Sepultan a Manuel Hidalgo, líder de la Casa del Pueblo
La lucha por la tierra aún genera muertes en Chiapas, dicen tzotziles
Venustiano Carranza, Chis., 10 de febrero. La lucha por la tierra sigue dejando en Chiapas una secuela de muertes, violencia e injusticias, consideraron miles de indígenas tzotziles durante la ceremonia de entierro de su compañero Manuel Hidalgo Espinoza, uno de los máximos dirigentes de la organización campesina Casa del Pueblo.
El líder campesino, ultimado la mañana del miércoles, mantuvo durante décadas una lucha activa en favor de los comuneros de su región, lo que le valió diversas amenazas de muerte.
"Manuel fue hijo de un peón acasillado, su papá fue prácticamente esclavo de los caciques de Carranza, y murió tan pobre como nació. El campesino decidió entonces luchar por un futuro mejor para él y su descendencia; se enfrentó a cuantos quisieron quitarle el pedazo de tierra comunal que, luego de décadas de querellas, logró denfender en favor de su pueblo", señalan quienes lo conocieron.
"En al menos dos ocasiones pisó la cárcel, acusado de delitos derivados de su lucha por la tierra. En 1984 Amnistía Internacional lo declaró preso político. Hoy, ya muerto, las autoridades siguen ensañándose con él, diciendo que era prófugo de la justicia, un delincuente", remembraron ante su cuerpo tendido en la sala principal de la llamada Casa del Pueblo.
La Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) lo señala como presunto responsable de los homicidios de ocho personas, ocurridos en abril de 2001 en el predio Multajiltic.
Rosa, su mujer, y sus seis hijos lloran sin tapujos su muerte. Son personas sencillas, vestidas de forma humilde. Nada que indique que las décadas de lucha hayan mejorado su presente.
Alrededor de Manuel Hidalgo Espinoza se encuentran cientos de indígenas dedicados a la siembra de caña. Atrás las fotos de otros como ellos. Unas 50 imágenes a las que hoy se les unió la de Manuel. Son los rostros de los caídos en la lucha, los que murieron asesinados, los que aún se encuentran desaparecidos.
Al cabo de un rato sacaron el féretro del campesino, lo llevaron por el pueblo entre lamentos y consignas contra el gobierno y los caciques, ra quienes consideran culpables de la muerte de su compañero.
Denunciaron que la ejecución de Hidalgo Espinoza "no es un hecho aislado", como intenta dar a conocer el gobierno estatal por medio de la procuraduría, "pretendiendo ridiculizar su muerte con el argumento de que falleció debido los influjos del alcohol y disfrazado porque andaba de fiesta en el carnaval".
Dijeron que al gobierno estatal no le basta con tener presos a los hermanos Mario, Enrique y Alberto de Jesús Coutiño Morales, y a otro de los líderes de la Organización Campesina Emiliano Zapata (OCEZ), Angel Hidalgo Espinoza, sino que ha emprendido una campaña de acoso, hostigamiento y persecución contra sus dirigentes en los pasados cuatro años.
Los comuneros trasladaron el cuerpo de Hidalgo Espinoza a la iglesia, para después llevarlo al panteón municipal, donde descansan sus otros casi 50 compañeros de la OCEZ que han muerto en los pasados 35 años.
El cuerpo de Manuel Hidalgo Espinoza, de 42 años de edad, presentaba un impacto de proyectil de arma de fuego, calibre 22, en el pómulo izquierdo, y en la escena del crimen se encontraron dos casquillos percutidos y un cartucho útil del mismo calibre.