La isla es un gran mercado y los "burócratas" del Ejecutivo no lo cerrarán, dicen
Legisladores de EU buscan consolidar las relaciones comerciales con Cuba
Proponen una ley que facilite la exportación de productos del agro a La Habana
Nueva York, 10 de febrero. La secretaria de Estado (Condoleezza Rice) podrá decir todo lo que quiera sobre Cuba y afirmar que es una "tiranía", pero senadores republicanos y demócratas desean asegurar que las crecientes relaciones comerciales con la isla no sean interrumpidas por asuntos secundarios como la política oficial de la Casa Blanca.
Esta semana unos 20 senadores de ambos partidos, encabezados por los republicanos Larry Craig, de Idaho, y el presidente del Comité de Relaciones Exteriores Dick Lugar, de Indiana, presentaron un proyecto de ley para garantizar y facilitar la venta de bienes agrarios estadunidenses a Cuba.
La propuesta Ley de facilitación de exportación de productos agrarios de 2005 busca asegurar que el Departamento de Tesoro y otras agencias del Ejecutivo no obstaculicen el comercio con Cuba mediante la imposición de nuevas medidas que complican el pago de las exportaciones. El proyecto, por lo tanto, permitirá transferencias directas de banco entre Cuba y Estados Unidos, y el pago de exportaciones una vez que los productos salgan de los puertos estadunidenses. El Tesoro estaba considerando imponer regulaciones de pago por anticipado y continúa obligando a Cuba a pagar a través de terceros países.
Además, la propuesta también busca permitir visitas de cubanos para el propósito de comercio, inspección de productos y plantas y otras actividades relacionadas con compra de productos agrarios en Estados Unidos, y también otorgar permisos para visitas de negocio de estadunidenses para realizar tratos y acuerdos sobre contratos y compras.
"Si no tomamos acción ahora para mejorar el funcionamiento de la ley y ayudamos a facilitar nuestro comercio, cederemos parte del mercado a la Unión Europea, China y otros... (y) el pueblo estadunidenses y el granjero estadunidense no toleraran el dominio extranjero de un mercado dispuesto a 90 millas de nuestras costas; y no lo deberían de hacer", declaró el senador Craig, y advirtió que no dejará que "unos burócratas" del Ejecutivo logren entorpecer este negocio.
Desde el comienzo del comercio agrario con la isla en 2002, las compras de Cuba a Estados Unidos han superado mil millones de dólares, según autoridades cubanas, reportó recientemente la agencia Reuters. El año pasado Cuba compró más de 360 millones de dólares en productos agrarios estadunidenses, de acuerdo con cifras de la organización US Cuba Trade and Economic Council que monitorea y promueve comercio entre ambos países.
Esta iniciativa manifiesta nuevamente el enfrentamiento entre legisladores de estados agrarios, incluyendo republicanos, contra el gobierno de Bush que ha buscado limitar y reducir el flujo comercial y obstaculizar cualquier ampliación de las relaciones entre ambos países. Como declaró el senador Lugar ayer: "La proximidad geográfica de Cuba a Estados Unidos la hace un mercado importante para los exportadores estadunidenses. Este proyecto de ley mantendrá los beneficios económicos significativos no sólo para los granjeros de mi estado de Indiana, sino para los granjeros de este país". Otros senadores que patrocinan la iniciativa incluyen a los republicanos Chuck Hagel de Nebraska, Pat Roberts de Kansas y Jim Talent de Missouri, y a sus colegas demócratas Max Baucus de Montana y Byron Dorgan de Dakota del Norte, entre otros, todos de estados agrarios.
Otros representantes gubernamentales y del sector privado continúan buscando ampliar relaciones comerciales con la isla. La gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, viajará a Cuba en marzo, mientras que empresarios de Carolina del Sur buscan concretar negocios acordados en una visita que realizaron recientemente, entre otros, reporta el US Cuba Trade and Economic Council.
Así, a pesar de los comentarios de Condoleezza Rice, secretaria de Estado, y otros funcionarios del gobierno de Bush en el sentido de que Cuba es una "tiranía", existen consideraciones más pragmáticas que impiden que la Casa Blanca logre imponer un consenso sobre el asunto, aun entre los políticos de su mismo partido.