Muertes militares, la causa
Cuestionan política de seguridad del presidente Uribe
Santafe de Bogota, 11 de febrero. La muerte en los últimos días de 47 militares por comandos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ha puesto en cuestionamiento la política de seguridad del presidente Alvaro Uribe -que le ha atraído algo de popularidad- y de refuerzo a sus aspiraciones releccionistas.
El pasado miércoles la guerrilla sostuvo fuertes combates con el ejército con saldo de 19 soldados y unos 11 rebeldes muertos en el noroeste del país sudamericano, cuyo golpe se hizo patente con la decisión del presidente colombiano de relevar de su cargo al jefe de la brigada en la zona, general Héctor Fandiño, y abrir una investigación para determinar si hubo "responsables" por lo sucedido.
Gracias a la Política de Seguridad Democrática, sobre la base de respaldo en el Plan Patriota, la mayor ofensiva militar contra las FARC financiada por Estados Unidos en las selvas del sur del país, Uribe ha mantenido popularidad superior a 70 por ciento, hecho sin precedentes en la historia de Colombia, que le permite aspirar a un segundo mandato a contar de 2006.
El hecho generó fuerte polémica en Colombia porque va en contravía de la percepción mayoritaria de los ciudadanos -plasmada y difundida en encuestas- según la cual durante los dos años y medio de mandato de Uribe la situación de orden público ha mejorado y la guerrilla se encuentra sitiada políticamente.
"Son hechos militares con significado político que colocan la estrategia de seguridad democrática ante un desafío que no había enfrentado con anterioridad", comentó el diario El Tiempo.
Volver al diálogo y dejar de golpear
El politólogo colombiano John Marulanda maneja la tesis del debilitamiento electoral del mandatario derechista, al señalar que su fracaso "significa que su sucesor, o él mismo, debe abandonar la estrategia militar y dar paso al diálogo".
Para el ex comisionado de paz Camilo Gómez, al frente de frustrados diálogos de paz con las FARC en el anterior gobierno de Andrés Pastrana, "el presidente lidera la política de seguridad pero no asume responsabilidad en los fracasos y los descarga en los generales o en los soldados".
Por u parte, el vicepresidente colombiano, Francisco Santos, tras rechazar las críticas e insistir en que la política del gobierno ha sido "tremendamente exitosa", admitió que "tiene algunos costos", pero en el pasado había ingobernabilidad absoluta en el país con carreteras sitiadas por la guerrilla, y que eso no pasa ahora.
"Son traspiés en un proceso. El gobierno de la república continuará el proceso de erosión de la fortaleza de esos grupos subversivos", dijo desde Bruselas el ministro de Defensa, Jorge Alberto Uribe, al descartar la petición de varios sectores de la sociedad colombiana de que presente su renuncia por las derrotas militares.
Por último, el embajador colombiano en Washington, Luis Alberto Moreno, estimó que los reveses militares no afectan el respaldo de Estados Unidos a la lucha antiterrorista de Uribe. De hecho, Colombia ha recibido unos 3 mil millones de dólares desde 2000 del Plan Colombia, un programa militar estratégico.