¿LA FIESTA EN PAZ?
Frente al coloniaje
Leonardo Páez
Y DE UNA década para acá la misma fecha sirve para montar un mitotero cuanto infamante escenario al coloniaje taurino más vergonzoso que haya conocido la historia contemporánea del toreo en México, con dos figuras españolas y dos comparsas mexicanas, una de las cuales suele ser un rejoneador, con lo que la imaginativa empresa cubre el impreciso artículo 47 de la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos en el Distrito Federal, que ordena que 50 por ciento de los integrantes de todo cartel deben ser mexicanos. A este paso, poco falta para que tan molesto porcentaje lo cubra la empresa con un enano torero y un monosabio con sendos becerros.
¿COMO HA SIDO posible que también en materia taurina México haya regresado al periodo en que estuvo sometido a la corona española a lo largo de tres centurias? Gracias a la torpe labor del acomplejado neocolonialismo que hace 12 años define a los autorregulados promotores de la Plaza México, incapaces de hacer figuras mexicanas -y junto con éstos las autoridades-, la sometida Asociación Nacional de Matadores, la crítica especializada en alcahuetear y un público tan desinformado como relajiento que cada año sueña con ser parte de la historia, siquiera sentado en una plaza de toros luego de pagar por una función a la altura de su apatía, con impunes aumentos hasta de 30 por ciento en el precio de las localidades. No, no es que cada país tenga la fiesta de toros que se merece; tiene la fiesta y la imaginación y el gobierno y la sociedad que puede tener.
POR ELLO FUE motivo de profunda emoción asistir el pasado viernes a la Casa de Coahuila en el Distrito Federal, donde se rindió sentido homenaje a los matadores de toros coahuilenses Juan y Fermín Espinosa, Héctor Saucedo, Oscar Realme, Ricardo Castro, Armando Rosales El Saltillense, Valente Arellano, Aurelio Mora El Yeyo, Arturo Gilio y Jorge de Jesús El Glison, no por destacados menos desaprovechados.
UN SOLIDO INSTRUMENTO en contra de las postraciones taurinas de los mediocres lo constituye la recién creada Federación de Aficionados, Peñas y Agrupaciones Taurinas de México, AC, fundada el pasado noviembre en San Luis Potosí con unas 20 peñas, y que durante su primera Convención Nacional Taurina, efectuada en la ciudad de México los días 3, 4 y 5 de febrero, informó de nuevas afiliaciones cercanas al medio centenar de peñas de diferentes municipios. Si profesionales y autoridades no han sido capaces de sacar al toro del hoyo en que lo metieron, la sociedad civil parece dispuesta a actuar en ese sentido. ¡Enhorabuena!