Comparan este crimen con el del ecologista Chico Mendes
Ordenan detener a tres sospechosos de asesinar a monja estadunidense en Brasil
Belem, Brasil, 14 de febrero. Un juez brasileño ordenó este lunes el arresto contra tres sospechosos de participar en el asesinato de la monja estadunidense Dorothy Stang, de 74 años, quien apoyaba al Movimiento de los Sin Tierra (MST), y que ultimada el pasado sábado de seis balazos en la ciudad amazónica de Anapu, estado de Pará.
La policía de Pará se lanzó de inmediato en búsqueda de los sospechosos, identificados por un testigo, cuyas informaciones llevaron al juez Lauro Alexandrino Santos, a ordenar su captura.
En declaraciones a la televisión brasileña, el testigo -que no fue identificado y está bajo protección del Estado- indicó que los asesinos detuvieron a Stang en una carretera a unos 32 kilómétros de Anapu, y le preguntaron si portaba un arma.
En respuesta, la misionera dijo que la única arma que tenía en su poder era la Biblia, para después sacarla y leerles algunos extractos. Los asesinos aguardaron a que Stang terminara la lectura, y luego le dispararon seis veces: en la cabeza, cuello y en otras partes de su cuerpo.
Este crimen conmocionó a Brasil, ya que la religiosa era una activa defensora de la selva del Amazonas y recibió varias amenazas de muerte atribuidas a madereros de la región.
El asesinato de Stang no sorprendió a sus colaboradores y simpatizantes debido a que Pará es una región conocida por la explotación ilegal de madera, trabajo esclavo, violentos conflictos y sobre todo, impunidad. "La muerte de la hermana Dorothy fue un crimen anticipado", expresó en un comunicado el obispo Jayme Chemello, presidente del Comité Episcopal de Amazonia.
Stang de 74 años, residía en Brasil desde hacía más de 20 años y trabajaba para la Comisión Pastoral de la Tierra de la Iglesia católica, luchaba en favor de la Amazonia y del MST de esa región brasileña.
El ministro de la Secretaría de Derechos Humanos, Nilmario Miranda, identificó a los sospechosos como los pistoleros Uquelano Pinto y José María Pereira y a un tercer hombre, de nombre Amauri Segove Cunha. "La reacción del Estado será implacable", declaró en Sao Paulo el ministro de Justicia, Marcio Thomaz Bastos.
El embajador de Estados Unidos en Brasil, John Danilovich, expresó su confianza en que "habrá una investigación completa y detallada de ese asesinato. La hermana Stang era una persona valiente que amaba al pueblo brasileño", agregó.
Simpatizantes de la misionera se reunieron hoy en una misa en su recuerdo; será sepultada este martes en Anapú, donde trabajó los últimos 20 años.
El asesinato de la monja representó un duro golpe para el gobierno del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, quien recientemente fue criticado por ambientalistas por autorizar a algunas empresas reanudar la tala de árboles en la región, según analistas.
La ministra de brasileña de Ecología, Marina Silva, comparó la muerte de la misionera con la Francisco Chico Mendes, en diciembre de 1988 y afirmó que el gobierno "no retrocederá ni un milímetro" en su proyecto de creación de reservas forestales y continuará recuperando las tierras robadas para entregarlas a la reforma agraria.