser posteriormente arrasadas por las poderosas centrales corporativas que a partir de entonces predominan en el transporte automotor.
La extinción
Al finalizar la década de los 60 la desaparición de los tranvías fue paulatina, principalmente durante la breve regencia de Alfonso Corona del Rosal. Una de las causas fue el "estorbo" que implicaba el tranvía frente al creciente volumen de los automóviles que saturaban rápidamente las modernas vialidades.
Así pasó, por ejemplo, en Insurgentes y en Alvaro Obregón, en esta última circuló hasta los años 70 un antiguo tranvía que se conserva en los talleres de San Andrés Tetepilco. Los últimos tranvías que circularon por la calzada de Tlalpan, de Taxqueña a Xochimilco, desaparecieron en 1984 para ser sustituidos por el tren ligero, sistema que desde sus inicios tuvo inconveniencias técnicas de operación. Las vías visibles hasta hace poco tiempo sobre Paseo de la Reforma en su cruce con Insurgentes y Donato Guerra, fueron cubiertas por gruesas capas de asfalto, y las antiguas vías de la avenida de los Insurgentes quedaron sepultadas por los carriles que se están adaptando para el Metrobús.
Política errónea
Hoy sabemos que la desaparición de los tranvías fue una política errónea, pues sólo brindó mayores ventajas a los vehículos privados y a los microbuses, convertidos hoy en fuente importante de contaminación atmosférica. Sin embargo, aún es posible corregir el error. Hace 15 años quien esto escribe consideró una equivocación haber suprimido los tranvías, a pesar de ser eficientes y anticontaminantes, y propuso "(...) reanudar el servicio aprovechando las vías existentes" (Transporte y contaminación en la ciudad de México, CECODES, 1989, página 321).
Los 345 kilómetros de vías construidos hasta los años 30 se encuentran intactos, aunque la mayoría están cubiertos por el asfalto; algunos tramos son visibles aún en las calles de Lucas Alamán y Morelos (Centro Histórico); Carpio, Fresno, Amado Nervo, González Martínez, Eligio Ancona y Díaz Mirón (Santa María la Rivera); Mar Mediterráneo, Mar de Java, Mar Egeo, Nilo y calzada Azcapotzalco (Popotla-Azcapotzalco); Emperadores (Portales); San Fernando (Tlalpan), y los alrededores de La Villa, entre otras colonias. Dichas vías pueden ser utilizadas y hacer retornar los tranvías a la ciudad.
Con los estudios y adecuaciones necesarias, esas vías podrían servir nuevamente para reinstalar los tranvías y convertirlos en un transporte complementario, utilizándose principalmente al interior de los barrios y colonias. Volver a los tranvías permitiría contar con un transporte eléctrico eficiente y cómodo, logrando ahorros substanciales en los presupuestos públicos y, además, reducir la contaminación ambiental.
No sólo de viaductos, ejes viales y dobles pisos vive la ciudad. Según cuenta don Lino Lebrija, cronista de Churubusco, en 1886 el periódico La Ilustración describía así el ambiente alrededor de los tranvías:
Las seis...¡comienza el trajín!
Ya los tranvías
invadiendo la ciudad.
En direcciones distintas;
empezando el movimiento,
los vagones de La Villa,
Tacubaya, Tlalnepantla,
Tlaxpana y Santa María,
San Angel, Atzcapotzalco,
Peralvillo, Buenavista,
Los Angeles, La Piedad,
Tlalpan, Belén y La Viga,
La colonia Arquitectos,
San Lázaro a la Garita,
la colonia Guerrero,
y otros diversos tranvías
que van haciendo su agosto
de público a las costillas;
es verdad que en el progreso
mucho el ramo significa,
y que el público también,
sus favores utiliza...