Presentaron Las diez mil cosas, nuevo libro del poeta publicado por Ediciones Era
Eduardo Hurtado ''renueva y afirma la noción de poesía lírica'': David Huerta
El autor asume el oficio de escribir como experiencia esencial, dijo Ana García Bergua
Con la participación de los escritores David Huerta, Alicia García Bergua y Carlos Ulises Mata, la noche del jueves se presentó el poemario Las diez mil cosas, de Eduardo Hurtado, publicado por Ediciones Era.
Se trata de un breve volumen cuyo título refiere a la manera como los chinos denominan al mundo, a decir de Huerta, lo que, sumado a sus cualidades sintéticas, lo convierte en una ''poética visión 'microcósmica'".
Si bien el libro aborda desde el discurso poético diversos asuntos del mundo, la atención del poeta recae en la ciudad de Campeche, tierra del origen familiar y donde pasó parte de infancia, así como en la ciudad de México.
''La poesía microcósmica y neoclásica de Hurtado está como esmaltada por los acentos de un oído muy fino y una mirada sabia y estoica. La multitud de los objetos no lo desconcierta ni lo aturde", dijo Huerta.
''Gracias a libros como éste la noción de ''poesía lírica' se renueva y afirma", agregó David Huerta durante la lectura del texto titulado ''El gozo de la mirada estoica".
A la presentación del libro de Eduardo Hurtado, realizada en la Casa del Poeta, asistieron los poetas Juan Gelman y Elsa Cross, así como Federico Campbell.
Asomarse a la vida
Alicia García Bergua leyó el texto ''Ver o no ver, he ahí la cuestión" o ''Una nueva manera de ser nómada" y recordó que el poemario comienza con la sección ''El huésped desconocido", desde la que el poeta ''se asoma a su vida".
Y agregó que desde ahí observa, ''proustianamente", a Campeche como un paraíso perdido, sus aromas, platillos, murallas, el padre presidiendo el banquete familiar, pero también el amor, los celos, las memorias como algo aún más grande de lo que se piensa.
Luego de traer a cuento poemarios anteriores de Hurtado, como Ludibrios y nostalgias, Rastro del desmemoriado, Ciudad sin puertas y Puntos de mira, García Bergua consideró que Las diez mil cosas es un libro ''dedicado a mirarse en el paso del tiempo y a mirar con asombro el camino recorrido".
Ese ''ajuste de cuentas", siguió, conduce al poeta a ''algo que en la madurez va dejando de ser un dilema: la escritura y la experiencia". Y abundó:
''Eduardo Hurtado ha asumido el oficio de escribir como su experiencia fundamental, en el sentido de que la experiencia del poeta no es exactamente esa parte de su biografía o de su vida que, inevitablemente, apuntala las palabras.''
Se trata de ''su vida invertida e impresa en ellas que va de un lugar a otro, del mundo de lo más pequeño a lo más grande, sin que el poeta tenga, al final, que imponer un orden externo o estrictamente personal."
Carlos Ulises Mata leyó el texto ''El mundo finito e infinito de Eduardo Hurtado", y apuntó:
''Las diez mil cosas, más que apertura de derroteros antes inexplorados por su autor, significa para mí la afortunada continuación, y sobre todo el afortunado ahondamiento y maduración de una manera de ver y de decir el mundo que ya anunciaban los poemas veinteañeros recogidos en Sol de nadie."
El nuevo poemario de Eduardo Hurtado "consigue ese estatuto múltiple que el diario puede alcanzar y se logra como un libro excelente a partir de una decisión básica: la apertura de su autor a todos los asuntos que caben en la experiencia, los humanos y los divinos, los del lenguaje y la ciudad, la mujer y las moscas", concluyó Mata, para quien ''El comensal" es uno de los mejores poemas de todo el volumen, ''y quizá de todos los que ha escrito Hurtado".