Usted está aquí: lunes 21 de febrero de 2005 Política Señalan falta de apoyo gubernamental a la ingeniería aeronáutica del país

Los egresados de esa carrera han tenido que desempeñarse en la industria automotriz

Señalan falta de apoyo gubernamental a la ingeniería aeronáutica del país

JOSE GALAN

La falta de interés del gobierno federal en las pasadas décadas por impulsar la industria de la aviación no ha sido obstáculo para que la carrera de ingeniero en aeronáutica, impartida por el Instituto Politécnico Nacional (IPN), se haya consolidado a lo largo de sus 68 años de historia.

Los egresados de esta especialidad no sólo brindan mantenimiento a todas las aeronaves en territorio mexicano, sean de líneas comerciales o de carácter privado, sino también incursionan con éxito en la industria automotriz, e incluso su influencia llega hasta la fuerza aérea de Estados Unidos y la NASA.

Pero los responsables de la carrera esperan aún que las autoridades establezcan una política de compromiso y respaldo para impulsar esa industria, para dejar de adquirir tecnología en muchos casos obsoleta. México, advierten, puede producir piezas y diseños para participar en proyectos de envergadura; sólo se requiere visión de Estado.

Rubén Pardo, jefe de la carrera de ingeniería aeronáutica, que se imparte en la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME) unidad Ticomán, sostiene que todo el personal a cargo no sólo del mantenimiento de aviones sino de responsabilidades en aeropuertos o en la Dirección General de Aeronáutica Civil o en el Servicio para la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano es egresado de la carrera, "excepto cuatro personas de la única generación de la UNAM dedicada a la aeronáutica en la década de los 50".

Se trata de una carrera que incluye diseño y aerodinámica, ingeniería térmica y de estructuras, ingeniería eléctrica y electrónica, navegación aérea, operaciones aeronáuticas, operación de aeropuertos, materiales compuestos y tecnología. Y los recursos humanos generados por el IPN prácticamente hacen funcionar el transporte aéreo en el país.

Pero no hay trabajo para todos en ese campo. En México, como ya se dijo, no hay plantas de construcción de aeronaves. Por ello, muchos ingresan en el sector automotriz, "con el que hay grandes similitudes", agrega Rubén Pardo. "Trabajan en diseño de elementos o sistemas automotrices. Muchas de las cosas que se desarrollaron en la aviación ahora se aplican a los vehículos, como sistemas electrónicos o sistemas antibloqueo de frenos".

El jefe del departamento de Vinculación de la ESIME, Sergio Rivera Vega, revela que algunos egresados también han participado en proyectos hacia el espacio, sobre todo cuando nació, en la década de los 60, la Comisión Nacional del Espacio Exterior -de corta vida-, y en la década de los 80 participaron en los proyectos satelitales Morelos y posteriormente Solidaridad, principalmente a cargo del diseño estructural de los satélites.

Pero a partir de la década de los 90, y con la llegada a México de grandes empresas de todo el mundo dedicadas al diseño automotriz, se abrieron nuevas fuentes de empleo para ingenieros en aeronáutica. Por ejemplo, la planta de diseño de la firma estadunidense General Motors cuenta con cerca de 500 ingenieros dedicados exclusivamente al diseño de autopartes. De ellos, 70 por ciento son egresados del Poli, y de esa suma 40 por ciento estudiaron ingeniería aeronáutica.

Por otra parte, también ha crecido el número de empresas que prestan servicios de mantenimiento de tecnología. Por ejemplo, en Querétaro existe una filial de la firma General Electric que da servicio a compañías aéreas. La compañía American Airlines realiza un monitoreo en tiempo real de los motores de sus aviones en pleno vuelo de Nueva York a Los Angeles, datos que son enviados a esa compañía en Querétaro, donde los datos son analizados por ingenierios aeronáuticos egresados del IPN, quienes programan el mantenimiento que se dará al avión cuando llegue al aeropuerto.

General Electric tiene también el proyecto de establecer una factoría de turbinas vectoriales para la Marina estadunidense, además de diseñar partes de los aviones de combate.

Y para no quedarse de brazos cruzados ante la falta de aliento del gobierno federal a la industria aeronáutica nacional, en esa carrera del IPN existe el proyecto de participar en el sector de aerogeneradores, esos molinos de viento destinados a generar electricidad como parte de las fuentes alternas de energía. La tarea consistiría en diseñar y construir palas y rotores para las máquinas. Se trata de la llamada energía eólica.

Los expertos del Politécnico atribuyen, por otra parte, la carencia de proyectos aeronáuticos factibles de realizar para labores específicas -como aviones fumigadores o cisternas para combatir incendios forestales- a la "brusquedad en los cambios sexenales".

Rubén Pardo sugiere que cuando el gobierno federal adquiera equipo militar del extranjero, debería solicitar intercambio de tecnología al proveedor para su uso civil y aplicación en México. "Una propuesta sería otorgar mantenimiento a los aparatos extranjeros, como se hizo en España, donde empezaron a mantener en buen estado los aparatos estadunidenses estacionados en bases instaladas en la península ibérica, y de allí surgió la industria aeronáutica española, que ahora participa de gran forma en proyectos como el Airbus o los experimentos espaciales de la Unión Europea."

De hecho, en nuestro país si alguien diseña y construye un avión no cuenta con un procedimiento jurídico para certificarlo ante autoridades aéreas nacionales. "Puedo inventar un avión, diseñarlo, construirlo y echarlo a volar, pero la autoridad no tiene ningún procedimiento para otorgar la certificación", añadió.

 
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