Salvaguardar la producción cultural

Ante la creciente pérdida de conocimiento humano e imposición de un mismo modelo cultural e idiomático, el pasado 31 de enero la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) reunió en París a especialistas de 190 países para discutir un tratado de protección que diferencie los bienes y servicios culturales del resto de las mercancías, en un intento por salvaguardar la producción cultural de muchos países -sobre todo europeos- de la maquinaria estadunidense.

El objetivo es defender los productos culturales (cine, libros, discos y programas audiovisuales) ante la Organización Mundial de Comercio, que junto con Washington busca la eliminación total de barreras comerciales en todos los ámbitos.

En el tema de las relaciones entre el inglés y otros idiomas, algunos académicos miran con desconfianza lo que consideran una amenaza contra el ''equilibrio ecológico de las lenguas". Al respecto, el esperantista británico Charles Durand asegura que la virtual imposición del inglés como lingua franca mundial es una violación a los derechos humanos.

Frente a este escepticismo, académicos mexicanos llaman a la calma y aunque admiten que el inglés tiene una posición hegemónica, eso no significa que el resto de los idiomas vayan a ser devorados o que haya un imperialismo lingüístico.

El crítico literario Antonio Alatorre opina que en la interacción entre idiomas, pasa lo de siempre y no hay por qué angustiarse. ''México depende social, cultural y económicamente de Estados Unidos, y mientras la situación siga, no tiene sentido alarmarse".

Helena Beristáin, doctora en lengua y literatura españolas, define la influencia del inglés como ''necesaria y fatal" y llama a cultivar y preservar el español como un imperio moral.

Fernando Camacho