Usted está aquí: sábado 19 de febrero de 2005 Política Hoy, la persona "quiere hacerse ley a sí misma", acusa Berlié

Jerarcas católicos condenan falta de respuesta a injusticia, inseguridad e impunidad

Hoy, la persona "quiere hacerse ley a sí misma", acusa Berlié

ALMA E. MUÑOZ

Los jerarcas católicos Renato Ascencio León y Emilio Berlié Belaunzarán condenaron en sus mensajes de cuaresma la falta de respuesta para enfrentar dificultades de injusticia, inseguridad, impunidad y corrupción prevalecientes en el país. Denunciaron que la historia humana se desenvuelve en un marco de violencia, sufrimiento, destrucción del equilibrio ecológico y de los principios y valores que dan dignidad a la existencia.

Por separado, los prelados impulsaron la urgencia por alcanzar justicia, paz, vida, perdón y gracia. El reto -expresó Berlié, arzobispo de Yucatán- es combatir la tentación hacia el mal, que incluye la destrucción en los campos de concentración, en las sabanas africanas o de los niños en el seno de su madre. "Pero también hay un daño grave en la esterilización de principios y valores cristianos: se fractura a la persona, se divide la familia, se difunde la droga y el crimen, no se castiga la corrupción, aumentan los suicidios", abundó.

Escala de valores

El obispo de Ciudad Juárez, Ascencio León, pidió a sus feligreses "revisar nuestra escala de valores" porque, consideró, "muchas cosas se han de corregir en nuestra vida personal y familiar, lo mismo que en el ámbito de nuestra sociedad.

"Sabemos -insistió- que no son suficientes las respuestas meramente socio-políticas o sicológicas para enfrentar las dificultades de injusticia, de inseguridad, de impunidad y de corrupción que dominan nuestra vida."

Necesitamos "oír con renovada atención", agregó, la propuesta de Jesucristo y comprometernos más seriamente en su espiritualidad. En tono similar, el arzobispo de Yucatán, Emilio Berlié, lamentó que en estos tiempos la persona "quiere hacerse ley a sí misma, rechazando los dictados de Dios".

Pretenden -dijo- "realizar el deseo ilimitado de vivir en la propia autosuficiencia. La desilusión es tremenda; de pronto se encuentran desnudos, miserables y solitarios en una tierra que se ha vuelto hostil, humillados por la vergüenza y la derrota, amenazados por la muerte, incapaces de controlar sus instintos.

Este "drama" -consideró- propicia que la historia humana se desenvuelva en un "marco de violencia y sufrimientos, injusticia y corrupción, destrucción del equilibrio ecológico y de los principios y valores que dan dignidad a la existencia. El pecado original no sólo está en el inicio de la humanidad, sino se repite su tentación y reto, en cada persona y en cada etapa de nuestra historia", insistió.

 
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