BAJO LA LUPA
Alemania se rebela contra Bush y la OTAN
NO PUDO HABER peor momento sicológico que la entrada en vigor del Protocolo de Kyoto, que coincide trágicamente con el periplo de Baby Bush, un torturador del medio ambiente por antonomasia (debido a su amasiato con las trasnacionales texanas que rehúsan pagar tanto los daños que provocaron en la biosfera como su cuota de permanente depredación global), para intentar reconciliarse con la "vieja Europa". En ese continente (incluyendo Gran Bretaña), el Protocolo de Kyoto y el Tribunal Penal Internacional (TPI), despreciados por el bushismo unilateral, forman parte de una agenda civilizatoria de alcance universal que desconoce la barbárica petrocracia texana.
JOHN STANTON DESCRIBE correctamente en su reciente libro, EU 2004: una potencia; no una superpotencia, que Estados Unidos (EU) y su población viven con base en mitos e ilusiones, por lo que se encuentran en guerra consigo mismos y con el resto del planeta, lo cual parece ser reafirmado por la brutal admisión del español Javier Solana, jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), de que Washington "nunca" (sic) aceptaría la jurisdicción del TPI: "los sentimientos son muy profundos en EU de que sus conciudadanos no puedan ser juzgados en un tribunal que no sea estadunidense" (Al Jazeera/16 febrero/05).
¿BAJO QUE PRECEPTO sagrado Baby Bush se arroga el poder unilateral de juzgar en forma unidireccional a los demás? ¿Bajo qué designios divinos se transformó EU en un país inimputable? Los unilateralistas bushianos (1.5 por ciento electoral de los moradores de la biosfera, si excluimos a sus opositores domésticos), que hasta donde nos quedamos provienen del Viejo Continente y del Medio-Oriente de esta vía láctea, ¿tendrán una configuración genética diferente a los demás habitantes del planeta, incluyendo a sus mismos antecesores europeos? ¿Qué tipo de mutación cerebral se habrá gestado en el selecto bushismo teológico y biológico para pretender gozar de omnisciencia ambiental, inmanencia filosófica, inimputabilidad legal e inmunidad económica que ejercen contra los seres vivientes de la creación?
EL CENTRO DE PENSAMIENTO militar europeo De Defensa (17 febrero 05) exhibe los antagonismos cosmogónicos entre EU y Europa, que van más allá del pleito por el reparto del petróleo de Irak a lo que pretende reducirlos Baby Bush: "en todos los ámbitos y circunstancias, las reacciones son más que diferentes, opuestas (....) y se pueden volver antagónicas. ¿En nombre de qué se persiste en afirmar la alianza fundamental entre EU y Europa? ¿En nombre de qué 'valores'? ¿Cuáles 'valores', cuando existe tanta oposición de manera tan categórica?"
EL VERDADERO "CHOQUE de civilizaciones" no está en Bosnia ni en Irak; la colisión cosmogónica es frontal entre el bushismo unilateral y la UE, ya no se diga la barbarie de la petrocracia texana frente a Rusia, China, India y Brasil, para no perder de vista al incipiente orden hexapolar. Tenemos mucho cuidado en descontar a los partidarios de John Kerry y Ralph Nader, 49 por ciento del electorado nada despreciable en EU, quienes profesan una agenda más universalista y menos depredadora.
DURANTE LA CONFERENCIA número 41 de Munich sobre seguridad, un foro del más alto nivel militar, el canciller alemán Gerhardt Schroeder desató una verdadera tempestad con su intervención (leída por su ministro de Defensa, Peter Struck) al solicitar la "instalación de un grupo de concertación de alto nivel, en el que EU y Europa discutirían los problemas no militares", además de solicitar su ingreso al Consejo de Seguridad de la ONU. Schroeder lanzó una bomba que sigue reverberando sobre las relaciones actuales en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que "no hacen justicia a la importancia creciente de la UE ni a las nuevas demandas (sic) de cooperación trasatlántica".
EL REDUCCIONISMO HIPER-MILITARISTA de la OTAN, dominado por el unilateralismo bushiano, ha impedido el sano intercambio de opiniones, que ha fracturado a la alianza trasatlántica, además de la invasión ilegal a Irak, punta del iceberg de serios diferendos internos y de la falta de respeto consultivo del bushismo unilateral hacia sus anteriores aliados. Peter Schwarz sintetiza que "Schroeder pide un papel de potencia mundial para Alemania (WSWS/18 febrero/05)". Después de citar al periódico alemán Suddeutsche Zeitung -"nunca existió mayor armonía superficial en una conferencia sobre seguridad"-, critica la modalidad impuesta por la "ofensiva de encanto" de Condi Rice en su periplo previo, "quien cedió en la forma sobre el tono y la consulta mutua, pero sin ninguna concesión en términos de la actual política de EU". La tensión entre Bush y Schroeder sobre Irak se ha profundizado ahora con relación a Irán: "la verdadera prueba de ácido de las relaciones trasatlánticas", a juicio de Angela Merkel. Schoerder desea una solución diplomática hacia Irán, al que habría que "otorgar legítimas garantías en su seguridad", lo cual choca con el abordaje militarista de Baby Bush. Según Schwarz, "Schroeder criticó abiertamente a EU", lo cual en época electoral en Alemania reditúa enormes dividendos. Su crítica "fue enfocada exclusivamente a la falla de Washington para tomar en cuenta en forma suficiente los intereses de Europa y Alemania" (su motor económico). El abordaje de Schroeder es muy lúcido y va en la corriente histórica de la hexapolaridad, el antídoto del unilateralismo bushiano: "en años recientes se han generado malos entendidos, lastres, desconfianza, aun tensiones a través del Atlántico (....) y han emergido debido al ajuste de una realidad que cambió y que no ha sido suficientemente validada". En forma elegante, Schroeder explayó la nueva geopolítica en la que Europa no teme más un ataque militar en sus fronteras, por lo que la presencia de tropas estadunidenses carece la "prioridad en la seguridad de los tiempos previos (...) Los desafíos estratégicos radican hoy más allá de la antigua asistencia mutua de la zona del Tratado del Atlántico Norte". China e India, "dos nuevos poderes mundiales, se están desarrollando, cuyo peso no solamente configurará sus propias regiones, sino también la política mundial en su conjunto. Los enemigos no son únicamente estados-fracasados con un territorio distintivo, sino los nuevos riesgos globales". En la genealogía estratégica de Bismarck, la nueva cosmogonía de Schroeder se orienta más hacia Eurasia (el antitodo de las potencias marítimas mercantiles anglosajonas), lo cual colisiona con la visión pueril de Donald Rumsfeld, el polémico secretario del Pentágono responsable de las torturas de Abu Ghraib, quien aseveró en Munich que la OTAN "es la mejor (sic) alianza (sic) en la historia (sic) del mundo", y reiteró que para EU "la misión determina la coalición, y no la coalición la que marca las misiones" -una fórmula sofista que justifica los actos unilaterales que justamente irrita a los gigantes europeos.
EL PERIODICO GAULLISTA Le Figaro, después de apoyar la visión euroasiática de Schroeder, criticó la postura de Rumsfeld: "Washington saltará a la OTAN y procederá como lo hizo en Irak". Por su parte, Martin Winter, del periódico The Frankfurter Rundschau, destaca los "conflictos económicos entre EU y Europa -acceso al petróleo y al gas, así como a otras materias primas; la lucha por los mercados y la mano de obra barata, y la competencia entre el dólar y el euro-, que constituyen la fuente de la raíz de conflictos trasatlánticos que continuarán inevitablemente desarrollándose y alimentando los conflictos militares en el mundo".
EN VISPERAS DE la relevante conferencia de Munich, el muy influyente israelí-canadiense-estadunidense David Frum, aliado de Richard Perle y biógrafo de Baby Bush, que acuñó el dislocado "eje del mal", aborda en forma cruda "el fin del asunto trasatlántico" y sus "verdades ominosas" (Financial Times/30 enero/05). Comenta que "aun cuando son enfrentadas con evidencias, a las elites políticas tradicionales de EU les es muy difícil admitir que las cosas cambiaron con la vieja alianza". Según Frum, en el contexto del "amplio cambio geopolítico" que se generó con el derrumbe soviético, Alemania considera haber adquirido un "estatuto igual a EU, Rusia y China", para tener su asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, lo cual representa un "hecho colosal". La primera "tarea dolorosa" que tiene que enfrentar la administración Bush es que "Europa se ha alejado de EU", ante lo cual "los estadunidenses pueden hacer muy poco", y la segunda "tarea interesante" consiste en "diseñar nuevas políticas para enfrentar esta realidad". Como buen bushiano, Frum considera que Alemania, al igual que Francia, "no trata en igualdad de condiciones al resto de los países europeos", lo que pudiera aprovechar EU para crear un "foro informal de países democráticos" (sic) por "fuera de la ONU", y concluye que "cualesquiera que sean las medidas que adopte EU, el mundo llegó a un punto de inflexión y es tiempo que Washington se dé cuenta de ello". Se sustenta lo expresado por Bajo la lupa: como mecanismo sicológico de defensa muy comprensible, EU padece una clásica "fase de negación" inherente al "síndrome de estrés postraumático", producto de su decadencia acelerada.
DESCONTANDO EL SUBREPTICIO eje estratégico financiero-energético entre Alemania y Rusia (otra tesis de Bajo la lupa, dicho sea con humildad de rigor), si en esta etapa de la humanidad la geoeconomía marca los senderos de la geopolítica, entonces no hay que asombrarse de que Alemania, sumada de Francia (y, en fechas recientes, por la península ibérica), haya adoptado la visión euroasiática de mayor beneficio en los intercambios complementarios con el triángulo geoestratégico conformado por Rusia, China e India, en detrimento de EU, que aceleró su decadencia en la fase aciaga del bushismo unilateral. En Munich, el canciller alemán Shroeder sepultó la unipolaridad estadunidense y se pronunció acertadamente por el nuevo orden multipolar, que no es otro que el orden hexapolar que comienza a tomar vuelo.